Edmundo García, el nuevo “decepcionado”
Por Francisco Acevedo
HAVANA TIMES – Hace un par de semanas hablamos de la decepción del cantautor cubano Amaury Pérez con el régimen de la Isla, según él porque no promueven su música; uno más que aparentemente se baja del barco cuando le “pisan el callo”, como se dice en buen cubano en referencia al que protesta solamente cuando le quitan algún privilegio.
Esta semana el protagonismo se lo llevó el presentador y youtuber Edmundo García, un personaje veleta de toda la vida, que ahora navega, también aparentemente, contra la Revolución.
Se trata de un personaje que se hizo famoso en Cuba como conductor de programas en el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), siempre relacionados con el arte, que era coleccionista él mismo y por eso tuvo su prior encontronazo con el Gobierno, al punto de que se fue del país acusado de traficar obras de arte.
A su llegada a Estados Unidos trabajó también en la televisión y su línea era contrarrevolucionaria moderada, hasta que luego empezó con sus proyectos personales atacando el bloqueo y defendiendo al régimen.
Con el tiempo se supo que no era gratis, tuvo una crisis nerviosa y se fue a vivir a la Isla un par de años, pero allí no servía de mucho, más bien era una carga, y lo mandaron de vuelta al exilio, según él mismo dijo, con la misión de acabar con los nuevos influencers que son el incordio de la dictadura.
“Vengo a enterrarlos”, pregonaba Edmundo a los cuatro vientos, pero terminó con el rabo entre las piernas cuando al volver se dio cuenta de que nadie creía su cuento, y por tanto nadie le patrocinaba, y el propio Gobierno cubano le dio la espalda. Hizo entonces una amarga directa en la que se despedía de las redes o al menos dejaba de hacer su habitual programa (porque con 20 pesos no se hace una directa, según confesó).
Físicamente depauperado, siguió subiendo videos indistintamente, pero esta semana explotó y soltó lo que tenía guardado entre pecho y espalda hacía mucho tiempo, porque sabe con él no hay vuelta atrás.
Habla reiteradamente de linchamiento de su figura en el exilio, y sin tapujos dice que es un operativo de inteligencia para potenciar a Carlos Lazo y su proyecto “Puentes de amor”, el arma que está usando el Gobierno cubano actualmente para promover el fin del bloqueo desde dentro de los Estados Unidos, tratando de crear conciencia entre sus ciudadanos con el cuento de que la Patria está por encima de todo y hay que olvidar las diferencias para unir a los cubanos donde quiera que estén y luchar contra lo que intente separarlos (menos la propia dictadura, que es la principal separadora).
Ahora que se encuentra en el estercolero, el expresentador, que en su momento reconoció que trabajaba desde hace décadas para la Seguridad del Estado (el brazo represor del régimen antillano) y era un infiltrado en Miami, reconoció que el único camino para el pueblo de Cuba es la participación ciudadana.
“La consulta popular, la alternancia, la derogación de todo lo que signifique la exclusión de un pequeño grupo político. El único camino para el pueblo de Cuba es detener la desidia y que haya una participación de verdad”, y seguidamente llamó impresentable al heredero, Miguel Díaz-Canel.
“El pueblo de Cuba merece algo mejor, necesita realizarse en las urnas, en la libertad, en la prosperidad, en el derecho a la búsqueda de la felicidad”, soltó a continuación.
Todo esto no es más que la muestra evidente de la doble moral no solo de Edmundo, sino de todos los que le hacen el juego al régimen, incluido el mismo Lazo, al cual Edmundo le tiene toda la envidia del mundo porque fue el nuevo protegido de la dictadura en el exilio, el que se queda con los fondos que antes eran para él.
Al otro día casi suplicó porque alguien le diera trabajo, pero su problema es que nadie cree en él, ni en Cuba ni en Estados Unidos. Esta vez no fue tan dramático como en la famosa directa de despedida en la que ofreció hasta ponerse “una pistola en la cabeza” y dispararse en público al sentirse traicionado, y envuelto en una trama de turismo sexual en contubernio con altas figuras de la dictadura.
Todo eso, además de ofensas a personalidades de la cultura como el cantautor Pablo Milanés, incitación a la violencia e indiscreción sobre planes militares relacionados con Venezuela hundieron en el descrédito al expresentador.
Al igual que comenté en el caso del fundador de la Nueva Trova Amaury Pérez, Edmundo siempre me ha parecido un lamebotas de Fidel Castro y su hermano Raúl (de hecho, en sus directas sigue teniendo detrás la imagen de Fidel), por lo que no me creo tampoco el cuento de que hará oposición. A ese basta con echarle un caramelo para que vuelva a echarse al suelo.
Y esto lo dejé para último, pero no porque sea menos importante, sino todo lo contrario: Cuando Lazo presenta la directa que provoca el estallido de Edmundo le echa el brazo por encima a Israel Rojas, el líder de la banda Buena Fe, y este le dice: “No me hagas eso que estoy quitado de las redes sociales, estoy puesto para mi música”. Algo realmente llamativo para uno de los artistas cubanos contemporáneos más ligados a la política.
Evidentemente se ha sentido la presión de los cubanos en el exterior, donde solamente amparado por las embajadas puede hacer alguna que otra presentación, y siempre encuentra cubanos dignos que le reprochan en su cara, no por redes sociales, su connivencia con la dictadura. Le está afectando el bolsillo y ahora no quiere que lo vinculen tanto con sus valedores, “si nos hemos equivocado en algún momento, que nos perdonen”. Ya él sabe que ese Gobierno no tiene remedio y en cualquier momento da un vuelco radical ¿Será el nuevo renegado?
A estas alturas del campeonato nada me sorprende. Si Israelito se quita la mascara o se pone otra , bueno, que sea para bien de su musica, disculpen, del pueblo.