Elecciones, entre las malas y las peores

Rogelio Manuel Díaz Moreno

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Ilustración: cubadebate.cu

HAVANA TIMES — El tema de las elecciones en Cuba es uno de los tantos que polariza in extremis a tirios y troyanos. Casi siempre genera un diálogo de sordos, un estancamiento total y la sensación de que nunca vamos a poder adelantar por los caminos del diálogo o consenso. Vamos a añadir otra voz crítica a esa algarabía.

Ahora estamos próximos a uno de esos ejercicios electorales, la selección de los delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular (el 19 de Abril). En cada circunscripción cubana se elige a un delegado. Para ello, por ley, debe partirse de un mínimo de dos candidatos y de un máximo de ocho. A mí me llamó la atención un detalle en tres o cuatro puestos que apoyan este proceso. Estos son lugares, como bodegas o panaderías, donde se exponen los datos reglamentados de los candidatos. Solo en uno de tales puestos vi la relación de tres candidatos o candidatas, y en los otros sitios aprecié las hojas de solo dos candidaturas.

Pensé en la posibilidad de que fuera casualidad que hubiera esa cantidad de candidatos, mínima o pegada a la mínima, en los puestos que yo he visto. Pero este miércoles 15 de abril publicaron unos datos, en el diario Granma, que indican que no fue casualidad. Existe un total de 12589 circunscripciones, y se aprestaron un total de 27379 candidatos en total. Esto arroja, como promedio, aproximadamente 2,2 candidatos para cada urna. Vaya, que en la mayoría de los lugares se contentaron con el mínimo de dos nombres para la boleta y, en muy pocos sitios, alguno que otro más.

Es una realidad, reflejada en la prensa oficial cubana, la dificultad de las instituciones estatales y organizaciones de masas para encontrar personas dispuestas a desempeñar tareas como cuadros, sobre todo en la base. El delegado municipal es uno de los miembros más tristes de este cuadro, con la consabida tara de la impotencia ante las necesidades y planteamientos del electorado. El reducido número de candidaturas para estas elecciones es compatible con la hipótesis de la apatía y el desencanto de la ciudadanía. En esa misma cuerda, probablemente la asistencia y el voto de calidad, el día de la elección, sean altos, comparados con procesos vagamente similares de otras naciones, pero con tendencia a la baja, comparados con ejercicios locales anteriores.

Algunos analistas como Pedro Campos sostienen que la solución está en aceptar el multipartidismo y sus formatos de democracia liberal. En el Observatorio Crítico solemos hacer escarnio de tales posturas. El multipartidismo no ha aportado, a las clases trabajadoras, verdaderas rutas democráticas para la satisfacción de sus legítimos anhelos. Sería como tratar de curar un paciente con cáncer de monopartidismo, mediante la inoculación de otros cánceres distintos (en nombre). Cada crisis económica cíclica del capitalismo nos arroja sus secuelas de pauperización de las clases medias y proletarias. Entonces recordamos esa triste realidad, ante el espectáculo de todos los partidos políticos, aún los que se llaman “de izquierdas” apoyando las recetas de ajustes y neoliberales.

De rareza, una fuerza política trabajadora alcanza peso suficiente para hacer una diferencia, en un sistema preparado por y para la prosperidad de la burguesía. En esos contados casos, las conquistas vienen más de la mano de las acciones revolucionarias y de masas que del rejuego electoral, y solo son ratificadas luego en la renuente institucionalidad establecida, que las mina por todos los medios a su alcance. Si estuviéramos en esa situación, habría probablemente que respetar esas reglas, pero no es el caso.

Por acá se efectúan ardientes debates sobre el régimen cubano. Que si es una dictadura, que si es la mejor democracia del mundo, que si es la dictadura del proletariado… Defiendo que la dictadura del (supuesto) proletariado se puede superar. Pero no mediante la (supuesta) democracia del capitalismo, sino mediante la democracia del proletariado.

