Derechos LGTBIQ en Cuba

Cuba que yo deseo (3)

Por Repatriado

Foto: obejarosa.com

HAVANA TIMES – La recientemente publicada Agenda por los Derechos de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans, Intersexuales y Queers en Cuba es un acto cívico de primer orden, la sociedad cubana trata de respirar bajo el asfixiante totalitarismo de un régimen que ha instrumentalizado y desnaturalizado lo civil buscando neutralizarlo.

La Agenda es ejemplo de concertación entre cubanos, quienes partiendo de la tolerancia y la racionalidad llegan a una propuesta concreta sobre qué hacer para objetivamente mejorar la vida de todos.

Para la Cuba que yo deseo, la normalidad de trato debe estar basada en la pertenencia a la especie humana, lo cual es suficiente y supera cualquier accidentalidad racial, sexual, cultural o política. Los derechos humanos han de estar claramente definidos y ser comunes a todos sin importar identidad u orientación, raza, sexo o procedencia.

Entiendo que la razón LGTBIQ para pedir discriminación positiva es considerar que parten de una situación desventajosa, eso lo acepto como realidad, pero tratar los derechos de los LGTBIQ diferenciadamente es, quizás, un modo de discriminación hacia el resto, creo que ni la identidad ni la orientación sexual han de tratarse como sujetos de derecho.

No se pretenda legislación explícita cuidando derechos de subgrupos, ni por orientación, ni por sexo, ni por raza o procedencia, sería un acto discriminatorio hacia el resto, además de redundante, ya que la legislación en contra de cualquier tipo de discriminación humana, por cualquier referencia, protege eso.

No debería estar más protegido el puesto de trabajo de un transexual que el de cualquier otro obrero en una fábrica, pero en caso de que ese transexual, o negro, o mujer, o guantanamero si la fábrica es en La Habana se sienta discriminado, podrá acogerse a la legislación que de manera general nos protege a todos de ser víctimas de ese tipo de comportamiento aberrante.

Defiéndase que los humanos deban recibir un trato igualitario, ninguna ley debe ser excluyente o ningún servicio público prejuicioso.

Defiéndase la igualdad en la diferencia, tratar diferenciada y plenamente las necesidades de cada cual. Cada persona tiene derecho a tener cubiertas todas sus necesidades educativas y de salud, por ejemplo, en las mismas condiciones que las tenga el resto.

Defiéndase que todos nos podamos casar con quien queramos y asumir así los derechos y obligaciones de tal contrato, lo ilegal sería hacer depender un acto puramente contractual y legal, como es el matrimonio civil, de los sexos de los interesados.

Defiéndase que una familia sea lo que sus involucrados entiendan como tal sin que el Estado tenga que legislar al respecto más que aquellos límites que garanticen los derechos humanos de los miembros.

Defiéndase el derecho a adoptar de toda persona sin importar su orientación o identidad sexual. Como donde están involucrados los derechos de los niños estos deben primar, si la ciencia confirma lo que la intuición parece indicar, que es mejor que un niño se eduque con ambos sexos, se tenga esto en cuenta y que las parejas heterosexuales tengan prioridad a otros modelos de familia en igualdad de otros aspectos tenidos en cuenta.

Defiéndase la educación sexual sin aceptar que esté dentro del ámbito de la moral privada. No se admita que alguien le niegue a un niño, aunque sea su hijo, el derecho a conocer la realidad de lo que somos como humanos sexualmente diversos porque eso violente su moralidad o religiosidad, de la educación en tolerancia de ese niño depende su ajuste a la sociedad que compartimos todos.

Defiéndase una diferenciación explícita entre los comportamientos personales y los institucionales. Las instituciones estatales son de todos y, por lo tanto, no tienen derecho a discriminar de acción, omisión o palabra.

Las personas sí tienen derecho a pensar del modo que lo deseen, inclusive intolerantemente, sin que ello sea punible. Eso no es ser tolerante con la intolerancia, sino con la libertad de pensamiento y expresión, las que deben ser máximas siempre y cuando no violen los derechos ajenos.

Nada de lo aquí dicho es óbice para desarticular el activismo o el asociacionismo LGTBIQ, todos los frentes son necesarios para mejorar la convivencia minimizando la discriminación, entendiendo que esta solo hay una, aunque se manifieste de muy distintas maneras.

Creo que el objetivo debe ser la igualdad total y absoluta. Si cada uno de los colectivos históricamente denigrados, mujeres, razas, LGTBIQ o cualquiera organizado desde sus particularidades, defiende los principios generales de la convivencia civilizada, tendrían más fuerza y efectividad que cada uno defendiendo supuestos derechos o privilegios subgrupales.

No hay verdadera libertad, ni verdadera democracia, ni verdadera armonía si no se parte del principio incondicional de la igualdad humana. Solo partiendo de esa igualdad se puede construir una sociedad tolerante, donde ser diferente no implique ventajas o desventajas de base, haciéndose así legítimas las diferencia en condiciones de vida, según los méritos de cada cual en la Cuba que yo deseo, que puede parecerse a la que deseas tú.

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