Doctorados cumbres, cumbres doctorales y otros escarnios

Liz Cuesta, Esteban Lazo, Alejandro Gil y Miguel Díaz Canel

Por Anónimo (El Toque)

HAVANA TIMES – No hay dudas, se burlan de nosotros. Sin piedad ni pudor alguno. Sarcásticamente se mofan.

Según ha trascendido en varios medios y redes sociales, Esteban Lazo habría defendido (o está por defender) un doctorado en Ciencias de la Educación. No una licenciatura o un diplomado o una especialidad o una maestría, un doctorado. Así como suena. Previamente, como exigen las normas académicas, publicó par de artículos “científicos” en sendas revistas indexadas de Cuba. “Integración de factores comunitarios para educar en valores en el municipio Regla, La Habana”, se titula el primero, firmado junto a una investigadora del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder) en la revista Atenas (de Matanzas); y “La formación político ideológica de los estudiantes universitarios en el contexto cubano actual”, en la Revista Cubana de Educación Superior, en coautoría nada más y nada menos que con la rectora de la Universidad de La Habana (UH).

La Dra. Denia García Ronda, maestra de generaciones en la UH, comentó en su perfil de Facebook: “¿Qué necesidad hay en este país y en estos momentos de que nuestros dirigentes y otros servidores públicos quieran ser doctores? (…). Cualquiera que haya pasado por ese proceso científico sabe cuánta energía, cuánto estrés, cuántas horas-nalga (cómo decía Félix Pita) hacen falta para investigar, procesar, reflexionar, redactar una tesis y luego preparar su defensa. ¿En qué tiempo lo hacen? ¿Con qué dedicación? ¿Y para qué? Un gobernante demuestra o no su capacidad, no porque sea doctor o no lo sea. El hábito no hace al monje. Zapatero, a tus zapatos”.

La también doctora en Ciencias Alina Bárbara López Hernández se detuvo en el perfil estalinista y conductista del artículo firmado a dúo entre el presidente del Parlamento y la rectora. Al citar a Pozo, esgrimen los autores del análisis: “El trabajo político-ideológico es capaz de ejercer influencia sobre el ánimo político y la opinión pública. Establece ajustes positivos en la actitud de las personas hacia el contenido, formas, tareas y actividad del Partido y el Estado. Forma ajustes y actitudes negativas hacia el enemigo político. Su tarea es también la de formar una opinión pública positiva con relación a los hechos concretos e intenciones del Partido y del Estado”. Toda una joyita de panfleto. Y no es la única cita deliciosa. También referencian palabras del doctor Díaz-Canel, esposo de la igualmente doctora Lis Cuesta, y tutor del asimismo doctor Alejandro Gil. Constelación doctoral donde las haya.

Aparte de que las responsabilidades de cualquier político gobernante en el mundo lo limitarían enormemente para ejercer en paralelo la investigación científica, si ese político, además, preside un Parlamento y un Consejo de Estado, es muchísimo más difícil que pueda emprender la tarea. Si advertimos que hablamos de un dirigente de 79 años que ni ahora ni en su juventud ha logrado hilvanar un discurso verbal que se recuerde por más de dos párrafos coherentes al hilo, y que cuando ha debido leer tampoco puede hacerlo con la mínima fluidez de un estudiante de preuniversitario, entonces el asunto pasa de ser poco verosímil a convertirse en una flagrante burla.

Aunque, qué esperar sino burlas, hirientes jodas, de quienes mandan una “finca” en ruinas y se dan el lujo de organizar una cumbre mundial que implica a decenas de países. Aunque para ello tengan que dejar sin electricidad, antes y después, a media nación, o lanzar los perros de presa a reprimir activistas y opositores a mansalva para mantener las calles silenciosas ante los oídos de los dignatarios.

Qué esperar de un presidente que se para frente al Grupo de los 77 + China a pontificar sobre “la construcción de un mundo más justo, verdaderamente democrático e inclusivo”; a la vez que tiene más de 1 000 presos políticos, un sistema electoral de caricatura y la Constitución convertida en papelucho que se usa a conveniencia para limitar derechos del pueblo mientras blinda los de los gobernantes.

O que días después llega al flamante podio de Naciones Unidas y se muestra “consternado y rabioso”, para decirlo con Benedetti —a quien gusta citar—, y reclama “una reforma urgente de la arquitectura financiera internacional”. Él, cuyo Gobierno ha convertido en un verdadero desastre las finanzas de su patria, con una moneda nacional que lo único que produce es vergüenza.

¿No resultan chistes macabros? Como el de quien, para decirlo en tono de meme, te rompe los pies, te vende las muletas y después te convence de que gracias a él caminas.

¿Qué más nos queda por ver? ¿Un doctorado de Ulises Guilarte titulado “Metodología científica para fortalecer la alegría de los trabajadores mientras se les paga poco y se les obliga a marchar”? ¿Un artículo científico de Teresa Amarelle Boué sobre la necesidad de reproducción de las mujeres en aras de crear una cantera sólida de pioneritos revolucionarios? ¿Una conferencia magistral de Guillermo García Frías sobre la importancia ideológica de las jutías y cocodrilos para el estómago virtual socialista? ¿Que las universidades de La Habana, de Las Villas y de Oriente le otorguen de manera conjunta el doctorado honoris causa en Derecho a Ramiro Valdés, en virtud de sus conocimientos jurídico-represivos? ¿Que el grupo de los 77 + China, la Celac y el ALBA lancen un crowfounding para erigir en Cuba un monumento a la democracia y a la libertad de prensa? ¿Un congreso de los sepultureros de la isla bajo el lema: “¡Trabajaremos más!”?

Cualquier cosa puede esperarse. Que Dios nos coja confesados.

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2 thoughts on “Doctorados cumbres, cumbres doctorales y otros escarnios

  • Cdo leí el artículo en el Toque me sentí anonadada… creía en la integridad de los profesores de UH y se prestan para esa farsa… ahora se les antoja tener títulos científicos para seguir alimentando su ego-ismo… cta vergüenza ajena siento mi Dios!

  • Una Feria de Banalidades en su expresión mas pura.

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