La Isla de Pinos vuelve a ser la Siberia de Cuba

El Presidio Modelo en La Isla de Pinos

HAVANA TIMES – Un submarino nuclear de Vladimir Putin acaba de anclar en el Puerto de La Habana. Lejos de los debates ocasionados por la presencia militar rusa en el Caribe, la historia nos remonta al siglo XIX, en la costa sur de nuestro país, la pequeña Isla de Pinos fue convertida en lugar de confinamiento para los luchadores por la libertad. Entonces la práctica represiva española le acuñó el sobrenombre de Siberia de Cuba.

En 1978 como parte de una de las típicas operaciones propagandísticas del régimen, el territorio insular fue renombrado Isla de la Juventud. Entre otras promesas, Fidel Castro aseguró borrar para siempre el pasado de Isla presidio. La noticia es que el estigma ha revivido: Lizandra Góngora Espinosa, convicta de conciencia, sentenciada a 14 años de privación de libertad, ha sido deportada, encerrándola en la prisión de mujeres Los Colonos del también conocido como Municipio Especial.

Lizandra fue detenida 18 días después del 11 de julio de 2021, resultado de una enconada persecución policial, cual si fuera una asesina serial o un narcotraficante. Policías, tropas especiales y paramilitares organizados por los llamados Comités de Defensa de la Revolución, obedecían una orden de combate dictada en la fecha por el presidente del país, Miguel Díaz-Canel.

Era la respuesta del Jefe de Estado a decenas de miles de manifestantes que perdieron el miedo impuesto por décadas de represión, gritando Patria y Vida en unas 50 ciudades del país. Nunca antes había ocurrido algo similar desde 1959, el saldo son 1113 presos políticos al cierre de mayo del presente, documentados por www.prisonersdefenders.org.

Madre de 5 hijos, a sus 35 años, la joven opositora fue juzgada por un tribunal militar, acusada de Desorden Público, Desacato y Sabotaje. Culpable de antemano en un país donde la justicia está sometida al único y gobernante partido comunista, la sentencia fue ratificada por la sala correspondiente del Tribunal Supremo, con la sanción adicional de enviarla al apartado rincón constituido por el territorio insular pinero.

Lizandra Góngora Espinosa

Una fotografía nos muestra cuan peligrosa es Lizandra para el eficaz aparato represivo de la dictadura. En la palma de su mano derecha escribió la frase “No es No”. Las razones asociadas a tan espartana expresión fueron publicadas por el portal web independiente ADN Cuba, grabadas en un audio extraído clandestinamente de la prisión:

“Me condenaron a una sentencia alta. Estoy muy triste, porque extraño a mis ‘mambisitos’ [hijos], pero no me siento vencida y menos derrotada. Mis principios y mi posición política no son negociables. No voy a bajar la cabeza ni a doblar mis rodillas frente a tanta injusticia y corrupción” por parte de “los Castro” y el presidente designado Miguel Díaz-Canel”.

Mambisitos es el diminutivo de Mambí, nombre dado por las autoridades españolas a los cubanos que desde 1868 se mantuvieron durante 30 años peleando por la libertad. Muchos de estos mambises sufrieron cárcel y deportación en la Isla de Pinos. Los patriotas se consideraban honrados al ser llamados así.

La iniciativa española tuvo continuación durante la República proclamada en 1902. Un dictador llamado Gerardo Machado decidió crear en la ínsula sureña lo que se llamó El Presidio Modelo, inaugurado en 1926, con capacidad para seis mil reclusos, copiando la arquitectura panóptica de Joliet en Illinois, Estados Unidos.

La condición de isla cárcel perduró hasta 1967. Además de los llamados presos comunes, encerró a los opositores de tres dictaduras: Machado -1928 a 1933-, Batista -1952 a 1959-; Fidel Castro hasta el cierre del recinto en 1967.

Confinar a los opositores a la insularidad encierra evidentes ventajas políticas: disminuye la repercusión de cualquier protesta, facilita la impunidad de los agentes carcelarios y dificulta las escasas visitas concedidas a los familiares del convicto.

La estrategia anterior era practicada por el despotismo ibérico hacia 1860, según cuenta en una de sus viñetas costumbristas el filósofo, educador y periodista José de la Luz y Caballero: “Preguntaba un hombre al calesero: ¿Cómo se va a la Isla de Pinos, la Siberia de Cuba? Respuesta: Los que no matan aquí, acaban de matarlos allá”.

De las 119 mujeres encarceladas en Cuba por delitos políticos, la mayor condena ratificada corresponde a Lizandra, sometida a una muerte lenta por falta de adecuada atención médica, responsabilidad directa de la Seguridad del Estado y de la Fiscalía militar cubanas, que determinan el régimen carcelario para una condenada por tribunales militares, inexplicable porque el país no se encuentra en estado de guerra.

Presa política en solitario, su esposo Ángel Delgado, única visita permitida, nos refiere en entrevista directa: “Ella tiene un fibroma de cinco centímetros, que por naturaleza sigue creciendo si no es operado. Esto le provoca sangramiento vaginal y fuertes dolores abdominales”.

Pregunto: ¿La han llevado al Hospital? y el esposo responde: “Empezó con el sangramiento y fue que la ingresaron. La devolvieron para la prisión porque no le pusieron tratamiento alguno. Lizandra me dijo a mí que la doctora le comentó: «aquí no hay insumos, aquí no hay un especialista que se dedique a hacer ese tipo de operación, y hay una cola de 1.300 personas esperando por operaciones». Lizandra respondió: ¿qué tú vas a esperar, que yo me muera!”.

Las inhumanas condiciones carcelarias se agravan al saber que la prisionera tiene un factor sicklémico asociado.

Lizandra Góngora Espinosa está en peligro de muerte, sobrevive semi endrogada con calmantes adquiridos en el mercado informal por su esposo. No se le han practicado las pesquisas médicas propias de su diagnóstico inicial.

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