Después de Obama, qué bien se arma el rompecabezas

Rogelio Manuel Díaz Moreno

Foto: Juan Maria Mondelo

HAVANA TIMES — La visita del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, a Cuba, ha sido interpretada de las más variadas maneras. En este acercamiento intento dar una lectura que creo muy necesaria y que ha brillado por su ausencia; sospechase razones bien interesadas.

En primer lugar, se debe situar la visita del mandatario en el marco del proceso de normalización de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Como se sabe, Obama y Raúl iniciaron, a partir del 17 de diciembre del 2014, un proceso de deshielo en el diferendo bilateral. Como parte de ello, la Casa Blanca ha anunciado varios paquetes de medidas para aliviar parcialmente la política de embargo-bloqueo.

A La Habana se le reprocha frecuentemente que no haya respondido con medidas recíprocas, aunque esta última no tenía legislado ni practicaba una política semejante de sanciones contra Estados Unidos. Las acciones del gobierno cubano se han movido, no obstante, por otros planos.

La visita de Obama fue todo un espectáculo mediático, con ingredientes desde la política hasta lo cultural, ideológico y deportivo. Muchos participaron conscientemente del montaje, desde el más encumbrado hasta los “ciudadanos de la calle” que mostraban los medios de prensa. De aquí que, en todo lo trasmitido, deba buscarse entre líneas, entre lo no confesado, lo que falta para comprender la gran imagen.

Para entender lo que falta, es necesario aquilatar una faceta del dichoso embargo-bloqueo que muchos pasan por alto. La tal política, técnicamente, ha sido anti capitalista, y ha funcionado como un obstáculo a la expansión del capitalismo.

Claro, que en la época de la Unión Soviética y cuando aquí se decía que la inversión extranjera y el dólar eran malos, aquella faceta no se hacía sentir. Con la caída del campo socialista, muchas cosas habían de cambiar. Por ejemplo, los capitalistas europeos y chinos empezaron a comprar los espacios que La Habana, de pronto, estaba ansiosa de vender.

Con la sucesión de las crisis económicas mundiales de las últimas décadas, más y más capitalistas estadounidenses empezaron a fijarse en un mercado a las puertas de sus casas. Once millones de habitantes, mano de obra calificada, recursos naturales no desdeñables y una posición geográfica envidiable eran valores que invitaban a la inherente naturaleza del capital de expandirse.

Pragmáticamente, hasta personajes como Donald Trump y Jorge Mas Santos quieren invertir en Cuba. De pronto, las diferencias ideológicas subrayadas por el bloqueo, empezaron a resultar obstáculos en el camino de un buen negocio.

Foto: Juan Maria Mondelo

Ni siquiera la existencia de un régimen unipartidista le quita el sueño a los potenciales hombres de negocios estadounidenses. La experiencia de las relaciones con China mostraba que incluso eso podía constituir una ventaja. Es más fácil el control social y la gobernabilidad y, por lo tanto, las ganancias son más seguras, cuando una población recuerda poco de sus tradiciones de insubordinaciones cívicas y luchas democráticas.

Los mayores oponentes al bloqueo, en Washington, tenían mucho que ganar como los exportadores agrícolas. Los grupos de cabildeo, como Cuban-Americans for Engagement (CAFE) han explotado hábilmente estos sentimientos, en su labor de demostrar todo lo que cada orilla “se está perdiendo” por culpa del bloqueo.

Al sur del estrecho de la Florida, por lo menos una parte de los capitalistas extranjeros dejaron de ser “malos” en cuanto se acabó el apoyo soviético. A trompicones avanzaron las reformas, con sus lazos y retrocesos, pero el impulso general es indetenible hacia la liberalización.

Se conceden derechos de arrendamiento por un centenar de años; acceso a recursos naturales; décadas de exenciones de impuestos; derechos de explotación de una fuerza de trabajo con derechos laborales limitados. Y todas estas salsas se ofrecen de buen grado, lo mismo en euros, yenes o dólares; solo los poseedores de estos últimos estaban impedidos de venir al banquete por su propio gobierno. ¡No podía ser!

