¿Está Cuba por entrar a un nuevo período especial?

Por Pedro P.  Morejón

HAVANA TIMES – “Se acerca un nuevo período especial”, es el rumor que recorre la calle. La gente tiene miedo, porque a pesar de las privaciones actuales y de tanto trabajo que se pasa para sobrevivir, muchos recuerdan que aquello fue un tiempo bastante oscuro.

En aquella ocasión nadie se lo esperaba. Hasta entonces, a pesar de las guerras extranjeras, la represión, la total censura, la ausencia de libertades y el miedo de siempre, el cubano más humilde comía de su salario. El país navegaba sobre el barco soviético, que de repente se hundió y todo se vino abajo.

El mundo lo veía venir, pero en la Cuba desinformada, casi nadie conocía de la Perestroika ni de la Glasnost, últimos estertores de la entonces URSS, porque ya desde finales de los 80 las publicaciones soviéticas habían sido censuradas. Fuimos desagradablemente atrapados.

Yo solo tenía 16 años cuando escuché por primera vez el eufemístico calificativo de período especial en tiempo de paz, y más adelante, la temible opción cero.

Desapareció literalmente casi todo. La gente comenzó a pasar hambre. Una hambruna terrible que provocó suicidios, crecimiento de la delincuencia, generalizada polineuritis (conocida popularmente como el Very Very -causada por el nulo consumo de proteínas), el aumento escandaloso de la prostitución con turistas extranjeros, y un éxodo migratorio masivo que tuvo su punto culminante en 1994 con la crisis de los balseros. Cada año se puso peor.

Entre el hambre, la escasez generalizada y los apagones, comenzó a hacerse evidente que la economía cubana había sobrevivido parasitando al gigante soviético, y que las promesas de décadas anteriores de convertir a Cuba en un país desarrollado y próspero no pasaron de ser un fiasco colosal.

Ahora el sistema, desprovisto de su mercado natural 90 millas al norte, demostraba su total ineficacia. Por eso, en el verano de 1994 la desesperación tocó fondo, y el 5 de agosto, decenas de miles salieron al malecón habanero y zonas aledañas a protestar de la forma que pudieron: gritando consignas antigubernamentales, rompiendo lo que encontraban a su paso y saqueando establecimientos.

El carismático Comandante, gracias a su liderazgo y al férreo control totalitario, supo sortear la tormenta y salir de la crisis, dejando a muchos cubanos que cantaban el antológico tema de Willy Chirino Ya viene llegando con la frustración de ver sus sueños deshechos. La economía se abrió a la inversión extranjera y en la geopolítica más adelante surgieron nuevos proveedores, como China y Venezuela.

Pero si algo positivo dejó aquel “Período Infernal” fue el hecho de que muchos ciegos pudieran ver la realidad, y que se hiciera patente el deterioro paulatino del control ejercido por el régimen. Tanto así que tuvo hacer pequeñas concesiones y cambiar el discurso.

Empezó a llamar “comunitarios” a aquellos a los que antes denominó “gusanos de Miami”; los cristianos y demás religiosos dejaron de ser enemigos, y a los emprendedores ya no se les confiscaban sus bienes ni se les llamaba pequeños burgueses, sino cuentapropistas. Es más, ahora usan conceptos como Estado de Derecho y Sociedad Civil. Y así, con esa política, unida al control que todavía ejercen, garantizan el poder y la continuidad.

Pero ahora, sin la presencia del caudillo, y en medio de un contexto diferente y adverso, me pregunto: ¿sobrevivirá este gobierno a un hipotético período especial?, me parece que no.