La encrucijada electoral en Venezuela
Por William A.Clavijo (Confidencial)
HAVANA TIMES – El gobierno de facto de Nicolás Maduro ya comenzó a tomar medidas para evitar la libre expresión de la voluntad popular a través del voto en las elecciones presidenciales de 2024, adoptando acciones empleadas en procesos electorales del pasado que en su momento tuvieron éxito.
Recientemente el chavismo articuló la renuncia anticipada de los rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE), autoridades designadas como resultado de negociaciones con un sector de la oposición y la sociedad civil, con el claro objetivo de socavar aun más la confianza en el órgano, retrasar el anuncio del cronograma electoral y no prestarle asistencia técnica a la oposición para organizar las elecciones primarias. Algunos voceros del gobierno inclusive han mencionado la posibilidad de anticipar las elecciones.
El chavismo está utilizando, además, actores que claramente responden a sus intereses hegemónicos, para judicializar el CNE, a través de acciones como la interposición de un recurso ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para impugnar un proceso que ni siquiera se ha realizado.
La dispersión del voto opositor continúa haciendo parte de la estrategia del chavismo de cara a 2024. Esta vez, además de la instrumentalización de los partidos políticos intervenidos en años anteriores y de actores desleales a la democracia para recrear un falso ambiente de pluralidad política, se destaca el anuncio de Benjamin Rausseo, comediante famoso en Venezuela, de participar en las elecciones primarias y su repentina decisión de retirarse del proceso para medirse en 2024 como candidato independiente.
En la última semana se anunció la inhabilitación por 15 años de María Corina Machado, sin que se hubiera dictado una sentencia judicial ordenando tal fin. La decisión sobre Machado era esperable y es una más entre los candidatos que compiten por liderar a la oposición en 2024.
La inhabilitación de María Corina Machado, cuando todo parece indicar que arrasará en las primarias de octubre y se consolida como principal líder de la oposición, fue necesaria para la consecución de los objetivos del gobierno. Maduro sabe que no puede vencer en un proceso con condiciones mínimas y mucho menos frente a un candidato popular y competitivo.
La firmeza de Machado frente a los abusos del chavismo en el pasado los lleva a hacer creer que, si no es habilitada para participar o si identifica que las condiciones injustas del proceso hacen difícil revertir el fraude, podría llamar a la abstención en 2024 para preservar su capital político.
En este marco, los planes del chavismo podrían acabar no saliendo como espera. A diferencia de años anteriores, esta vez la oposición parece tener mayor claridad sobre la importancia de participar en las presidenciales. La falta de alternativas para viabilizar el cambio político también ha provocado una moderación de sus exigencias en los espacios de diálogo o negociación con el chavismo. Parte importante de los actores y organizaciones que participan de la elección primaria han dejado claro que la elección del año que viene no será un evento común y llaman a priorizar la unificación de las fuerzas opositoras por encima del candidato.
A pesar de que no había tanto en juego como lo que se disputará en 2024, la experiencia de la elección a gobernador de Barinas de 2021 le demostró a la oposición cómo la participación en elecciones, aún en condiciones injustas, es capaz de avivar la determinación de los ciudadanos y revertir los intentos del régimen autoritario por desconocer los resultados.
La inhabilitación de Machado también ha provocado el rechazo y la solidaridad de gran parte de la sociedad, además de haber contribuido a catapultarla ante la opinión pública dentro y fuera del país. Su candidatura viene mostrando una capacidad de movilización inédita en un contexto caracterizado por la desesperanza en la población y la consolidación autoritaria de Maduro.
Además de llenar calles y plazas, la candidata de Vente Venezuela impulsa un nuevo relato liberal para el país que va en dirección opuesta al corolario de ideas cultivadas por el chavismo a lo largo de décadas y que la gente relaciona con las causas del colapso económico, social e institucional del país.
Esta vez, los abusos del régimen podrían ser insuficientes para evitar que la oposición encause el deseo de cambio de la sociedad. María Corina Machado y los demás dirigentes opositores como Henrique Capriles, Juan Guaidó y Freddy Superlano pueden ser impedidos de participar, pero sí pueden movilizar a gran parte de los venezolanos a votar por un candidato unitario.
La esperanza que genera la reorganización de las fuerzas opositoras de cara al 2024 no puede nublarnos el juicio. Maduro y sus colaboradores han dejado claro que no tienen voluntad de redemocratizar el país y cada nueva decisión hace parte de un plan para conseguir reelegirse al menor costo posible.
El chavismo tiene la ventaja de ejercer arbitrariamente el control institucional del país, entre muchos otros recursos. En los últimos años Maduro ha demostrado que está dispuesto a llevar adelante su lucha por conservar el poder hasta las últimas consecuencias. Y podría incluso apelar a crear un escenario electoral similar al de Nicaragua o simplemente posponerlas.
Frente a ese desafío, las fuerzas democráticas tienen la opción de aprovechar las oportunidades que se abren con la renovación del liderazgo a través de las primarias, para trabajar en la organización de las fuerzas vivas del país y volver a ilusionar a la sociedad con la posibilidad de vivir en una Venezuela mejor si votan para derrotar al autoritarismo en 2024.
*Artículo publicado originalmente en Latinoamérica21.