El mas reciente sonado caso de censura en medios cubanos

El caso Facundo: un “out” mal “canta’o”

Por Aurelio Pedroso  (Progreso Semanal)

HAVANA TIMES – Lo sucedido con el actor Andy Vázquez, el Facundo Correcto, Bienvenido o Aguaje, del muy popular programa televisivo Vivir del Cuento, ha sobrepasado aquella vieja sentencia, cubanizada por demás, de “jugar con la cadena, pero no tocar al mono”. A tal punto,  que parece le sacudieron la jaula a algún simio cuyo retrato se veía reflejado cada lunes en la televisión cubana.

En el ejercicio de mi profesión, como en casi todos los lugares del mundo, el género de opinión es uno más en nuestros deberes. Hasta el último minuto de vida sostendré que debe ser respetado, aceptado y no silenciado. Y voy más allá. No solo en periodismo, sino como simple ciudadano, ejercicio democrático que muchos han realizado, sobre todo, al calor de los debates populares alrededor de la Constitución.

Aún sin conocer los detalles en su profundidad —por la sencilla razón de que no han sido públicos, salvo las recientes declaraciones del director del canal Cubavisión, Rafael Pérez, aparecidas en Facebook—, quienes debían desde el primer momento aclarar lo sucedido guardan un silencio sepulcral. En resumen, Pérez declaró ante un medio prácticamente desconocido, que el actor no estaba despedido del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).

Pero otra cosa es lo que se ha dicho en las redes sociales que, como pocas veces cuando se trata de una noticia de interés, ha tenido una repercusión sin paralelo alguno. Recordar que son casi cuatro millones los celulares en la Isla.

Más allá de lo que dijo o dejó de decir el carismático actor en torno al desorden ciudadano y empresarial ocurrido en la inauguración del mercado Cuatro Caminos, el problema de fondo resulta la poca o nula transparencia ante acontecimientos de gran impacto popular. Y eso no es responsabilidad del actor Andy Vázquez, sino de quienes dirigen la política informativa del país desde las altas esferas hasta un responsable de determinado organismo o ministerio que se lo piensa dos o tres semanas para responder, si es que al final lo decide.

Nunca imaginé que lo sucedido llegara tan lejos. Si de imaginación se trata, me gustaría saber algún día quién o quiénes tomaron tan absurda decisión, si fue colegiada o no, y quiénes votaron a favor o en contra. Todo, porque habrá que incluirlos en una lista de gente temible.

Hace años, allá a mediados de los ochenta del siglo pasado tuve un singular encuentro con un importante responsable de estos menesteres informativos e ideológicos. Aquel hombre, con una lucidez extraordinaria y siempre vigente para estos tiempos, confesó que en información había que tener sumo cuidado, porque “un ‘out’ mal cantado en el Latinoamericano, podía poner patas arriba a esta capital”.

A mi juicio, es lo que ha sucedido. Por ello es que la gente está muy, pero que muy descontenta con este episodio de censura, que todavía continúa en matices claroscuros.