La coyuntura de ayer y hoy en Cuba

 

Por Aurelio Pedroso  (Progreso Semanal)

HAVANA TIMES – Quien a estas alturas de revolución y de la propia vida haya tenido el privilegio histórico de haber visto bajar de las montañas al Ejército Rebelde, no dudará un solo instante en agregar al libro de las frases célebres o de momentos muy determinados en estos 60 años, la palabra “coyuntura”, que ha obligado a unos cuantos a buscar su significado en el diccionario hogareño.

Al menos, en mi debilitada familia que ha debido enfrentar esa larga sangría migratoria, ha ocurrido. Casi con cinco décadas en las espaldas, un miembro de ella ha preguntado qué significa tal vocablo.

Nació con fuerza sísmica a raíz del par de intervenciones urgentes del presidente Miguel Díaz-Canel, para explicar a todo el pueblo cubano las razones del agravamiento, visible por demás, de nuestro quehacer diario en razón de la falta de combustible con el transporte a la cabeza, y esas calles y avenidas inundadas de gente sudorosa y desesperada por moverse sin resultado alguno.

Y favor de no morirnos en estos tiempos. Buscar otro día mejor, como sugería ese son cantado por Roberto Faz y el Muso. Un fallecimiento en Cienfuegos implica cremación en Ciego de Ávila, a unos 220 km de distancia.

Una vez mencionada como eje central de sus intervenciones, el noticiero estelar de la noche la repitió hasta el cansancio como apoyo a esa vieja y discutible doctrina que sentenciaba que la educación era un fenómeno sistemático y represivo. Comentaristas, periodistas, presentadores, locutores, dirigentes políticos o gubernamentales y hasta entrevistados no dudaron un instante en repetirla.

Y ocurrió lo que tenía que pasar: la broma y el choteo, su primo hermano y toda la parentela comenzaron a hacer de las suyas. El Presidente no debió sorprenderse porque en su propia intervención ante la TV hizo un par de bromas, y hubo un instante en que reconoció que ante los momentos más difíciles no faltaba el humor en los cubanos.

Lo acontecido no deja de ser curioso y objeto de análisis según se mire porque existe la tendencia a repetir hasta el cansancio algo puntual dicho por algún dirigente y muchos de los cuadros intermedios carecen de la facilidad para buscar variantes o interpretaciones propias lo que conlleva, al final, a que el mensaje pierda eficacia.

La palabrita tenía, entre sus objetivos, el propósito de disipar o ahuyentar el fantasma del llamado Período Especial, una etapa vivida que, aunque se avisó de su inicio, nadie hasta hoy día puede asegurar de su culminación, máxime cuando desde la Casa Blanca se arrecia con inusual fuerza los deseos de ocasionar problemas y desánimos.

Ciertamente, y se ha explicado, las actuales circunstancias son bien diferentes a aquellas de los “alumbrones” y la ausencia de muchas cosas, entre ellas la alimentación.  A esta actual situación hay que agregar el ya reconocido bloqueo interno de nuestra maltrecha economía, cuyo modelo no acaba de cambiarse —que es el problema de fondo—, como tampoco se han desatado las fuerzas productivas ante tanta burocracia, inercia y falta de incentivos.

Como nunca antes había acontecido, salvo en los inicios de la colonia, que se reportaba la llegada de determinado bergantín o goleta y su respectivo cargamento, este día 14 entró a puerto cienfueguero un tanquero venezolano con el combustible pactado. De igual modo, la gente está conociendo de primera mano el arribo de cada buque con lo que guarda en sus bodegas.

Se vive en tensión constante con el petróleo como personaje principal compartido con Venezuela desde la misma Presidencia hasta en el hogar más humilde. A Miguel Díaz-Canel y su equipo no le alcanzan las 24 horas del día para aparecer en el sitio más insospechado, palpar la realidad e insuflar nuevos bríos para continuar esta larga marcha que no será cosa de quince días. “Hemos superado el primer momento con la menor afectación posible”, refirió recientemente en Pinar del Río.

Se nos avecinan tiempos muy difíciles.