En nombre de la decepción

Maykel Paneque

En un campamento del UMAP.

HAVANA TIMES — No recuerdo cuándo empezó mi desconfianza con el gobierno cubano. Quizás fue un sábado a finales de los 90, en un mes caluroso como agosto, cuando escuché hablar por primera vez de campos de concentración en Cuba llamados UMAP.

A esa edad, obviamente desinformado por la prensa (y lo que no es la prensa) de aquí, creía que esos infiernos del reclutamiento habían sido solo posible en la Alemania de Hitler y en la Rusia de Stalin, nunca en una isla que había hecho una Revolución socialista para dignificar al hombre.

En cambio sí recuerdo cuando perdí toda confianza y respeto en las políticas trazadas por el Gobierno. Después de una larga espera, al fin subirían, hace unos 10 años, el salario a los trabajadores. Puedo evocar, como si fuera hoy, el rostro de muchos, satisfechos porque ganarían 20 o 30 pesos más. Como si el ascenso representara una capacidad de compra real.

Luego, al mes entrante, algunos productos normados en la Libreta de Abastecimiento subirían de precio. Bien mirado, subir el salario fue en realidad dejarlo como estaba, ya que esos 20 o 30 pesos se desembolsarían en unos productos que antes costaban menos. Una jugada maestra si se quiere del gobierno cubano, pero no deja de ser engañosa.

En el 7tmo Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Ahora, después de la visita de Obama, los delegados del 7mo Congreso del Partido Comunista han descubierto que los cubanos necesitamos que nuestro salario tenga capacidad de compra. ¿Cuántas décadas han  tenido que pasar? ¿Y con qué dinero creían los anteriores delegados y el Gobierno de Cuba que compraba el trabajador? ¿Ahora es que se han dado cuenta esos dirigentes “pensantes” que el salario no alcanza (no ha alcanzado en más de 30 años) para comer arroz y frijoles en un mes? ¿Y cómo creen entonces ellos que hemos resuelto los cubanos de a pie, como se dice, durante tanto tiempo si no es aliándonos a la corrupción y a los sobresaltos por el “delito” de buscar qué comer?

Uno de los acuerdos de los delegados del 7mo congreso ha sido rebajar el 20 por ciento de algunos productos. Para que no se interprete mal este beneficio, hay que decir que una caja de pollo en piezas de 10kg cuesta 17cuc, lo que equivale a 425 pesos cubanos, muy por encima del salario íntegro promedio del 90 por ciento de los trabajadores, que es 365 pesos. Si a este trabajador le diera por comer pollo durante todo el mes, dudo que le alcance, descontando que se lo tendría que comer crudo y sin condimentar.

Con hipocresías, discursos desfasados y consignas de otro siglo, difícil convencer de verdad a los ciudadanos de un país. Una cosa es decir que se sigue con la Revolución y otra muy distinta es seguirla de verdad, con fe. El disimulo y la doble identidad ha hecho de Cuba un país no de 12 millones de habitantes, sino de 24, algo fácil de demostrar el primero de mayo.

Recuerdo un eslogan que retrata bien nuestra capacidad para adaptarnos a vivir en un país donde el Gobierno cree ser más inteligente que el bruto más común, donde los haya. “El Estado hace como que me paga y yo hago como que le trabajo”. Difícil que esta verdad popular, años luz que la escucho, no haya llegado a los oídos de los “elegidos” delegados de los distintos congresos del PCC y a los gobernantes de este país. Creerse que el pueblo cubano vive dopado como en los 80 es soñar demasiado. Una cosa es saber fingir y otra es decir que se es fiel.

Ya he olvidado desde cuando empecé a sospechar que vivir no es solo tener resuelta educación y asistencia médica gratis. “Educación y asistencia médica gratis que me cobran toda la vida ofreciéndome por mi trabajo un salario que ni alcanza para comer”, me dijo ayer una amiga. Tiene razón, y mucha. Vivir es, sobre todo, cumplir sueños y dejar al mundo, cuando nos marchemos, mejor de lo que lo vimos en vida. Vivir es más que respirar, es más que asfixiarse en la rutina diaria de los días idénticos por vivir. Es también creer en el futuro de un país para no tener que emigrar de él. El vivir no debe estar asociado a la monotonía, al desencanto y a la frustración.

Cubanos en Venezuela.

