El racismo en los EE.UU. y la discriminación por motivos políticos en Cuba

Por Lynn Cruz

HAVANA TIMES – Al despertar, la primera noticia del día fue que al prisionero político cubano, Silverio Portal, lo dejaron ciego de un ojo tras una golpiza en prisión. Anteayer el video de un policía blanco estrangulando a George Floyd, de 46 años, se volvió viral.

Floyd murió en pleno siglo XXI linchado por un racista. Sus últimas palabras fueron: “No puedo respirar”. Mientras escribo, esa frase retumba en mis oídos, en medio de la crisis que ha generado la extraña mutación de la gripe Covid-19 que también provoca asfixia.

Los protestantes en Minneapolis, la ciudad estadounidense donde ocurrió el crimen, exigen que se haga justicia. Demandan que los cuatro oficiales de la policía rindan cuentas tras las declaraciones ambiguas de las autoridades, respecto al incidente. Una serie de homicidios de este tipo han sido relacionados con el asesinato de Floyd, lo cual evidencia que este no es un caso aislado y lo que hace la diferencia es el video. El poder captar el momento sin que luego se manipulen los hechos.

Puse un post en mi muro de Facebook con estas mismas imágenes y escribí: “Dos hombres, uno estadounidense, George Floyd; otro cubano, Silverio Portal, ambos son víctimas del abuso de poder y de la discriminación.

Floyd fue asesinado por policías racistas; Portal perdió la visión de un ojo tras una golpiza en prisión, padece discriminación política. ¿Por qué los cubanos pueden hablar fluidamente del racismo en los Estados Unidos y criticar con claridad el sistema judicial estadounidense? Porque hay un reconocimiento de que existe un problema.

 ¿Por qué los cubanos no pueden ver con claridad la injusticia cometida contra Portal? Porque en Cuba se niega la existencia de prisioneros políticos. No se reconoce que hay un problema, que todos los cubanos no pensamos de la misma forma. La primera injusticia tiene rostro, el de un policía; la segunda no porque es sistémica, se trata de un individuo contra un poder autoritario”.

Inmediatamente las reacciones se hicieron notar. Llamó mi atención que la mayoría de las opiniones eran de cubanos que no viven en Cuba y las ideas recayeron en el racismo. Muchos condenaron la injusticia contra Portal, pero falta aún el entendimiento real de un fenómeno que data desde el principio mismo del triunfo revolucionario con el fusilamiento o las largas condenas a los opositores.

Este es un mensaje que me dejaron en el post, David Díaz: “Conocía de tu posición contra la Revolución, pero hay que ser desalmada y mal intencionada para hacer conscientemente tan vil comparación y manipulación. Espero que hayas sido bien pagada. El mal agradecimiento puede ser ilimitado, en tu caso lo es y es una lástima, tan joven y bien formada en esta bella, humana y solidaria obra. Más desagradecida difícil de encontrar”:

En Cuba, las ideas contrarias deben ser barridas con mugre. Acusarme de ser pagada por decir lo que pienso, además de todos los adjetivos, solo pretende convertirme en basura. Eso es exclusión, aislamiento, discriminación. Es cambiar mi voz, distorsionarla. Significa despojar de limpieza mis ideas, tal como ocurre con Silverio Portal.

Portal está en prisión desde 2018 por presuntos delitos de desorden público y desacato a Fidel y Raúl Castro. Su estado de salud es delicado. La condena es de cuatro años. Por medio de otro hombre privado de libertad, se supo que recibió la golpiza de manos de agentes carcelarios del régimen.

El rechazo político determina la posición social. Los empleos mejores pagados en Cuba pertenecen al Ministerio del Turismo. Muchos guías turísticos, por ejemplo, son miembros del Partido Comunista. En cualquier centro de poder tendrás que probar la lealtad ideológica que significa no cuestionar.  A los trabajadores privados, puesto que deben abastecerse en el mercado negro, a falta de alternativa, los controlan por medio de esta ilegalidad que genera el propio Gobierno. A los docentes se les exige una alineación absoluta, así como los estudiantes universitarios se sienten amenazados debido a las expulsiones ejemplarizantes.

Los nombres de Laura Pollán, Oswaldo Payá ambos fallecidos en circunstancias extrañas;  Orlando Zapata otro que murió en prisión a causa de sus ideales; el científico Ariel Ruiz Urquiola, a quien le inocularon VIH también en una prisión de conciencia; la gravedad que padeció Xiomara Blanco, a causa de una bacteria que adquirió en la cárcel; todos estos nombres se suman a la larga lista de personas dañadas en estos 61 años. Es hora de articular movimientos contra el odio político en Cuba.

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