¿Es Díaz-Canel el político que necesitamos?

 

No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país” JFK(Estoy totalmente en desacuerdo)

Miguel Diaz Canel

Por Repatriado

HAVANA TIMES – ¿Será Díaz-Canel una enorme y culposa pérdida de tiempo como lo ha sido Raúl? ¿Quizás será un Adolfo Suarez o un Joaquín Balaguer?, Suarez lideró la transición del franquismo a la libertad en España, democráticamente cedió el poder cuando así las urnas lo exigieron. Balaguer hizo lo mismo después del trujillismo en República Dominicana, pero nunca dejó la política y se perpetuó de modos turbios, provocando que la nación isleña tardase en desarrollar un verdadero sistema democrático.

Mientras el tiempo lo aclara, solo me queda desear o huir. Eros o Tanatos.

Eros:

Deseo un político radical, que lleve hasta sus últimas consecuencias el análisis político y concluya que nuestra mayor necesidad es la democracia, antes que transporte urbano, hospitales pintados, salarios dignos o agricultura productiva, necesitamos democracia para poder tener todo lo anterior de manera sostenible.

Deseo un político que cultive la libertad de derrumbar dogmas sustituyendo constantemente una idea por otra mejor, que entienda la verdad como proceso de construcción, desconstrucción y reconstrucción infinito, continuo y plural.

Deseo un político que lidere pequeñas transformaciones con coherencia, cambiar de a poco para poder hacer correcciones sobre la marcha, que no demande enormes sacrificios sociales, horrible suma de millones de sacrificados individuales en pro de una sociedad del mañana, sacrificios que demasiadas veces él mismo no está dispuesto a padecer.

Deseo un político capaz de convivir con la incertidumbre. La planificación económica centralizada conduce a la centralización política, pues solo un poder concentrado, autoritario y totalitario puede reaccionar eficazmente, y eso durante un tiempo limitado, a la infinitud de desvíos que la pluralidad social impone a cualquier intento de planificación cerrada.

Deseo un político que planifique para orientarse, como herramienta, no como objetivo, abierto a rectificar sus planes a tenor de la realidad surgida de las iniciativas individuales, no bloqueándola para que se ajuste a sus antojos por muy científicos que los pretenda, eso siempre va a fracasar, aunque se intente durante 60 años o más.

Deseo un político que busque consensos, se exponga a la crítica, se vanaglorie de su capacidad de ceder y de tolerar diferencias, sea especialista manejando contradicciones, sea prisma que filtre en sí los rayos individuales en un gran haz de luz, no agujero negro que devore sin contemplaciones.

Tanatos:

Huyo del revolucionario arrogante con su “gran idea” de cómo deberíamos ser, pretendiendo ajustarnos a sus fantasías preconcebidas mediante teorizaciones nebulosas que nunca aciertan a parecerse a la enorme diversidad de una sociedad, y tienen más de misticismo que de ciencia, de fe que de razón.

Huyo de aquellos que quieren cambiarlo todo, inmediata y definitivamente, usando una maquinaria estatal inmensa que funde a los individuos en la amorfia de la masa, ego desmedido capaz de creerse arquitecto de la historia, conductor de pueblos, visionario o chamán.

Huyo de los que ni quieren ni requieren crítica, la aplastan junto a la razón, su propia persona crea una fuerza gravitacional que abate contra sí todo pensamiento creativo, todo disentimiento, quedando desconectado de la lejana realidad.

Huyo de los que prometen paraísos, fines abstractos que solo ellos vislumbran, los Lenin y los Fidel han impuesto dictaduras basadas en la hipnosis colectiva, inducidas con el brillante reloj oscilante de una quimera abstracta que solo brilla en sus invocaciones demagógicas.

Huyo de los que posponiendo resultados entronizan los medios como fines en sí mismo, pasando de defender los objetivos de su revolución a la revolución misma, pues es ahí donde único se justifica su existencia.

Muchas veces las grandes épocas de transición han dependido del carácter o de la impronta del líder del momento, querámoslo o no, DÍaz-Canel es quien ahora mismo personifica ese personaje, de él depende mucho de nuestro presente y de nuestro futuro.

