En Cuba la Política debe subordinarse al Derecho, no al revés

Foto tomada en La Habana por Juan Suárez

HAVANA TIMES – Immanuel Kant escribió en el libro que se titula: Teoría y Praxis que para que haya República la Política debe subordinarse al Derecho, no el Derecho a la Política.

Por esta causa en Cuba no hay Estado de Derecho, sino una Autocracia o Despotismo. Cuando el Derecho se subordina a la Política suceden cosas como el hostigamiento de la Seguridad del Estado a la doctora en ciencias históricas Alina Bárbara López Hernández, que vive en Matanzas, pues . Esta doctora de manera valiente ha hablado en todos los lugares sobre los atropellos, abuso de autoridad, arbitrariedades y violación de los derechos humanos del gobierno cubano.

Lo que está haciendo la doctora Alina Bárbara López es lo mismo que hicieron en su momento los intelectuales como Voltaire, Rosa Luxemburgo, Karl Marx y Engels, que combatieron sistemas absolutistas; incluyendo al mismo Fidel Castro que luchó para derrocar a Fulgencio Batista. Si no fuera por el desafío que estos personajes hicieron contra las tradiciones autoritarias no existiera la abolición de la esclavitud o el derecho al voto de las mujeres.

Fidel Castro expuso en el concepto de revolución, divulgado en la Plaza José Martí el día 1 del mes de mayo del año 2000, que revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado. Sin embargo, como hemos visto en 66 años, continúa la misma situación económica y los gobernantes se aferran a mantener el mismo estado totalitario. El fanatismo ha cegado al gobierno cubano durante décadas y se olvidaron de satisfacer las necesidades del pueblo. Se olvidaron de los derechos naturales del ser humano.

Cuba no es de los cubanos, es de la Dinastía Castro. La soberanía no reside en el pueblo. Ellos piensan que incumbe al Estado dirigir la vida económica y patrocinan el intervencionismo estatal como garante de la justicia social. La falta de elecciones libres por tiempo determinado es lo que provoca que no se pueda realizar un proceso en el cual los votantes de unas elecciones eligen directamente entre candidatos a un cargo público y puedan reemplazar a un presidente que haya culminado su mandato o lo haya realizado con irregularidades, ineptitud e impericia.

El gobierno no se encuentra obligado a rendir cuentas ante el pueblo por su mala gestión, pues jurídicamente en las dictaduras no existe este acto administrativo.

Este es el problema del gobierno cubano. Hasta que no estén dispuestos a cambiar los esquemas, a dejar el conservadurismo, a permitir la economía libre de mercado, la libertad de creación y la iniciativa privada, no será posible ningún cambio. Tienen que dejar de hacerse las víctimas del embargo estadounidense y realizar acciones. Las acciones del ser humano son las que cuentan.

Ahora queda esperar el destino de la nación, que es muy incierto. Lo que sí es seguro es que no habrá ninguna reforma como el Glasnost y la Perestroika que puedan desmantelar lo que el régimen de los Castro ha hecho de este país. La miseria, la mala calidad de vida y la penumbra económica que ha dejado el régimen no se pueden comparar ni siquiera con las plagas que según la Biblia le envió Dios al faraón de Egipto por retener al pueblo de Israel de manera arbitraria.

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