Encuentro del Gobierno cubano con algunos emigrados

El objetivo del oficialismo es claro: convencer a los que una vez llamó «escorias» y «gusanos» de que se metan la mano en el bolsillo e inviertan en Cuba. (14ymedio)

Por Yoani Sánchez (14ymedio)

HAVANA TIMES – Diez años han pasado desde que entrara en vigor la reforma migratoria que echó abajo el impresentable permiso de salida que los cubanos necesitábamos para viajar fuera de nuestro país. Sin embargo, los derechos a la libre circulación no se han restablecido del todo y medidas como la «regulación» y el destierro forzoso han permitido al régimen usar la prohibición de entrar o salir del país como un mecanismo de control político y de penalización contra los críticos.

Este fin de semana, en el Palacio de las Convenciones de La Habana, estará sesionando la Conferencia de la Nación y la Migración. Al evento, que no se realiza desde hace 19 años, están invitados decenas de emigrados residentes en diversos países pero unidos por una misma postura: la falta de críticas al autoritarismo del régimen cubano y el silencio ante las violaciones de derechos humanos en la Isla. Los representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores se sentirán cómodos ante un auditorio que aplaudirá mucho y exigirá poco.

Aunque las voces oficiales han subrayado que en la Conferencia no habrá ningún tema tabú, es probable que ni se mencione la injusticia que padecen decenas de activistas, opositores y periodistas independientes que están «regulados» y se les impide salir de Cuba como represalia por haber ejercido su derecho al disenso y a la libre expresión. Tampoco se mencionarán los nombres de quienes, durante un viaje en el extranjero, se han topado con el enorme castigo de impedírseles abordar un avión de regreso a su patria, aun cuando no se habían extendido más de los reglamentarios 24 meses que la actual legislación marca como límite antes de perder la residencia en la Isla.

Ni regulados ni desterrados tendrán representación en el encuentro y, casi de seguro, ninguno de los invitados se atreverá a aludir a sus casos

Ni regulados ni desterrados tendrán representación en el encuentro y, casi de seguro, ninguno de los invitados se atreverá a aludir a sus casos y exigir que se ponga fin a tales sanciones. Entonces, si dos de las mayores violaciones de los derechos migratorios que se cometen en esta Isla no van a ser discutidas y eliminadas durante los días de la Conferencia, ¿para qué sirve tal reunión?

El objetivo del oficialismo es más que claro. Convencer a los que una vez llamó «escorias» y «gusanos» de que se metan la mano en el bolsillo e inviertan en Cuba. Para sonsacarles su dinero les dirán que hay cambios de la política migratoria que vienen en camino, que un día, incluso, ya no se usará la palabra «emigrado» para definir a los compatriotas que viven desperdigados por el mundo y les enumerará todos los supuestos pasos de flexibilización que se han dado en los últimos años para cruzar, en una dirección u otra, las fronteras nacionales.

Una vez terminada la Conferencia, la Cancillería aparcará las sonrisas y volverá a hablar de «los odiadores» y «los frustrados», centrará sus ataques en ese país que miles de cubanos han elegido para vivir, y del cual tantos tienen ya la ciudadanía, y reforzará su discurso de la plaza sitiada en la que disentir es traicionar. En sus casas, decenas de cubanos seguirán postergando el abrazo a un hermano, un hijo o una madre, porque un absurdo sistema les impide abordar un avión para alcanzarlos.

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