El curioso caso de la tienda china en La Habana

Captura de pantalla: Yosniel González

HAVANA TIMES – Nada ha sido más viral en Cuba por estos días que el inesperado cierre de una tienda china que vendía al por mayor en La Habana, en circunstancias bastante raras.

Podría pensarse que es un caso local o aislado, pero nada de eso, es reflejo de la manera en la que caóticamente funcionan las cosas en este país. Entremos en detalles.

Para empezar, hay que aclarar que no es el primer comercio chino que abrió en La Habana en los últimos meses, pues antes fue inaugurado en diciembre GD-Mart, con asociación entre la local Tiendas Caribe y la empresa china Guangdong Stationery & Sporting Goods, Corp. No obstante, los pagos online solo se aceptaban desde el extranjero.

También existe de nueva creación Dofimall, dedicada sobre todo a importar desde el exterior, con un inventario de equipos y maquinaria industrial y agrícola, así como productos de la rama automotriz, ferretería, mobiliario, textiles, cuero y otros fabricados en China. En ninguno de esos dos casos se trata realmente de comercios para el cubano medio.

Volviendo a la tienda de la polémica, llamada “China Import”, está ubicada en la intersección de las calles Manglar y Oquendo, del municipio capitalino Cerro, y pertenece a la cadena china Nihao53.

Adentro del almacén China Import antes de su cierre. Foto: www.cubanoticias360.com

El almacén, muy cercano al emblemático Mercado de Cuatro Caminos (el de la famosa desbandada cuando se inauguró en 2019, ¿recuerdan?), vendía productos al por mayor, a precios bastante competitivos si se compara con las ofertas de otras empresas y negocios, pero con una política un tanto particular, no al uso en Cuba.

La compra final debía superar los 50 dólares, que al cambio fluctuante sobre los 320 pesos por un dólar equivale a 16 mil pesos, una cifra ya prohibitiva para la mayoría de la población cubana, pero tampoco era que compraras lo que quisieras, pues los productos tenían una cantidad mínima predeterminada por los dueños, que podía ser hasta de 12 unidades.

Es decir, que además de gastarte una buena suma de dinero, tenías que comprar quizás productos repetidos que no necesitabas, por lo cual los mayores compradores eran los revendedores y dueños de Medianas y Pequeñas Empresas (Mypimes), porque realmente los precios allí eran más bajos si se compara con el resto.

La oferta tenía variedad, desde ropa y calzado hasta colonias de imitación, espejuelos graduados, equipos eléctricos menores y útiles del hogar, con la particularidad de que no aceptaban devoluciones.

El primer problema fue con las transferencias, pues en principio aceptaban plataformas internacionales como Qva Pay, TropiPay, Lian Lian, transferencias bancarias internacionales o por las nacionales Transfermóvil y EnZona, pero la conectividad hizo de las suyas y ya en los últimos días todo era en efectivo solamente.

Hasta ahí todo más o menos bien, pero el jueves pasado amaneció con el cartel de “cerrado hasta nuevo aviso” y empezaron las especulaciones.

Los empleados del lugar a quienes accedimos nos dijeron que había ocurrido un desfalco en el almacén y estaban esperando una auditoria, razón por la cual no podían seguir brindando servicios.

El robo luego no fue mencionado más, ni siquiera cuando escribimos al teléfono que pusieron en la cerca perimetral para indagar un poco más sobre el asunto. Ese número posteriormente fue borrado del cartel improvisado, evidentemente porque eran demasiadas las llamadas y los mensajes.

De haber habido realmente un faltante como nos dijeron ese día, sería un asunto bastante serio, pues se trata de un recinto completamente cercado, con una sola entrada, y los niveles de faltante que nos mencionaron era imposible sacarlos sin un transporte pesado, que solo puede introducirse por la garita custodiada, y eso implica la participación de los propios trabajadores del lugar.

Sea cierto o no el robo, la auditoría sí fue confirmada en ambos casos, pero lo raro es que cuando una empresa se somete a una inspección como esa no retira toda la publicidad del lugar, como ocurrió en este caso. El mismo jueves ya no se veían las promociones de los productos en la entrada de la tienda, sino el añejo cartel de Suchel Debon, el antiguo nombre de la fábrica de jabones que funcionaba antes.

Aun cuando la duración del cierre sea incierta, nadie que pretende seguir adelante retira las promociones, y eso da que pensar que “El Chino”, como se le dice popularmente al dueño, aunque es cubano, se hartó y prefirió cerrar definitivamente, al menos en ese lugar.

Se especula que el revuelo causado tras la difusión de videos en redes sociales, porque hace más de un mes funcionaba la tienda y no pasaba nada, llamó la atención de algún dirigente que, azuzado quizás por algún dueño de MiPyMe (no descarto que también pariente de dirigente), se cuestionara sobre todo esa forma de pago al cambio informal, que no le está permitido al resto de los comercios.

Lo que sucede es que supuestamente esto contó con la aprobación del Ministerio de Comercio Interior y el de Finanzas y Precios, y entonces deja mucho que desear la seriedad con la que se abordan los negocios en este país.

La supuesta flexibilización de las políticas económicas se detiene cuando choca con los intereses de algún “cabezón”, como se le dice en Cuba a los dirigentes o sus familiares.

En este caso específico, le da la razón a los que aprovecharon ese primer mes para acaparar y ahora revender, porque ya no existe la competencia, y esto es exactamente lo contrario de lo que se buscaba.

Si bien era lógico que al principio fueran los revendedores los principales clientes, al ver que la tienda se mantenía funcionando esos individuos tenderían a desaparecer, porque los clientes pueden ir directamente al lugar de origen para obtener el mejor precio y ellos tendrían los productos con mucha menor salida.

Sin embargo, ahora mismo, y si en definitiva no se retoma el negocio, ellos podrán vender lo adquirido en “China Import” al precio que se les ocurra, porque sencillamente son los únicos poseedores de esos productos.

Todavía es temprano para dar un criterio definitivo, pero esto huele a improvisación, y si no es así sería entonces peor, porque implicaría incumplir el compromiso contraído con un inversor extranjero, y ese es un lujo que no se puede dar la depauperada economía cubana.

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One thought on “El curioso caso de la tienda china en La Habana

  • Lo mismo que pasó con el cotsco de berroa. Cuando el que autorizó a abrirlo dejo de beneficiarse, le echaron los perros y lo cerraron. Por eso nadie quiere invertir en Cuba. Somos un país que depende de los intereses de sus gobernantes. Juegas en mi patio con tus juguetes hasta que yo vea que estas gozando. Después te decomiso los juguetes, por cualquier motivo absurdo te boto de mi patio y juego con ellos yo. Esta política la hemos usado por muchos años por eso no levantamos cabeza.

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