Cubanos opinan sobre el matrimonio igualitario

 

Cuba se convertiría en el país 26 en aceptar tal derecho en el mundo y el primero con convicciones comunistas y socialistas, y más aún desde una reforma constitucional completa.

 

Por Jancel Moreno

HAVANA TIMES – Los ojos del mundo por estos días están sobre Cuba y lo que respecta a la nueva Constitución que se espera aprobar. Estamos en un momento, sin duda, histórico, aunque para muchos sea más de lo mismo, creo que debemos mirar con buenos ojos algunos de los cambios que se verán, sobre todo, en la sociedad cubana en lo adelante.

Entre los artículos más impactantes para muchos, por decirlo de una manera, está el 68 que abre la puerta al matrimonio entre personas del mismo sexo, un reclamo al que durante años se han sumado diversas voces, entre las que me incluyo, pues ahora el matrimonio se describe como la unión consensual entre dos personas, sin especificar su sexo genético ni nada al respecto.

Cuba se convertiría en el país 26 en aceptar tal derecho en el mundo y el primero con convicciones comunistas y socialistas, y más aún desde una reforma constitucional completa.

En fin, la situación por la que estamos no me permitía como periodista y activista LGBTI quedarme en casa sin saber de primera mano cuál es la opinión de algunos cubanos al respecto.

En colaboración con otro colega activista y youtuber decidimos realizar una serie de entrevistas por las calles de La Habana.

Entre muchos criterios encontré que todos coincidían en la libertad que tiene cada persona a escoger su modo de vida y la decisión de contraer matrimonio sin afectar a nadie y, mucho menos, dañar los matrimonios heterosexuales.

En las conversaciones incluía la pregunta ¿Cree usted que las iglesias evangélicas deben atentar contra ese derecho poniendo hasta niños de 6 años con carteles de apoyo a la “familia original”?

No fueron pocos los que contestaron que ellos no deberían tomar el papel de jueces, Dios creó al hombre en su libre albedrío y además, no deben usar niños para esas campañas, porque ellos no saben lo que serán esos pequeños en un futuro.

Otros concordaron en que también debemos respetar sus creencias y es normal su reacción, solo que no preocuparnos, pues gracias a Dios en Cuba las iglesias evangélicas no son más que grupos de personas que no tienen gran influencia en la sociedad y menos en el Gobierno.

Seguimos el recorrido por todo el Paseo de Martí, encontré algo que no me esperaba, pues cinco personas no tenían conocimiento de que se había aprobado un anteproyecto de constitución ni que sería sometida a votación más adelante por el pueblo.

La sorpresa me llegó más de una vez, acompañada de una decepción terrible, pues de esas 5 personas 3 eran jóvenes, que justificaban su ignorancia con “nosotros no vemos televisión cubana”, y “eso no lo he visto en el paquete”, “ahora que recuerdo escuché algo de eso, pero no debe ser para tanto…”

Señores, es realmente triste ver cómo el futuro del país no se interesa por el cambio más grande en años de constante monotonía política, que aunque razón no le falta, casi todo seguirá igual, los jóvenes deberían ser los más interesados en ese tema, pues guste o no, será la Carta Magna Cubana por la que obligatoriamente debemos regirnos.

También encontré más de uno que se negó a darme su opinión, pues alegaba que parecíamos extranjeros y después la policía les preguntaría qué es lo que hacíamos y ellos no querían pasar una mala tarde, o incluso nos preguntaban si éramos del Granma o el Noticiero de la TV.

Al responder que éramos activistas independientes, sencillamente daban su espalda y seguían su camino, algo también decepcionante como cubano, que sucede solo por ver una cámara y un micrófono en mano, si eres independiente muchos se irán dando media vuelta para evitar los problemas que sabemos con las fuerzas del orden.

Después de hablar con alrededor de diez personas, decidimos darnos una vuelta por el Vedado, otro lugar de bastante afluencia, pero esta vez para realizar un experimento social.

Es costumbre de mi colega entrar al Coopelia, y la verdad que hacía tiempo no pasaba por ahí; en una cola bastante extensa, captamos las miradas de todos al darnos la mano simulando una relación, pero debo confesar que me sentí bastante bien, pues nunca oímos la palabrita “maricón”, incluso recibimos algunos elegíos, muestra real de los cambios en este sentido de la sociedad.

Para continuar nuestra tarea de activismo, bajamos por toda la Rampa hasta la fuente del hotel Nacional de la mano, y todo andaba perfecto, realmente captábamos la atención, pero fue aún más fuerte cuando decidimos sacar una bandera LGBTI y simular un beso bajo el cartel Cuba en la famosa cascada del Nacional. 

De igual manera todos nos miraban, estábamos bastantes nerviosos, porque había todo tipo de personas en el lugar, y de pronto, escuchamos la voz de unos niños que gritaron a coro “mira, mira son gays”, esa frase en esas voces tan infantiles nos pusieron aún más nerviosos, pues no acostumbramos a este tipo de ideas delante de niños, cuando volteamos, los padres de estos nos saludaron mientras nos grababan, algo bastante alentador, sin duda, que nos ayudó a confirmar nuestro activismo por los derechos de los LGBTI cubanos.

Fue una experiencia para recordar siempre, nunca imaginé poder hacer todo eso y no encontrar una ofensa o una mala mirada; la verdad nos sentimos satisfechos y logramos conocer lo que opinaban los cubanos de a pie: “Todos debemos ser felices a nuestra manera”.