Guías de turismo: Nuevos tiempos para un viejo reclamo

(Foto: Hostertur)

Por Arturo Mesa (La Joven Cuba)

HAVANA TIMES – En septiembre de 2021, un grupo de guías de turismo llegó hasta el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social con el objetivo de reclamar que dicha actividad fuese retirada del listado de servicios prohibidos a realizarse desde la gestión no estatal. El decreto ley 49 de ese mismo año enlista una serie de empleos (profesionales en su mayoría), cuya práctica no está aprobada para su ejercicio de manera independiente, entre los cuales se incluye el mencionado Guía de Turismo. La Joven Cuba dio cuentas de este tema en un texto fechado el 7 de octubre del 2021, titulado: Guías de Turismo, actualización de un reclamo.

La respuesta a ese pedido, firmada por la Ministra de Trabajo y Seguridad Social, Martha Elena Feitó Cabrera, llegó el 28 de diciembre del 2021 y reafirmó la negativa. Los argumentos presentados por la funcionaria no pasaron de ser una justificativa con escaso nivel de objetividad y raciocinio, incluyendo tristes acusaciones de malas prácticas. Hoy, cuando se hace evidente que el sector no despega, y que la meta de 3.5 millones de visitantes para este año va quedando lejos; los guías seguimos a la espera de la confianza necesaria por parte de las instituciones pertinentes para contribuir desde el emprendimiento con la generación de ingresos que el país requiere, tal y como lo hacen el resto de las formas de gestión no estatal.

Hace muy pocos días, el propio Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, en un análisis sobre el desarrollo del turismo, indicó revisar las «formas de hacer» y llamó a buscar soluciones alternativas dentro del sector para recuperar los índices prepandemia. De mantenerse la postura de rechazo a la figura del Guía de Turismo como trabajador por cuenta propia (hoy que tenemos nuevos diputados electos para preocuparse por el futuro económico del país), el ministerio en cuestión estaría contradiciendo el discurso del Primer Ministro y negando la necesidad que tiene el sector de incluir otros actores para aumentar el número de turistas. ¿La solución será entonces dejar el destino del rubro de manera exclusiva a cargo de las grandes Agencias de Viaje y ponerle freno a un emprendimiento genuino, noble y de enorme potencialidad?

(Foto: Hostertur)

En el encuentro antes referido, algunos de los asistentes esgrimieron las razones por las cuales ambas formas de gestión del turismo podían coexistir. Además, explicaron cómo no resultaría lógico ni viable una migración masiva de trabajadores hacia el cuentapropismo, si bien puede entenderse el miedo razonable ante esa posibilidad. El nivel de visitantes registrados en los últimos años, unido a la crisis sistémica que enfrenta el país y las implicaciones de dar luz verde a una nueva actividad por cuenta propia, no debería representar tampoco el divorcio entre el guía de turismo y sus agencias empleadoras. Por el contrario, para su emprendimiento, el guía pudiera auxiliarse igualmente de tales agencias.

Ambas formas complementadas entre sí se traducirían en un alza de las cifras y una sustancial mejora de calidad del destino Cuba. La reciente aprobación de la actividad de taxi y el modelo ejecutado en este caso pudieran servir de base para un análisis sobre cómo enfocar el asunto del Guía. Lo que sigue siendo insensato es negarse a negociar ideas y proyecciones.

Foto: Radio Habana Cuba

Es lógico asumir que el turismo en grupos, forma tradicional en la que se ofrece el servicio de guía en Cuba, brinda grandes recursos al país, por lo que diversificar el modelo de gestión puede implicar mayor competencia y una caída en el monto de los ingresos recolectados directamente por el Estado.

En tal encuentro se propuso extender el debate y negociar el alcance de la posible aprobación, teniendo en cuenta el número máximo de clientes, condiciones del servicio y otros intereses del Estado.

Especialistas del Ministerio de Turismo allí presentes explicaron que una de las razones de sus recorridos por la región turística del Caribe había sido precisamente revisar cómo actuaba el guía de turismo en sus respectivos modelos y qué requisitos demandaba su aprobación. Todo este tema queda a la espera de un postergado pero necesario debate, justo cuando el país pide a gritos cambios de estrategias en el plano económico.

Lo que tiene que entenderse de una vez es que el mundo cambió a raíz de la pandemia, y el viajero con mejores posibilidades también cambió la forma de planificar sus vacaciones. No puede presuponerse que el turista quiera visitar una región del mundo en grandes grupos, como solía ser antiguamente.

Ninguna agencia estatal está preparada, ni tiene personal para enfrentar miles de turistas en la modalidad de pequeño formato. Posiblemente esa sea una de las causas en la caída del número de visitantes que muestran hoy las estadísticas. Y si no existe la preparación, ni la motivación, ni el enfoque hacia ese mercado individual; los ojos de los posibles visitantes se enfocarían en mercados vecinos que muestran mejor salud.

Solucionar estas problemáticas impactaría de manera positiva en la atracción de clientes. A ello hay que añadir todas las potencialidades que puede desarrollar un nuevo gestor, ávido de crear, innovar, obtener reconocimiento y elevar sus ingresos, por demás desentendido de las usuales trabas y dinámicas burocráticas de las agencias de viajes.

La crisis que golpea al país es otra razón a tener en cuenta, pues de aprobarse este reclamo estaríamos hablando de ingresos mayores para un importante grupo de profesionales. A su vez, los beneficios se extenderían a toda una cadena de suministradores y proyectos de desarrollo local, por solo mencionar algunos. No verlo así es negarle la apertura necesaria a la actividad y una fuente sustancial de ingresos.

No se puede pedir ser novedosos en la búsqueda de recursos y soluciones y mantener un actor económico frenado y restringido al accionar de algunas pocas agencias de viaje, concentradas en el trabajo de “Grupos”. El Guía, como un trabajador por cuenta propia, complementaría la demanda que existe sobre el destino Cuba, podría crear nuevos productos y contribuir con un significativo aporte al presupuesto de la nación –hoy que de presiones financieras se habla–.

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