La lógica de Cuba: No es para entenderlo

Por Jesús Arencibia  (El Toque)

Panadería cubana en tiempos de poca harina.  Foto: Alba León Infante.

HAVANA TIMES – Mi esposa llama desde Holguín: “Cuando vengas, no dejes de traer un paquete de sal, un pomo de aceite y alguna frazada de pisos”. “Pero cómo, ¿no hay esas cosas por allá?”, me quejo, pensando, sobre todo, en los nuevos y generosos gravámenes que la Empresa de Ómnibus Nacionales le ha puesto al sobrepeso en los equipajes.

“Sí, aquí hay —aclara mi suegra—, pero pasa como con el pollo, están sacando en algunos puntos, muy poco, y tienes que estar ahí o conseguir que alguien te marque en la cola, bien tempranito, para poder cogerlo”.

Una prima médica, especialista, me cuenta que ya venció su resistencia al huevo en polvo, y se estrenó comprando su primer paquete. “Es que no tengo qué inventarles a los muchachos”, admite mientras los dos nos acomodamos en poquísimos centímetros cuadrados del piso de una guagua repleta en la cabecera provincial de Pinar del Río.

En Pinar, hace meses, casi no se consiguen huevos “liberados”, como si alguien los hubiese condenado a prisión perpetua. No es que no se produzcan en la provincia, me revela un conocido que trabaja en la rama avícola, es que la mayor parte la están mandando para La Habana. Claro, bromeo en mi mente, Pinar se quedó sin huevos.

Una pareja de amigos, en La Habana, camina que te camina para buscarle panecitos de cumpleaños a su nieto. Pasan días en eso. Al fin, lo logran, únicamente porque una dependienta, en gesto extremo de amabilidad, los llamó al momento en que sacaron y, además, se los guardó.

No están surtiendo con suficiente frecuencia y cantidad en las panaderías capitalinas. Continúa el problema de la harina, razonan los atribulados abuelos. La harina, esa misma dama alimentaria que fue trending topic en la pasarela de fin/principio de año y que, según las autoridades del país, ya se había estabilizado, sigue brillando (por su ausencia).

Guillo, un vecino que se dedica, entre otras labores, a confeccionar rústicamente cámaras de bicicletas, está paralizado hace semanas. “Tengo las ligas, que es lo más difícil, me dice casi orgulloso”, y rápido se le amarga la explicación: “pero me falta el pegamento, y eso lleva tiempo conseguirlo”.

Por supuesto, ni ligas, ni pegamento, muchísimo menos cámaras de fabricación industrial (de calidad) se venden habitual y accesiblemente en nuestros establecimientos comerciales. Tampoco bicicletas. No obstante, las seguimos reparando y zurciendo, y empatando, y rodando. La mía (chinosoviéticoamericanapinareña) parece un Frankenstein. Quiero decir, lo es.

Invito a otra amiga de Matanzas que, según recuerdo, escribe bien, desborda imaginación y gusta de la buena literatura, a sumarse a un proyecto periodístico con sus crónicas. Acepta. Sin embargo, antes me advierte sin demasiados giros metafóricos que aterrizó toda su poesía a un puesto de cantinera en una cafetería de Varadero. Renglón de chat seguido, narra feliz que ha podido arreglar su casa, víctima habitual de vientos y lluvias. “Y me va muy bien”, agrega exultante.

Me siento a ver el Noticiero Estelar de la Televisión el día en que un meteorito impactó insólitamente en el municipio pinareño de Viñales (con estruendo atmosférico que amedrentó a decenas de miles de personas en la más occidental provincia del archipiélago).

Primer titular: una frase de reafirmación patriótica que el Presidente Díaz Canel colocó en Twiter. Segundo titular: un recorrido de Esteban Lazo, máxima figura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, por las obras de reconstrucción tras el tornado que golpeó La Habana días atrás. Tercer titular: la caída del meteorito.

La ampliación de la noticia, de esa rarísima —y por tanto “noticiable” noticia—, solo alcanzo a escucharla después del minuto 8 del Noticiero Estelar, en una emisión que dura 30. Recuerdo Brainstorm, el corto de Eduardo del Llano, y medito sobre cómo la realidad imita a la ficción.

“¿Qué es esto, profe?, ¡ayúdeme a entender!”, le ruego a una sabia maestra. “Esto, —sonríe salomónica— no es para entenderlo. Lo vives, lo sufres, lo gozas, te infartas, revives… pero no pretendas entenderlo”.

 

3 thoughts on “La lógica de Cuba: No es para entenderlo

  • Y ahora en la Habana, el periodo especial se llevó el aceite y claro eso es solamente tema de conversación en las calles, la televisión ha estar muy ocupada promocionando la campaña del referendo y probablemente lo siga después glorificando el SÍ.

  • Así es, es inentendible, no hay lógica en absoluto, y no sólo lógica, no hay honestidad en reconocer lo mala que está la vida en Cuba, ya estamos en el punto de que se comerá mañana…pero estamos muy bien, estamos como para que nos envíen ayuda humanitaria …pero igual, no sería aceptada bajo los preceptos que el socialismo y sus líderes imponen…

  • la locura que nos llevaron a vivir el par de locos biranitas.

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