En casa, sufriendo con la tv cubana

Por Aurelio Pedroso  (Progreso Semanal)

HAVANA TIMES – Ya en su momento, en el mismo preludio del encierro, el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) nos dio a conocer que para paliar la cuarentena nos llevaría una suerte de programación de verano.

Al instante, no pocos pusieron mala cara. Si la anterior oferta estival dejó mucho que desear, la nueva propuesta iba a seguir por el mismo camino. Y así ha sido. Más aburrida no la han podido lograr salvo en algunos momentos de la madrugada en que ha aparecido algún que otro filme de interés o entretenimiento. En consecuencia, el reto de poner el despertador para ver la cinta. Y muy a propósito, favor de concederle merecido descanso a Crimen en el Expreso Oriente ¿o no ven que de tanto viajado la película nos quedamos dormidos?

En punto y aparte hay que reconocer que nuestros niños, además de las clases y repasos por la pequeña pantalla, han tenido buena dosis de animados para deleite de ellos y tranquilidad en los mayorcitos.

Como lo que necesita la gente es cine, entre otros géneros para no mencionar el humor, se me ocurre pensar en El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde en su doble personalidad. Lo bueno de encender el tv es que no faltará información acerca del maldito virus. Si estos caballeros responsables de la programación encuestaran a los televidentes, la diaria conferencia de prensa del doctor Durán sería lo más visto en el día quizás a la par del culebrón de turno.

Lo más malo vendría a continuación. Y he aquí la clave, la autopsia de esta programación que aún puede pasar a mejores términos si se lograra rectificar: En-tre-te-ni-mien-to.

Parece que los directivos del ICRT no se han enterado todavía lo que algunos psicólogos han sugerido en el propio medio, quitarle un poco el pie a estar pendiente del virus las 24 horas para ver, pensar y soñar con otras cosas más placenteras y poco tensas.

Menos mal que en estos días desayunamos con un clásico. El gran Bogart en un filme que nunca cansa a pesar de sus casi 80 años: Casablanca.

-Play again it, Sam, play As time goes by.