Daño antropológico
Advertencia, contiene imágenes sensibles
Por Javier Herrera
HAVANA TIMES – Preguntó una profesora de historia a su alumnado cuáles eran los primeros rastros de civilización que se podían encontrar en la historia. Los alumnos dieron disimiles respuestas que iban desde rudimentarias herramientas de madera al lenguaje articulado o hasta las pinturas rupestres. Después de escuchar las diferentes respuestas ella les explicó que el primer síntoma de civilización encontrado jamás era un fémur de un hombre que había sufrido una fractura y sobrevivió el tiempo suficiente como para que sanara y seguir con vida.
Les explicó que esto era así porque un animal con semejante herida estaba condenado a morir inevitablemente en los próximos días ante la incapacidad de alimentarse o movilizarse, por lo que sería presa de la inanición o de los depredadores. Que este hombre hubiese sobrevivido era clara señal de que pertenecía a un grupo de humanos que se habían preocupado por él, que lo habían alimentado y cuidado mientras convalecía. Y esa preocupación mostrada por el grupo se basaba en la empatía. Si algo distingue a una civilización es la preocupación por la vida de sus congéneres. Aun en las guerras más despiadadas al enemigo herido se le cura y salva la vida.
Viendo noticias el lunes 21 de noviembre me encuentro con la trágica crónica de un menor de edad que perdió su vida en las aguas del malecón habanero. Dos menores de edad, bañándose en las turbulentas aguas, fueron arrastrados por un fuerte oleaje típico de esta época casi invernal. Uno de ellos logro sobrevivir y salir del agua, desgraciadamente el otro murió ahogado ante la vista de decenas de personas que filmaban con el móvil.
En el video aparecido en redes sociales se puede ver claramente a los menores en el agua, se puede ver igualmente cómo uno de ellos lucha denodadamente por sacar el cuerpo de su compañero del agua mientras grita que por favor lo ayuden. También se pueden escuchar las voces de varios hombres comentando lo peligrosa de la situación y lo inminente del ahogamiento, incluso uno dice que si él se lanzara evitaba la tragedia. Pero nadie hizo nada salvo filmar y ser espectadores de un suceso muy doloroso donde se perdía la vida de un niño.
¿Había forma de salvarlo? ¿Pudo ser otro el final si los adultos presentes se hubieran brindado a ayudar? ¿Eran humanos esos que filmaban y comentaban como si de una puesta en escena se tratara? Desgraciadamente creo que las respuestas a estas interrogantes serian un si rotundo, pero faltó empatía, faltó civilización, faltó ser humanos y los espectadores, cual los de un circo romano, solo comentaban y guardaban recuerdos del trágico suceso.
Apenas unos días atrás una tragedia sacudió el municipio matancero de Colón. Un hombre con antecedentes de esquizofrenia, armado de una lanza, un escudo y un cuchillo agredió a su madre primero quien falleció en el acto. Luego hirió a una vecina de 86 años, quien murió más tarde en el hospital producto de las heridas recibidas. Finalmente se dirigió a una escuela cercana donde se celebraba una actividad de fin de curso y allí atacó a una maestra causándole heridas leves.
Durante el ataque en la escuela los daños no fueron mayores gracias a la intervención de varios padres y maestros que lo enfrentaron y no le quedó más remedio que huir ante la inminente llegada de las autoridades policiales y refugiarse en el 4to piso de un edificio cercano.
Luego de un corto careo y forcejeo con la policía y vecinos del edifico que intentaban neutralizarlo el hombre se lanzó al vació y terminó muriendo instantáneamente al impactar contra el suelo. En el video se ve a una multitud enardecida que lo incita a lanzarse, al suicidio.
Una vez más me llegaron mil preguntas, las que mezcladas con las anteriores me enfrentan a fuertes dudas. ¿Por qué la multitud prefería que muriera en el acto y no que fuera apresado y juzgado por sus actos? ¿Cuándo fue que dejamos de sentir empatía con otro ser humano, en este caso con una persona evidentemente enferma, más allá de los asesinatos cometidos?
Las preguntas puntuales, al quedar sin respuestas, me crean más dudas aún. ¿Cuándo el valor de una vida mermó tanto que es más importante filmar una tragedia que salvar una? ¿En qué momento regresamos al imperio romano donde los espectadores veían a cristianos enfrentar leones y vitoreaban al león? ¿Cómo poder dormir en paz sabiendo que fue uno testigo de una vida que se esfumaba y que prefirió tomar testimonio antes que mover un dedo por salvarla?
¿Qué o quién nos hizo tanto daño? ¿Estas situaciones se dan solo en mi país o es común a la humanidad en la actualidad? ¿Qué queda de los valores humanos, de la empatía que una vez nos permitió vivir en sociedad y prosperar? ¿Es reversible el daño antropológico que padecemos y, si lo es, cuánto tiempo hará falta y qué acciones tomar para volver a sentir que el otro es mi igual y merece ayuda y protección?
Y por último y más trascendental: ¿Sobreviviremos como especie sin cuidar de la vida y proteger al congénere que nos rodea?