La participación extranjera en el desarrollo del turismo cubano

Por Miguel Alejdro Figueras  (Progreso Semanal)

HAVANA TIMES – En los años noventa, seleccionar el turismo internacional como una de las ramas principales que sostendrían la economía cubana fue una gran audacia, a pesar de que el contexto era extremadamente adverso para Cuba.

El desarrollo del turismo internacional ha aportado entre 50 y 55 mil millones de pesos en moneda convertible en las últimas tres décadas (1990 – 2019). En esos treinta años, de los ingresos captados por diversas fuentes —exportaciones, remesas, servicios médicos en el exterior, etc.— uno de cada cinco pesos en moneda convertible los aportó este sector económico.

En su transformación y crecimiento, el turismo internacional ha facilitado la creación de 300 mil empleos, en el propio sector y también en ramas vinculadas, tanto en la esfera estatal como en la privada. En esos años, 60 millones de personas han visitado Cuba, la mayoría como turistas y han conocido realidades sobre esta nación y su pueblo. Nuevas áreas, como son los paradisíacos cayos y el norte de Holguín, se han integrado activamente al país y a su sociedad.

En vísperas del derrumbe del socialismo en Europa, las condiciones para el turismo internacional no eran favorables. El 65 por ciento del mercado del Caribe se componía de turistas de Estados Unidos que no podían visitar Cuba y solamente doce líneas aéreas volaban al país. Por su parte, el entonces presidente norteamericano Ronald Reagan promovía las mayores dificultades para la Isla con su equipo anticubano, dando su pleno apoyo para crear la Fundación Cubana Americana y financiando Radio y TV Martí como armas de la guerra radioelectrónica. Su Vicepresidente George Bush presionaba al Presidente Gorbachov para que eliminase la ayuda militar y económica a Cuba. El Consejo de Seguridad de Estados Unidos y la CIA ideaban además todo tipo de operaciones anticubanas en el sistema bancario internacional.

De nuestro lado, algunos dirigentes en el seno del gobierno cubano eran opuestos al desarrollo del turismo internacional. No obstante, el estado había dado la indicación de regresar a Cuba a las empresas cubanas que construían en África, las cuales fueron concentradas en Varadero, al tiempo que se construían los pedraplenes para vincular los bellos cayos del norte central con la mayor de las islas.

En esos momentos las fuerzas armadas cubanas comenzaron a racionalizar sus organizaciones y en algunos casos iniciaron el desarrollo de instalaciones turísticas, especialmente en Holguín.

Una decisión estratégica e inteligente fue abrir las nuevas oportunidades que se creaban a las hoteleras internacionales, que tenían fuertes lazos operativos con los grandes turoperadores y las líneas aéreas.

Indiscutiblemente avanzar sin temor en la suscripción de contratos de administración hotelera desde 1989 fue una política acertada, exitosa, que brindó altos beneficios a Cuba. Pero ha resultado beneficiosa también para las cadenas extranjeras de gestión hotelera.

El país adquirió, en breve plazo, conocimientos y habilidades de administración hotelera, transmitidos por las gestoras extranjeras. Sus ofertas se dieron a conocer por medio de los canales de promoción y ventas de las gestoras y las enormes redes de agencias de viajes vinculadas a los grandes turoperadores, estrechamente relacionadas con las cadenas hoteleras internacionales y el establecimiento de nuevos vuelos de compañías de aviación. Actualmente 68 líneas aéreas internacionales enlazan a Cuba con 70 ciudades en el mundo.

A lo largo de 29 años de ejecutar exitosamente la política de contratos de administración, en Cuba se suscribieron más de 300 contratos. Algunos hoteles han funcionado bajo cinco o seis diferentes contratos de administración, con los respectivos cambios de gerencias extranjeras. Algunas hoteleras entran a Cuba, gestionan un tiempo y se retiran.

Parte de los recursos para la inversión en el sector turístico se han obtenido por créditos internacionales a las entidades cubanas, respaldadas por las cadenas internacionales que operan en Cuba. Esto ha sido una práctica positiva desde que comenzó este proceso inversionista. Recientemente se dieron a conocer dos grandes créditos para la reparación general de los hoteles Habana Riviera y Habana Libre.

En 29 años se invirtieron más de 5 000 millones de pesos en nuevos hoteles. La inversión extranjera aportó una modesta parte, el 4 por ciento. Si se agrega toda la inversión en infraestructura, en la cual no hubo participación foránea, se puede precisar que la inversión extranjera ha financiado el 2 por ciento de toda la inversión turística. La casi totalidad de la inversión hotelera fue financiada con fuentes cubanas.

Erróneamente se cita al turismo como uno de los sectores que ha recibido mayor volumen de inversión extranjera. Las cifras citadas muestran el poco peso que han tenido los flujos de inversión extranjera para desarrollar el turismo internacional en Cuba. Algunos de los inversionistas extranjeros que aportaron al inicio, posteriormente vendieron su participación a otras entidades extranjeras.

En mayo de 2017, durante la Conferencia Sudamericana de Inversión en Hotelería y Turismo, celebrada en la Habana, se conoció que CUBANACAN (grupo hotelero cubano) tenía en proceso nueve empresas mixtas. Pero hasta el momento no existe información sobre la entrada en funcionamiento de alguna de ellas.

También, desde hace 10 años el Gobierno cubano instruyó al Ministerio de Turismo que avanzase en la creación de empresas mixtas en las cuales se combinasen inversiones de desarrollo inmobiliarios con modernos campos de golf. No se ha podido construir ninguno de esos proyectos. Ha sido necesario eliminar obstáculos de la legislación cubana sobre propiedad de la tierra y otros temas relacionados. Así, se encuentran aún en proceso de negociación cinco o seis empresas mixtas en complejos de golf.

Desde los años noventa se han realizado asociaciones mixtas temporales con empresas constructoras extranjeras para hacer nuevos hoteles. Como se conoce, al inicio fue necesario utilizar proyectos extranjeros, por desconocimiento de los requisitos para los hoteles en un ámbito tan competitivo. Según se adquirieron experiencias y conocimientos, las nuevas inversiones se hicieron con proyectos nacionales elaborados por empresas de arquitectura e ingeniería cubana.

No se conoce con exactitud la inversión extranjera en el sector privado (por familiares y amigos en el exterior, así como socios extranjeros no declarados). Teniendo en cuenta la calidad de las habitaciones de alquiler —en 2019 eran 26 224 habitaciones privadas—, los bien dotados restaurantes privados y los cientos de automóviles reconstruidos, un cálculo muy tentativo de expertos en la materia sitúa esa inversión en una cifra cercana a los 500 millones de pesos convertibles. O sea, el doble de la inversión extranjera en el sector estatal.

No obstante, la participación extranjera en el desarrollo del turismo internacional en Cuba ha tenido gran importancia en cuatro aspectos:

  • En la administración de hoteles
  • En créditos extranjeros recibidos por la parte cubana.
  • En algunas construcciones
  • En la promoción turística, utilizando las redes de los grandes turoperadores y de las cadenas hoteleras.

El financiamiento del desarrollo turístico de estas tres décadas se ha hecho, en su casi totalidad, con recursos nacionales. El rendimiento y buenos resultados de esas inversiones califican de buenas aquellas decisiones tomadas, cuando las condiciones externas eran malas e insuficiente la infraestructura turística.
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Nota: Miguel Alejandro Figueras es Doctor en Ciencias Económicas, investigador y Profesor Titular de la Universidad de La Habana. Fue distinguido con el Premio Nacional de Economía en 2007.