En vez de ofrecer espacio para que más fuerzas autoritarias y de grupos diferentes de la clase capitalista rapiñen parcelas de poder, la clase trabajadora podría luchar para recuperar el poder para sí. Si en manos de sus representantes –municipales, provinciales, y nacionales– reposara una cuota real del verdadero ejercicio del poder del pueblo soberano, las elecciones nuestras tuvieran mucho más sentido. Por supuesto, que este lado político demanda que, del lado económico, el de la producción, hubiera un control semejante de los trabajadores, para que no haya una plataforma de poder material capitalista que se burle de las agitaciones vanas, fuera de sus ventanas. La semiesfera económica y la política deberán unirse bajo el control democrático de los trabajadores.

Ahí sí que las reuniones de selección de candidaturas iban a recuperar la vitalidad que hoy adolecen. La ciudadanía tendría que velar, eso sí, porque ningún sector político minoritario se apropie del proceso organizativo y propagandístico. Que las personas elegidas, lo sean merced al comprometimiento con la voluntad del electorado y su competencia para llevarla a cabo. Esta sería la única garantía de esencia democrática de unas elecciones, la que atraería finalmente la participación entusiasta y legitimadora de la mayoría de las personas.

8 thoughts on “Elecciones, entre las malas y las peores

  • Cuando aterrices tu análisis entonces podremos discutir, Rogelio.
    ¿Cual es el contexto del cuál hablas y cuáles las formas de organización- que no existen ni tienen posibilidades de existir en ese contexto- para poder proponer tu poder soberano del pueblo?( democracia del proletariado)
    ¿Por qué todos tienen que pensar como tú?
    ¿No has reflexionado sobre esto? es decir, ¿quienes quieren de nuevo la democracia encorsetada por un nuevo paradigma excluyente?
    Es necesario pasar al análisis sociológico de la realidad cubana para comprender los incluidos y los excluidos. De no ser así, este post se queda como una declaración ideológica de preferencia tan válida como cualquier otra o tan inválida por lo mismo.

  • excelente pregunta ? POR QUE TODOS TIENEN QUE PENSAR COMO TU ?

  • ” El multipartidismo no ha aportado, a las clases trabajadoras, verdaderas rutas democráticas para la satisfacción de sus legítimos anhelos.”

    El monopartidismo muchísimo menos. ¿ O seguimos insistiendo en la vieja historia de “democracia solo para los que piensan como yo”?

    Ciertamente el mono partidismo por sí solo no garantiza, necesariamente, la democracia, pero en un requisito indispensable para que esta exista.

    Yo no conozco ningún país monopartidista en que haya democracia.

  • Pensando así seguiremos montados en el carrusel por los siglos de los siglos…..

  • Os governantes (de qualquer nível) são meros agentes para viabilizar a elevação do bem estar dos cidadãos. Não são donos e nem devem ser. A Constituição Nacional deve retratar esta vontade popular. E não a vontade de alguns encastelados no poder . A alternância no poder é fundamental para evitar que o governante dele se aposse. Está mais que na hora dos cubanos mudarem esta situação de subserviência.

  • ¿Y por qué el tiene que pensar como ustedes?

  • Yo conozco uno, porque demócratas y republicanos son una misma cosa.

  • Rogelio critica el multipartidismo y que propone? No me quedó claro la alternativa del gobierno del proletariado. Lo ayudo a explicarse:
    – candidatos propuesto por diferentes sindicatos?
    – por gremios de trabajadores?
    – por los diferentes sectores de la economía?

    Y donde quedan representados los estudiantes, las amas de casa, jubilados, emigrantes, que suman millones de cubanos.

    Rogelio el principal problema de los seguidores del sistema socialista comunista, es que no les gusta la democracia liberal capitalista, pero no han podido demostrar mas allá de los panfletos y discursos que tienen una propuesta mejor como sistema alternativo, al menos es lo que se ha visto en la practica.

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