El mensaje de Ortega: “Quiten las sanciones o hundo a Nicaragua”

Caricatura: PxMolina

Cuando todos los países centroamericanos hayan controlado el número de contagios y abran sus fronteras, Nicaragua será aislado

Por Vilma Castillo  (Confidencial)

HAVANA TIMES – El Gobierno sandinista no está dimensionando de qué manera afectaran a Nicaragua —moros y cristianos— sus decisiones en torno a la pandemia. Ortega y Murillo creen que resguardados como están, la pandemia pasará de largo. Pero no, si el barco se hunde, hasta su familia se irá a pique.

Cuando todos los países centroamericanos hayan controlado el número de contagios y abran sus fronteras, Nicaragua será aislado. Los nicas seremos tratados como indeseables porque ningún país querrá arriesgarse a dar entrada a personas que llegan de un país, que ya está siendo calificado —con justa razón— fuente de contagio. Esa exclusión incluirá a turistas, migrantes, comerciantes, transportistas, empresarios y políticos.  La exclusión va para todos. El factor de exclusión será el país de procedencia e incluirá a hijos, nietos, nueras, yernos y similares de la familia.

Ortega insiste a EE. UU. que anule las sanciones a su familia. Y a estas alturas es altamente probable que esté dispuesto a negociar una salida a cambio de esa acción que tanto le ha dolido por el impacto que tiene en los negocios y bienestar de su prole. Ortega necesita poder de dominio en Nicaragua, sus hijos necesitan dinero y circular por el mundo.

Estoy segura que en este momento Ortega está listo para sacrificar el poder de dominio tal como lo ha ejercido hasta ahora. Está dispuesto a cederlo —en formato y medida a su estilo— por el bienestar y futuro de sus cachorros. Sabe que su deterioro cognitivo es inminente —de hecho, ya es evidente—y su tiempo se agota. Sabe que su continuidad en el poder es absolutamente improbable.  La señora de los anillos, con menos edad, más saludable y apenas probando las mieles del poder, es otra historia.

Las acusaciones de intervencionismo y las quejas de Ortega sobre las sanciones no han funcionado y si hay algo que lo ha caracterizado, es su pragmatismo y su uso de la fuerza bruta para enfrentar los problemas.

En esa línea, para mí, el mismo abandono en que ha dejado a Nicaragua en este momento de pandemia, a la buena de Dios, se puede interpretar como una reacción extrema que lleva un mensaje para EE. UU. —no a la oposición nicaragüense a la que no tiene ningún respeto. 

El mensaje es el siguiente: “Quiten las sanciones o hundo a Nicaragua”. Y hay más acciones que llevan el mismo mensaje para llamar la atención de EE. UU. Por ejemplo, el asedio a excarcelados que se ha recrudecido en los últimos meses y que no tiene ningún sentido válido en este momento; continuidad de secuestros, el hecho de mantener a los presos políticos encarcelados y condenados a muerte en cárceles contagiadas con el covid -19 mientras libera a violadores, femicidas y asesinos.

Todos esos actos son “fintas”, Ortega es extremo y de esa forma pretende llamar la atención para buscar esa salida negociada que liberará a sus hijos.

Lo que la pareja no ha dimensionado es que mientras sigan jugando a ser los dioses de la muerte, no hagan nada para evitar la expansión de la pandemia y busquen como subir el porcentaje de recuperación de las personas afectadas, sus hijos seguirán confinados en el territorio nacional.

Ningún país querrá aceptar a potenciales portadores del virus. Ortega cree que una vez muertos los que tienen que morir, superada la etapa de expansión de la pandemia y libres de sanciones, los chicos podrán viajar y ser felices como antes.

Se están equivocando. Hace pocos días el director de emergencias sanitarias de la OPS dijo que nadie puede predecir cuándo desaparecerá el riesgo de enfermar por covid-19.  Conservadoramente se estima que en dos años estará accesible una vacuna certificada. Sin embargo, todavía no se sabe si la vacuna dará inmunidad suficiente como para que la gente pueda circular sin restricciones como antes de la pandemia. Y aunque las farmacéuticas trabajan en un medicamento, esto tampoco es una meta de corto plazo.  Todo esto lleva a la conclusión de que lo único seguro para no enfermar es evitar la exposición al contagio.

Conscientes de esa realidad, algunos países que han logrado bajar el número de contagios y que han instalado las capacidades sanitarias necesarias para mantener a salvo a su población y atender a los visitantes que pudieran contagiarse en el país, están buscando como negociar acuerdos de intercambio comercial y de turismo entre ellos.

Si, entre ellos. Países con los que antes negociaban y tenían excelentes intercambios turísticos, pero que no logran reducir el número de contagios y tasas de letalidad, serán excluidos. Cerrar los países para detener la pandemia ha sido una estrategia muy costosa y los países que han tenido éxito no se arriesgaran fácilmente.

La pandemia no es cosa de juego. Algunos aprendizajes positivos, pero todo lo demás es pérdida y aunque los más pobres, los más viejos y enfermos serán los más dañados, de esta nadie saldrá ileso.