Energía: El Tendón de Aquiles Económico de Cuba
Por Jorge Piñon*
HAVANA TIMES – El Servicio Eléctrico Nacional (SEN), enfrenta desafíos estructurales de gran alcance que amenazan el desarrollo económico y social de la Isla. La infraestructura de su generación termoeléctrica de base y distribuida, ambas alimentadas con petróleo con un alto contenido de azufre, están colapsando debido a sus más de cuarenta años de operación y la falta de mantenimiento programado y de capital.
Hoy, según la Unión Eléctrica (UNE) de Cuba, menos del 50% de la capacidad total de carga termoeléctrica de base y generación distribuida del sector eléctrico están operativa, lo que está provocando apagones de 8 a 10 horas en todo el país.
Para empeorar la situación, el 85% de la generación termoeléctrica de base en Cuba se alimenta con petróleo con alto contenido de azufre, que es altamente corrosivo con vanadio y compuestos ricos en azufre que producen depósitos de cenizas en componentes como intercambiadores de calor, calderas o álabes de turbinas. Esta situación causa más daños a la ya debilitada infraestructura.
Es un círculo vicioso de mantenimiento sin luz al final del túnel. Cuba no puede avanzar hacia un SEN confiable, limpio y seguro con soluciones temporales, como son las centrales eléctricas flotantes recientemente arrendadas, a lo que son problemas estructurales.
No existe una solución a corto plazo para los desafíos estructurales de la generación de energía eléctrica de Cuba. La única solución es la recapitalización total de su matriz termoeléctrica de base, generación distribuida y energía eléctrica renovable. Lamentablemente, esto requeriría tiempo y entre 8 y 10 mil millones de dólares en inversiones.
Cuba también necesita enfrentar los desafíos del calentamiento global y reducir su huella de carbono para alcanzar su altamente optimista objetivo de una participación del 37% de energías renovables para el año 2030. La Isla también debería considerar el gas natural licuado GNL como un combustible que se necesita con urgencia para reducir los gases de efecto invernadero y las emisiones contaminantes generadas por la quema de combustibles líquidos de petróleo con alto contenido de azufre.
Cuba enfrenta dos obstáculos importantes para recapitalizar su sistema eléctrico: tiempo y dinero. Para superar estos obstáculos, el gobierno debe descentralizar su modelo económico y resolver sus diferencias políticas con Estados Unidos.
Cuba tiene que abandonar su fallido modelo económico centralizado al estilo soviético, basado en la propiedad estatal de todos los medios de producción y transformación industrial. Debería acoger un sistema económico de mercado en el que las decisiones relativas a las inversiones y la producción estén guiadas por las fuerzas del mercado de oferta y demanda.
Además, hay que encontrar una solución política a la Ley de Libertad y Solidaridad Democrática de Cuba de 1992 y a la Ley Helms-Burton de 1996, que codificaron varias sanciones económicas, financieras y comerciales contra empresas estadounidenses y extranjeras que comercian con Cuba.
Inversores sólo invertirían si recibieran una tasa de rendimiento aceptable por su capital y si el Estado de Derecho les permitiera hacer frente a los riesgos económicos y políticos asociados con los mercados emergentes y en transición.
Estos son los verdaderos impedimentos para que los inversores extranjeros inviertan en la generación de energía en Cuba; y ¿quién lo va a pagar? El gobierno está en bancarrota y el consumidor cubano no tiene los ingresos disponibles para pagar el costo real de una electricidad limpia y confiable. Desafortunadamente no hay solución a corto plazo.
*Investigador principal, Instituto de Energía de la Universidad de Texas en Austin