Claro que una política de 50 años, que ha dado beneficios materiales y electorales a muchos políticos y grupos en los Estados Unidos, no se cambia fácilmente. Por lo tanto, la actual administración de Washington lleva su labor “sin prisa, pero sin pausa”. Su selección de pasos tiene una coherencia total con las lógicas del mercado capitalista. Y si hay que acompañarlos de algún discurso de defensa del cambio, la modernidad, el empoderamiento democrático del pueblo cubano, etc., esto se hace fácilmente.

Los exportadores agrícolas estadounidenses querían vender a Cuba, y fueron de los primeros en recibir el permiso.

Las compañías aéreas querían expandirse. Pues se autorizan los viajes de ciudadanos para “el contacto pueblo a pueblo”, y se otorgan las licencias para un montón de vuelos.

Otras compañías de transporte y de turismo quieren participar. Pues ahí tienen permisos para los ferries, para cerrar contratos de administración de hoteles y poco a poco vendrán más.

Ojo, todo esto es más difícil de realizar si el uso del dólar tiene prohibiciones desde el norte y gravámenes desde el sur. Pues se quita la penalidad del norte; automáticamente se quitó el gravamen del sur.

La infraestructura, mientras tanto, deja mucho que desear, como en el campo de las telecomunicaciones. Ah, para eso están Google y demás, que recibieron la licencia de allá, desde hace cierto tiempo. Acá, el gobierno prestó un poco de resistencia a esto. El monopolio de Etecsa dejaba grandes ganancias, y estaba lo del control de la información. Finalmente, comprendieron que había que sacrificar alguna pieza, en pro del flujo de capital necesitado.

Foto: Juan Maria Mondelo

Hasta el caso del deporte habla elocuentemente. La organización de las Grandes Ligas terminó de desechar la cláusula incómoda para deportistas antillanos. Ipso-facto, las autoridades del Índer cubano anuncian la total apertura de ese mercado, cerrado anteriormente con aquella retórica de “pelota libre y pelota esclava”.

No se trata, como puede comprenderse, de una paranoia ultraizquierdista. No hay una conspiración oculta, no se trata de introducir un caballo de Troya. Es simplemente el desmontaje de una política anti-capitalista, por los capitalistas a los que afectaba. Vaya, sí es un caballo de Troya, pero de transparente cristal y los de adentro de la bestia, saludan a los de la ciudad. Y en esta última, la alcaldía ha hecho todo lo posible para ayudarle a entrar. Manteniendo las formas y el discurso de la dignidad y todo eso, por supuesto.

Ahora, los capitalistas estadounidenses, que ya tienen luz verde aquí, están en camino de recibirla totalmente también de allá. Vía libre para explotar nuestros recursos, nuestra fuerza de trabajo, poner aquí sus maquilas, etcétera. Para que la agricultura estadounidense barra con la nuestra; para Chevron y cía determinen si hacer fracking en aquellos de nuestros pozos que no haya ocupado antes Sherrit; para que millonarios cubano-americanos, como Alfonso Fanjul, apliquen en nuestros centrales azucareros las mismas políticas contra derechos humanos que practican en Centroamérica y el Caribe.

Las relaciones del pueblo cubano con cualquier otro del mundo se benefician de la amistad, y eso debe ser celebrado y fomentado resueltamente. Tenemos que relacionarnos con el mundo exterior en los negocios también, naturalmente, y ese mundo exterior es capitalista. La única solución socialista, es que los caminos de esos negocios que entren o salgan de nuestro patio, deben permanecer custodiados por el poder democrático y soberano de la ciudadanía.

Y al mismo tiempo, recordar y fomentar la –prácticamente olvidada– solidaridad de nuestro pueblo trabajador, con las clases trabajadoras de esos pueblos, con sus proletarios, sus campesinos (con los obreros agrícolas, los braceros; con los hacendados, la relación es de negocios). Esta es mi contribución y mis ideas en este asunto.

Articulos recientes:

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

15 años de prisión a la joven que transmitió las protestas

Se intenta suicidar en prisión Fray Pascual Claro Valladares al conocer su sentencia, de 10…

  • Cuba
  • Opinión
  • Segmentos

“Distorsiones” de moda en Cuba

Nada nuevo, pero resulta que la palabra se ha puesto de moda, y esta semana…

  • Cuba
  • Reportajes
  • Segmentos

San Antonio de los Baños, donde el humor dio paso al dolor

Sin electricidad y sin acceso a la red de redes, así pasan los habitantes de…

Con el motivo de mejorar el uso y la navegación, Havana Times utiliza cookies.