Estudiantes cubanos en su VIII Congreso

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES — Si nos preguntamos qué ha distinguido al estudiantado universitario cubano a través de la historia de 90 años de su organización: la Federación Estudiantil Universitario (FEU), la respuesta tiene que ser  la lucha junto al resto del pueblo trabajador, contra los desmanes de los gobiernos de turno.

Contra los aumentos injustificados del pasaje por ómnibus y de las tarifas eléctricas; contra el intento de dividir a Cuba mediante un canal; por el pago del diferencial azucarero a los trabajadores de ese sector, junto a otras muchas causas, los estudiantes universitarios cubanos siempre lucharon en primera línea, poniendo el pecho a las balas de la policía, a los chorros de agua y a las golpizas desmedidas que dejaron miles de heridos y muertos sobre el pavimento.

Cuando las dictaduras de Gerardo Machado y Fulgencio Batista se adueñaron del país, cometiendo todo tipo de atrocidades, los estudiantes universitarios estuvieron a la vanguardia del pueblo en su lucha por tener un país libre e independiente.

Durante la última dictadura de Batista, la FEU creó su brazo armado: el Directorio Revolucionario, que tuvo un destacado protagonismo, junto al Movimiento Revolucionario 26 de Julio, en la caída de aquel oprobioso régimen y el triunfo de la Revolución. A partir de entonces, la FEU ha protagonizado muchas batallas, junto al pueblo, por llevar adelante la Revolución, que tanta sangre joven costó.

Por estos días, del 11 al 14 de junio, la FEU de Cuba celebra las sesiones finales de su VIII Congreso, que desde el pasado mes de enero mantiene a los estudiantes en un amplio proceso de discusión en el que se recogieron todos los planteamientos e ideas, sobre el funcionamiento de la organización, sobre temas institucionales y sobre cuestiones políticas.

El escenario de la batalla estudiantil hoy no es el mismo de antes de la Revolución. Hoy los estudiantes no tienen que pedir educación gratis, como sucede en muchos países, donde son reprimidos violentamente por la policía.

No tienen que pedir autonomía universitaria, ni cogobierno, porque en la práctica ambas cosas existen, pues los estudiantes forman parte, mediante su organización, del Consejo Universitario, y sus criterios son tenidos muy en cuenta.

Hoy el escenario político del país es diametralmente opuesto al que tuvo que enfrentar la FEU antes de la Revolución; incluso completamente distinto al que se vivió en etapas anteriores, dentro de la Revolución.

El país se encuentra en un proceso de actualización del modelo económico, con el objetivo de mejorar las condiciones de todos los ciudadanos, tanto en el aspecto económico como en el social, y requiere de la contribución de todos, especialmente de los trabajadores y de los estudiantes, cuyas opiniones son recogidas y puestas en práctica, siempre que es posible.

No se puede perder de vista que Cuba se encuentra bloqueada económica y financieramente, por la mayor potencia mundial, por lo que muchas cuestiones que el gobierno quisiera resolver de inmediato para mejorar la vida del estudiantado y del pueblo en general, tienen que esperar que les llegue su momento y eso lo entienden los estudiantes, mejor que nadie, por su alto nivel cultural y político.

Muchas de las opiniones y planteamientos expresados por los estudiantes en todo ese proceso previo al Congreso, ya tuvieron respuestas, porque las opiniones y demandas de los estudiantes universitarios siempre han sido atendidas con prontitud, aunque no estén en congreso.

No hay divorcio ni antagonismo entre el gobierno revolucionario y la organización estudiantil, porque ambos persiguen el mismo fin: hacer que la Revolución avance y pueda vencer todos los obstáculos que se le interponen. Ambos tienen como meta perfeccionar el socialismo para beneficio de todos, no destruirlo, para que sólo vivan unos pocos, como sucede en muchos lugares.

Al VIII Congreso de la FEU se le puede augurar un triunfo rotundo, mayor fortalecimiento de la organización, la generación de más espacios para el debate en los centros de Educación Superior y mayor participación en la sociedad, sobre todo en la implementación de los lineamientos para la política económica y social del país, aprobados en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba.