El último Aldabonazo

Por Alberto N Jones

Foto: Time.com

HAVANA TIMES – El sábado 24 de marzo del 2018 pasará a la historia de los Estados Unidos y del mundo como el día en que los escolares, los jóvenes, sus padres y millones de personas obstinados con la incontrolable violencia que devora a ese país, salieron a la calle en masa en cientos de capitales, ciudades y villas para gritar, ¡Basta! y ¡No a la Violencia!

Durante cientos de años esa sociedad caracterizada por la violencia se cebó con los esclavos, y convirtió el linchamiento de hombres y mujeres negros en una actividad festiva los domingos, después de misa; lo que desencadenó una lucha centenaria por la justicia, equidad y armonía, que aún no se ha logrado alcanzar.

Los indios o nativos americanos corrieron peor suerte, pues los asesinaron a mansalva, los estigmatizaron de salvajes, les robaron sus tierras, violaron sus mujeres y hoy millones de ellos vegetan ignorantes, alcoholizados, adictos a estupefacientes  y empobrecidos en las mal llamadas reservaciones, en el oeste del país.

Ambos actos de supremacía racial e impunidad creó un amor por las armas en los Estados Unidos como en ningún otro lugar del planeta.  Hollywood jugó un papel preponderante en fomentar esa cultura mediante las películas del oeste o vaqueros primero, los asaltos gansteriles, los asesinatos de líderes políticos dentro y fuera del país, las peleas y lanzamiento del contrario a través de paredes de cristal desde rascacielos.

Sin embargo, han sido los videojuegos, algunos canales de TV con programas violentos y denigrantes, los que más han impactado negativamente en la psiquis de millones de jóvenes y adultos, que se han convertido en máquinas de matar.

Los gobiernos estadounidenses de turno aceptaron como válido las salvajes matanzas entre jóvenes negros y latinos en los barrios marginales infectados con drogas importadas por la clase dominante en sus yates, aviones o submarinos, desde Asia o América Latina, sin que ninguna autoridad judicial o política cuestionara la forma en que esos estupefacientes han  llegado al país.

La explosión del SIDA y otras enfermedades transmisibles en la década de los 80, la drogadicción y la violenta lucha entre los vendedores de drogas por el control de los barrios, exacerbó el racismo con mitos que acusaban a Haití de haber introducido el virus del SIDA en nuestro hemisferio.

El presidente Ronald Reagan se aprovechó de esa coyuntura e introdujo la ley de Tres Disparos y Estás Fuera, alrededor de 1984.  Consiste en que al delincuentillo que apresen tres veces vendiendo drogas, sería encarcelado de por vida, por lo que la población carcelaria de los Estados Unidos se ha cuadruplicado y es hoy, la más grande del mundo. 

Nada similar fue aplicado en contra de los importadores, distribuidores nacionales, estatales o del condado, que se han enriquecido, lavado billones de dólares ensangrentados edificando rascacielos o construyendo comunidades exclusivas.

Ese amor por las armas ha llevado a muchos a tener verdaderas armerías en sus casas y a minimizar el significado de morir violentamente en un país, donde es cotidiano ser baleado en un centro de trabajo, hospital, iglesia, cine, cuartel, playa o en las escuelas.

La marcha del 24 de marzo fue en respuesta a la gota que colmó la copa, en una cadena de masacres en los Estados Unidos, como fueron los 58 muertos en Las Vegas en Octubre del 2017; los 49 asesinados en el club Pulse, de Orlando, en Junio del 2016; los 32 estudiantes asesinados en la Universidad de Virginia, en Abril del 2007; los 26 niños de primaria masacrados en Sandy Hook en Diciembre del 2012, y los 17 estudiantes del preuniversitario en Parkland, Florida,  el 14 de febrero, que ha desatado una ola de indignación nacional que no alcanzaron otros cientos de masacres que se remontan a 1770.

Durante centurias, el Gobierno de los Estados Unidos ha estado ajeno y de espaldas al clamor de sus ciudadanos para modificar la tenencia de armas.  Regidos por un puñado de familias, personalidades bien posesionadas por la Asociación Nacional del Rifle, nadie ha podido impedir la venta libre de armamento de guerra como el AR-15 o el Ak-47.

Hoy esa Administración se siente acorralada, silenciosa y refugiada en su guarida,  esperando que pase el vendaval que amenaza con barrerlos del poder.

Ese aldabonazo debe llegar a Cuba,  donde no ha ocurrido un hecho  similar en medio siglo, pero el país no puede ignorar a los precursores de la violencia, la degradación social, programas televisivos y el paquete, insatisfacción de las necesidades humanas, vulgaridades, alcoholismo, orina y fecalismo en cualquier lugar, falta de cuidados del entorno, disciplina social etc., sin la intervención de las autoridades o regulación y penalización de esos actos.

2 thoughts on “El último Aldabonazo

  • Jones:

    Para que veas cuán sesgado es tu análisis (Donde metes el problema del racismo a la cañona, parece que tienes fijación con eso.), y cuán poco en cuenta tomas la realidad te dejo una noticia: Las donaciones a la NRA han aumentado. Es decir, la cosa no es tan simplona, ni el aldabonazo fue el último, ni el gobierno está en crisis, ni la NRA tampoco, y, muchísimo menos nadie va a barrer del ‘poder a nadie. Cuando se analiza un tema tan complejo como el que abordaste, hay que tener más conocimiento y menos prejuicios y estereotipos, si no, la realidad te tira el cubo de agua fría.

    http://www.diariodecuba.com/internacional/1522500282_38411.html

  • Perdona Jorge Alejandro que no habia visto tu respuesta hasta hoy y a pesar de la demora, nada desmiente lo dicho en mi articulo.

    Que te moleste que toque el tema de racismo inveterado en los Estados Unidos es un problema tuyo y no mio.

    Que una sociedad violenta por excelencia haya donado mas dinero que antes al NRA, o que los funcionarios policiacos, judiciales, politicos y sociales a todos los niveles esten comprados por el NRA y esten atados de pies y manos, solo lo niegan cubanoamericanos influidos por sus antagonismos con Cuba y lo mucho que les duele que alli no ocurran masacres similares para culpar al sistema.

    En fin, argumentar y rechazar hechos reales que continuaran hasta la desaparicion de esta sociedad es facil y es politicamente correcto tomar esa postura para caer bien y no ser criticado.

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