Mi amiga, como tantos cubanos incluyéndome, fue a cumplir misión en Venezuela. Está muy molesta y descontenta con razón. Ha pasado un año y medio y aún no le han pagado, como a mí, los meses de noviembre y diciembre del 2015. En Venezuela, los dirigentes de la delegación cubana nos dijeron que ese dinero ya lo había depositado la Fundación Oro Negro, que cuando llegáramos a Cuba lo tendríamos en la tarjeta.

Ahora la nueva versión es que el Gobierno venezolano no lo depositó y que el nuestro, en un “acto de altruismo” (como si nos regalaran lo que trabajamos) se hará cargo, no se sabe cuándo. Mi amiga sueña con que le avisen de un momento a otro. Yo, que más quisiera, pero he perdido la fe. “De contra que el gobierno nos estafa, encima se ofende cuando le recuerdas el atraco, para variar. Así y todo no pierdo la esperanza”, dice mi amiga.

Vivir también es eso, no perder la esperanza y, sobre todo, quebrar el silencio ante las injusticias y las solapadas estafas. Es verdad que muchos se salen con la suya, incluyendo al Gobierno cubano, por supuesto.  A algunos nos irrita el deterioro de su imagen pública y los plazos que anuncian sus mentiras para convertirse en realidad algún día. Yo le digo a mi amiga que no pierda la ilusión, las estafas tienen también su vida útil como los villanos que se escudan en ella para seguir ejerciendo sus artes de magia. A muchos nos ha tocado quedarnos para nombrar el asco y la decepción. Eso no nos convierte en héroes, claro está, sino en simple ciudadanos. Que conste.

6 thoughts on “En nombre de la decepción

  • Maykel, tú y tu amiga esperen el dinero, pero espérenlo sentados!; ah, que no se les olvide virarse un poquito de lado a cada rato, para que no les salgan escaras. Saludos.

  • Compañero Maykel Paneque, hemos recibido su queja, por favor tome un turno y póngase al final de la fila o dentro del molote, como usted prefiera y espere pacientemente a que se le de una respuesta. Desgraciadamente no le podemos dar un turno para su amiga ya que tiene que estar presente la compañera al momento de quejarse y mostrar su certificación de nacimiento. Usted tiene el numero diez millones trecientos setenta y cuatro mil novecientos dieciocho así que se puede considerar afortunado si se compara con su amiga. Manténgase alerta porque a veces hay elementos inescrupulosos y pagados por el imperialismo yanqui que se quieren colar.

    Si escucha rumores de que la cola se ha detenido no haga caso, esa es la gente que habla boberia, en realidad no se ha detenido la cola sino que aun no ha echado a andar pues estamos priorizando a los damnificados del Ciclón Flora de 1963.

    Tampoco se ponga triste, puede que en su lapso de espera le de tiempo a cumplir otra u otras misiones internacionalistas pues la revolución cuenta con su sacrificio incondicional.

    Por ultimo y no menos importante, si se le ocurre desertar o irse del país, va a perder los $430 CUC que le debemos y no se va a poder comprar su caja de pollo en el 2074 cuando se liberen los fondos al finalizar el 9_veno congreso del partido.

    PRÓXIMO EN LA COLA…!!!!!!

  • Muy buen testimonio Maykel, gracias por compartirlo.
    Esa es la sensación general de todos los cubanos:ser estafados permanentemente con promesas y compromisos que no se cumplen.

  • Lo peor y cruel de la dictadura es que esta autorizada a robarnos inmisericorde e impunemente en buen cubano “a lo descarado ” perooo cuando le coges algo a ellos entonces te sepultan en una cárcel como “sanción ejemplarizante” o te asesinan frente al paredón como a los tres jóvenes “ejemplarizantes” que no mataron ni hirieron a nadie pero al Comandante en Jefe le gustaban las terapias de choque, que bueno que al Subcomandante II prefiera “sin prisa, pero sin pausa” y dijo que no le gusta tanto la sangre como a su hermano (yo tengo mis dudas, pero como soplan otros vientos mejor la sangre a poquitos rajones de cabeza, bazo roto, huesos rotos pero fusilados rápido no, sin prisa, pero sin pausa )

  • Meresbala. Me estás encantando. Lo admito. !Qué fino humor! (y mira que él mío es, también , muy bueno. jajajajajaja)

  • Otro ejemplo más de como los Dueños de la granja explotan y juegan con los esclavos.

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