De la obsolescencia programada a la dificultad inventada

Un dilema del mercado entre el capitalismo y el proyecto comunista de socialismo.

Vicente Morín Aguado

Foto: Juan Suárez
Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES — La obsolescencia programada es un concepto reconocido, engendro del voraz mercado capitalista, cuya finalidad es reforzar la dependencia de los consumidores respecto a las mercancías. La dificultad inventada es una categoría del proyecto comunista de socialismo, el único hasta hoy hecho realidad. Propongo el análisis de esta aberración propia del mercado socialista.

De la obsolescencia hay abundante material de estudio, incluso en la Wikipedia. Sobre la dificultad inventada, comenzaré por intentar un retrato aproximado de sus más frecuentes manifestaciones.

Conversando el administrador de un restaurante cubano, me refería sus continuas dificultades a la hora de solicitar los productos planificados para su unidad, provenientes de la empresa mayorista suministradora. Es curioso porque se trata de relaciones entre empresas estatales, pagadas mediante cheques de banco, sin dinero efectivo de por medio, tan dado a las prácticas corruptas.

La solución, al decir de este amigo, era ofrecer ciertas dádivas a personas claves dentro de la empresa mayorista, a veces dinero, otras compartir algo de los productos solicitados. ¿Por qué hacerlo si se trata de una gestión avalada dentro de los vínculos normales inter- empresas?

Pues porque aparecen dificultades inventadas, obstáculos imposibles de resolver en los días siguientes, destinados a poner en aprietos la oferta diaria del restaurante. Dijo el citado administrador: Si no vendo, si la oferta es pobre, habrá quejas por todas partes. A la hora de investigar, pasarán semanas, tal vez meses, esperando que al final me den la razón. Aún así, tendré nuevos enemigos, listos a seguir creándome obstáculos. Ellos o sus relevos, si es que sustituyen a los culpables, volverán a la carga, generando valladares difíciles de franquear, esperando doblegar mi justo reclamo. Será una auténtica querella bizantina.

Foto: Juan Suárez
Foto: Juan Suárez

La dificultad inventada se extiende a todo el sistema de los servicios, donde ancla como la pulga en pelo de perros. Tratándose del transporte público es el largo esperar entre una guagua y la próxima, para finalmente enviar dos, una detrás de la otra. La aglomeración de público crea desesperación, favorece sustraer una buena parte del pago personal, cuando los choferes, muy amables en este caso, cobran decenas de pasajes a mano limpia, incitando a las personas a montar por las puertas traseras.

El colmo se alcanza en los trámites legales, especialmente los particularmente enrevesados vinculados a la vivienda. Será necesario un abogado, pero no precisamente por su reconocida jurisprudencia, sino por sus relaciones personales con las autoridades encargadas de firmar documentos y estampar cuños. ¡Claro!, hay un pago a las dificultades inventadas, repartido entre tales burócratas y el genial leguleyo contratado como solución última ante tantas vallas.

Llegó el instante de invocar al inmortal Aristóteles, tratando de alcanzar una mediana definición de la categoría DIFICULTAD INVENTADA.

Se trata de obstáculos innecesarios, fuera del sentido común a no ser si invocamos la lógica mercantil de obtener ganancias a toda costa, barreras destinadas a crear desesperación en los clientes, minar su voluntad, conduciéndolos irremediablemente a la solución de agradecer, dinero por medio, el favor, la ayuda que finalmente le harán los generadores de tales dificultades, consiguiendo angustiosamente el objetivo anhelado.

La burocracia no es un invento socialista, pero alcanza su máxima extensión y poder dentro de tal proyecto, entendido en su concepción de estado autoritario comunista. Nunca antes se pretendió regular en todas sus manifestaciones la vida de las personas, por eso la dificultad inventada alcanza su pleno apogeo en el proyecto comunista de socialismo.

La idea original, en el mejor de los sentidos posibles, es darle al hombre la capacidad de regular la sociedad para beneficio común, especialmente dominar las leyes ciegas del mercado, su anarquía, causante de aumentar la brecha entre ricos y pobres, estimulando una injusta polarización de la riqueza.