Aunque a estas alturas no sé ser optimista, me aferro a pensar lógicamente y me digo que el que DÍaz-Canel haya sido impuesto, no significa que no pueda aún sorprender, así que cruzo los dedos por la Cuba que yo deseo, que puede parecerse a la que deseas tú.

11 thoughts on “¿Es Díaz-Canel el político que necesitamos?

  • Si lo es, lo disimula muy bien

  • Me gustó mucho el texto

  • El presidente de la transición es el que venga después de él. Hay que esperar 10 años o que Raúl desaparezca de la escena, porque con esa sombra no va a mover un dedo, aunque me temo que no lo quiere hacer. Lo han puesto para que diriga las reuniones, no para tomar decisiones.

  • Lo que voy a decir no es Nuevo. Diaz-canel es un administrador, no un presidente plenipotenciario con la necesaria separacion de poderes (como expreso Montesqiu), cuando Cuba tenga un presidente o primer ministro, con un parlamento independiente y plural y una corte suprema, elegida por el pueblo, cada cinco o cuatro annos, entonces tendremos el pais que anhelo Marti, con el ejercito independiente y respondiendo al parlamento y a la constitucion del pais.
    Un saludo al forum,
    Frank

  • Tito y Frank pupo tienen razón, pero la tienen si están hablando de las intenciones de raul que claramente escogió a este señor por su fidelidad y por la garantía de continuidad, eso no significa que diaz-canel no se desate luego como una figura autónoma de transición, es verdad q con raul vivo es muy difícil y que hay muchos poderes establecidos a niveles medio altos que medran en este sistema y que no desean cambios, pero otros procesos han demostrado que no es imposible que alguien salido del régimen sea el que encabece la transición.

    Como dije, me es difícil ser positivo, pero cruzo los dedos.

  • Creo que es muy pronto para darse cuenta del rumbo que tomará. El debe sentir “los colmillos de las fieras” sobre su nuca. No ha fallecido ninguna, y estaría mas cómodo. Por lo pronto está haciendo las mismas estupideces de RC.

  • Está detrás de la vitrina, del mostrador, de la barra, está atendiendo el estanquillo, podrá tomar un poco de esto, de aquello, no es dueño, ni siquiera administrador del kiosko, es empleado de los “dueños”, mismos que un momento histórico se hicieron de la propiedad de lo público. Un dependiente no tiene capacidad mayor de maniobra, y tampoco interés alguno de hacer cambios y tomar decisiones radicales. No hay porqué esperar…

  • Este es el testaferro de los Castros, los dueños de Cuba siguen siendo esas personas que se creen que porque fueron a la sierra a esconderse y ver como morían los demás tienen derecho a pisotear a todos los cubanos. El período de Díaz Canel será el peor, porque él no puede ni hacer mejoras porque lo verían mal los propios Castro, este hombre no manda en nada.

  • La Cuba que imagino no necesita gobernantes puestos a dedo, tampoco de comunistas… pero la Cuba real es un rebaño envilecido, ignorante, cobarde, obediente; y gente así necesita de amos, gente así acude a las plazas a aplaudir delirantes, a vociferar consignas, a vituperar los “gusanos” -unos seres repugnantes que claman por los odiados derechos humanos, usan palabras incomprensibles como democracia; gusanos, locos, traidores y vendepatrias, los malos de la película castrista, los que “ponen el barrio malo”. En cambio, el compañero Canel es su esperanza de que las rejas del corral castrista se habran un poco; Canel es el Príncipe Heredero de Sus Majestades Castristas, bendecido por El Santíssimo Partido, Regidor de los Destinos Insulares…
    Lamentablemente, Cuba tiene lo que merece.

  • Ni es político, ni lo necesitamos.

  • Diaz Canel es el nuevo Osvaldo Dorticos. Un presidente fachada para el mundo, un espantapajaro de paja para los cubanos. Lo peor es que no me queda claro si su fidelidad llegara al punto de estar dispuesto a mancharse las manos de sangre para sostener la dictadura que heredo y terminar sus dias en una celda de la corte penal internacional. Ese es el verdadero dilema de este presidente sin pueblo.

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