La carta de 400 personas de fe al Gobierno de Nicaragua

Ana Margarita Vijil y Támara Dávila, presas políticas del régimen de Daniel Ortega.

Puedo expresar que sufro mi propio calvario y me solidarizo personalmente con todas las personas que sufren como yo

Por Pinita Gurdián* (Confidencial)

HAVANA TIMES – He leído y me ha sorprendido la carta abierta al gobierno de Nicaragua firmada por mas de cuatrocientas personas de diferentes credos de Estados Unidos que se han solidarizado con nuestro dolor. Como madre de Ana Margarita Vijil y abuela de Tamara Dávila, ambas presas políticas e incomunicadas desde hace exactamente diez meses y pensando en las mas de 180 personas presas políticas y sus familiares, quiero agradecer de todo corazón la generosidad de esa carta.

Me conmueve este gesto porque son personas que no nos conocen pero que se identifican con nuestro sufrimiento y con la terrible situación que vivimos. También comparten el dolor de los familiares de los que murieron, el sufrimiento que viven las personas que fueron heridas y el sufrimiento de los migrantes que se han visto obligados a salir del país, todo a consecuencia de los conflictos que iniciaron en 2018.

La carta es una prueba de como la fe y la solidaridad traspasa fronteras y fortalece el espíritu. En mi tradición católica hablamos de la “comunión de los santos” que es la unión espiritual de vivos y muertos. En este caso se manifiestan las personas que creen en la justicia y se solidarizan con sus hermanas y hermanos que sufren. Hay fuerza en esa conexión espiritual.

Hoy es lunes santo y yo estoy cumpliendo 78 años de vida. Mañana 12 de abril será el cumpleaños de mi bis-nietecita de seis años que no podrá estar al lado de su madre Tamara. Durante diez largos meses no se le ha permitido ver a su madre, lo que tortura, es cruel e inhumano para ella y toda la familia.

La compasión que refleja la carta es como un bálsamo sobre mi corazón partido. Viviendo estos días de Semana Santa cuando conmemoramos la muerte y resurrección de nuestro Señor, puedo expresar que sufro mi propio calvario y me solidarizo personalmente con todas las personas que sufren como yo. Agradezco el gesto generoso de tantas personas que, sin conocernos, han alzado su voz a favor de la justicia.

Pido al Gobierno que cese la represión y comience a practicar la compasión con su pueblo. Ese poder está en sus manos. Que liberen a todas las personas presas políticas porque son inocentes.

De todo corazón le pido al Dios de la Vida que su justicia y misericordia se manifiesten en esta Semana Santa.

*Madre y abuela de presas políticas

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