El funcionariado socialista surge del nuevo estado proletario, cuya sincera pretensión es una sociedad gobernada por los mejores ciudadanos, basada en la solidaridad y el sentido común. Estos especialistas deberán controlar el mercado, favoreciendo con sus mandamientos el equilibro social, sin embargo, el dinero-diablo corruptor- está presente, atizando las bajas pasiones, feroces cuando se detenta cierta cuota de poder.

Foto: Juan Suárez
Foto: Juan Suárez

El proyecto termina siendo traicionado. Una de sus manifestaciones concretas, reiterado abuso de las atribuciones, se expresa en crear las dificultades que reafirman el poder de tal burocracia.

El socialismo conocido, cualquier otro posible pasará similar experiencia, no puede sustraerse de las relaciones monetario-mercantiles durante largo tiempo. Comunistas ortodoxos como el Che Guevara clamaron contra tan subversivo hecho económico. Es importante recalcar que la citada burocracia, así como las categorías asociadas al mercado, preceden desde hace milenios al capitalismo y a su contrincante, el socialismo de inspiración comunista.

Hasta hoy, luchar contra la dificultad inventada se asemeja a la batalla de los titanes contra la hidra de las siete cabezas. ¿Hay soluciones dentro de un auténtico proyecto socialista? Si al menos pudiéramos reducir el número de testas exigiendo dinero escapado de la necesaria solidaridad humana, sería un logro considerable.

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5 thoughts on “De la obsolescencia programada a la dificultad inventada

  • La “dificultad inventada” es otra de las muchas falacias de las tiranias, como la cubana, para tener a la gente bien amarrada.

  • Esas cosas pasan cuando no hay competencia en la oferta de servicios.

    En el capitalismo quien paga manda. Si no te dan un buen servicio, cambias de suministrador.

  • Buen análisis Vicente. La “dificultad inventada” corroe toda la empresa estatal, por eso es una aberración llamar a la empresa estatal “socialista” “de todo el pueblo”, cuando todos son dependientes de uno o varios burócratas intermedios y superiores y no hay proveedores alternativos ni maneras de controlar “la dificultad inventada”. Esto ya ha sido estudiado en todos sus mecanismos de obstrucción al desarrollo económico por autores como Catherine Samary( el más reciente análisis y otros de los años 70 como Alec Nove. Hay toda una bibliografía económica de estudio de “la empresa estatal socialista” que sigue sepultada en Cuba. Los jerarcas no quieren que se descubra el mecanismo completo y profundo de “la dificultad inventada” porque es un problema estructural y no fruto de la actividad de uno o varios burócratas avariciosos. Se trata de la manera en que organizas la economía, quienes toman las decisiones y quienes son los reales propietarios de la “empresa estatal socialista”.

  • Oh!! Genial observación. Sin un comentario tan sagaz jamás me habría dado cuenta. Ahora llamaré a la Yoa, who rocks a lot!!!, para que me explique sobre el tema. Es que ella sabe de todo

  • ¿Por qué seguir la corriente de teorizaciones en contra del Comunismo para descalificar los esfuerzos por construir un Sistema mejor? Toda la historia que aquí se narra puede ser cierta y está bien, muy bien, que se divulgue y se condene, pero de ahí a generalizar con ella toda la construcción comunista va un trecho enorme, y es ese trecho que está entre la apreciación crítica de la construcción comunista y lo que, exactamente, comenta Marlene Azor: “Los jerarcas no quieren que se descubra el mecanismo completo y profundo de “la dificultad inventada” porque es un problema estructural y no fruto de la actividad de uno o varios burócratas avariciosos.” Para ella todo es muy fácil y en su comentario podemos intuir lo que piensa: ” hay que volver al pasado que ha demostrado ser mejor”. Realmente estos debates que podrían ser riquísimos y con capacidad para acercarnos a todos los cubanos tienen un fallo enorme que algunos no perciben: la obsolescencia programada que muchos, como Marlene, han hecho del Comunismo y la dificultad inventada con que quieren destruir ese Sistema a favor del Capitalista. Mientras esta señal no sea observada sólo estaremos, impulsados por esos criterios, desarrollando la precisa terminología y adecuación a la práctica comunista que esas personas quieren que desarrollemos. Es triste…

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