De gobierno a gobierno o de pueblo a pueblo, ¡esa es la cuestión!

“Se prioriza -del lado USA- solo un sector de la población y se deja afuera a la gran mayoría de trabajadores vinculados al sector público.” (Granma inquiere a la Sra. Pritzker)

Vicente Morín Aguado

La secretaria de Comercio de EE.UU. Penny Prizker durante su reciente visita a Cuba. Foto: Ladyrene Perez/cubadebate.cu

HAVANA TIMES — La Secretaria de Comercio de Estados Unidos, Penny Pritzker, debió enfrentar la inquisitoria anterior, supuesta defensa de los proletarios cubanos ante la política sectaria de los imperialistas yanquis.

Eufemismo vergonzante, cuando es bien conocido que los contratos entre inversores extranjeros y empresas estatales nacionales se concretan sin la contrapartida sindical, ganando muy poco a su favor los trabajadores cubanos. El continuado escándalo vinculado al salario de los médicos constituye un buen ejemplo de esa verdad.

Desde el impacto público del 17 de diciembre, la Administración estadounidense no oculta su intención directa en cuanto a empoderar al sector emergente, cuentapropistas, agricultores individuales y cooperativas. Cierto, no son mayoría, se debe precisamente al limitado alcance de las reformas en curso, en tanto las empresas estatales duermen el sueño eterno de la ineficiencia.

Queda marcada la contradicción: el octogenario liderazgo revolucionario insiste en las negociaciones de gobierno a gobierno, en tanto desde Washington, sin abandonar tales intercambios, imprescindibles de acuerdo a la Realpolitik, la prioridad son los contactos de pueblo a pueblo.

La contradicción viene determinada por concepciones plasmadas en la cotidianeidad: hablando de Cuba, el pueblo es una inmensa mayoría de gente a merced del estado autoritario bajo la dirección del partido comunista. En Estados Unidos esa categoría incluye a los asalariados, empresarios de cualquier dimensión y demás actores sociales, en tanto el Gobierno cambia con frecuencia legalmente determinada y los partidos políticos no administran el destino de la población.

La posición estadounidense puede resumirse así: “Nosotros creemos que la normalización contribuirá a dar un mayor empoderamiento a nuestros pueblos, ayudando a la población cubana para que pueda ser parte de la economía global, que pueda tener mayor comercio, moverse y, por lo tanto, mejorar su vida en términos generales”. (John Kerry, Hotel Nacional de Cuba, 16 de septiembre pasado)

Bruno Rodríguez con John Kerry.  “Yo me siento muy cómodo con la democrácia en  mi país…”

Su contraparte cubana dijo entonces:“Yo me siento muy cómodo con la democracia de mi país que, a su vez, tiene cosas perfectibles, tal como trabajamos hoy activamente a partir de los procesos relacionados con la actualización de nuestro modelo económico y social socialista.” (Bruno Rodríguez, Canciller)

Las apuestas de ambos gobiernos tienen su argumentación en cuanto a tácticas políticas:

De gobierno a gobierno, serán años negociando, saltando obstáculos infinitos, raspando al gigante cuanto pueda ser arañado en medio de una lucha por la supervivencia, no de la mayoría, sino de la cúpula gobernante, sus presuntos sucesores, así como la inevitable nomenclatura adyacente. Basta con estas palabras de Josefina Vidal, negociadora principal de la parte cubana: “Las decisiones de carácter interno no son negociables y nunca van a estar en una agenda de conversación con Estados Unidos.”

La funcionaria alude al reiterado asunto del respeto a la soberanía y a la no injerencia en los asuntos internos. A propósito, supongamos que un villano díscolo golpea a su esposa, maltrata a los hijos. Los vecinos le reclaman al transgresor el justo respeto a la ley, ¿se trata de injerencia en su hogar?… Dejo al lector la respuesta y adelanto una reciente noticia:

“El Gobierno practicó en septiembre pasado por lo menos 882 detenciones arbitrarias por motivos políticos, la cifra más alta en los últimos 15 meses”, informa la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) en su informe mensual sobre represión.” (Diario de Cuba, octubre 8 del presente)

Estamos ante el único reclamo reiterado desde la Casa Blanca, en tanto, desde el Palacio de la Revolución las demandas quedaron bien resumidas en lo escrito por el analista Roberto Álvarez Quiñones: “Lo que quiere el régimen es que se levante el embargo, tener acceso a créditos internacionales, recibir mucho dinero de los turistas estadounidenses y capitales.” (Diario de Cuba, 25 de mayo)

Respecto a la Administración Obama subraya el citado periodista: “la Realpolitik de Obama con Cuba es económica, comercial y tecnológica, nada altruista, pero también apuesta a que como efecto colateral el régimen se vea arrastrado a hacer cambios profundos.”

Empoderar al sector privado y cooperativista, minoritario pero creciente, significa serrucharle poco a poco el piso al estamento parasitario gobernante en el archipiélago “comunista” antillano. Vueltos a la paz diplomática, el temor es ahora la inminente invasión pacífica de Estados Unidos. Cada gobierno hará su política mientras el pueblo cubano se mantendrá a la expectativa.

Vicente Morín Aguado: morfamily@correodecuba.cu

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