Informar no es delito. Cuba y el asedio a la libertad de prensa
HAVANA TIMES – El 3 de mayo es el Día Mundial de la Libertad de Prensa. La Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) lo proclamó en 1993. La fecha, de forma exprofesa, coincide con el aniversario de la Declaración de Windhoek. Se trata de un documento elaborado por representantes de medios de comunicación del continente africano y que establece los principios de la libertad de prensa.
Según regula el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la libertad de expresión es un derecho fundamental. Especifica, además, que todo “individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Con esa premisa como asidero, los principios generales de la libertad de prensa especifican que solo existe una prensa independiente si “los poderes públicos no [pueden ejercer] ni dominio político o económico ni control sobre los materiales y la infraestructura necesarios para la producción y difusión de diarios, revistas y otras publicaciones periódicas”.
Asimismo, reconocen que por “prensa pluralista debe entenderse la supresión de los monopolios de toda clase y la existencia del mayor número posible de diarios, revistas y otras publicaciones periódicas que reflejen la más amplia gama posible de opiniones dentro de la comunidad”.
Cuba llega a otro 3 de mayo sin garantías para esos principios. Es una sociedad en la que los medios fundamentales de comunicación son controlados por el único partido político existente, y quienes intentan ser independientes son criminalizados, estigmatizados y perseguidos.
Esa persecución acontece no solo contra periodistas independientes profesionales, sino también contra aquellos ciudadanos con inquietudes comunicativas que utilizan las redes sociales, la esfera pública y los canales de comunicación alternativos para informar sobre la realidad de su barrio y la sociedad en la que viven. Normativas como el Decreto Ley 370 y 35 establecen restricciones y sanciones para las expresiones en el espacio virtual, y el anteproyecto del nuevo Código Penal pretende profundizarlas.
En ese contexto, para los cubanos es más relevante el tema que la ONU ha escogido este año para visibilizar con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa: “Periodismo bajo asedio digital”. Un tema que desea poner de relieve “las múltiples formas en que los recientes avances en la vigilancia, la inteligencia artificial y la recopilación de big data afectan al periodismo, la libertad de expresión y la privacidad; así como los ataques a los periodistas por medios digitales y las consecuencias de todo ello en la confianza del público en los canales de comunicación digitales”, detalla el sitio web de Naciones Unidas.
La vigilancia digital —como la que sufren periodistas independientes, opositores y activistas cubanos— se percibe en otros lugares del mundo como una amenaza para el ejercicio de la libertad de prensa. En el último informe de la Unesco sobre tendencias mundiales en materia de libertad de expresión y desarrollo de los medios de comunicación (“Amenazas que silencian”), se destaca cómo la vigilancia electrónica y digital pone en riesgo el periodismo en todo el orbe. El informe considera que la vigilancia perjudica la seguridad de los periodistas porque revela información privada sensible que podría utilizarse para acosarlos judicialmente o atacarlos de manera arbitraria.
En el Día Mundial de la Libertad de Prensa queremos recordar desde elTOQUE a todos los periodistas que en Cuba sufren acoso, vigilancia y represión por realizar su trabajo. En especial, a Lázaro Yuri Valle Roca, quien está en prisión desde hace aproximadamente 300 días por ejercer su labor periodística y opositora al poder.