Cuba: Un traspié económico tras otro

Por Javier Herrera
HAVANA TIMES – Empeñado en modernizar la economía cubana, el régimen de La Habana comete un error garrafal tras otro. Pareciera que no existen económistas que sirvan de asesores a sus disparatadas decisiones y que las tomasen sin consulta ni conocimiento de la realidad o del marco económico en que se mueven.
Es de señalar que los cambios económicos que se han ido implementando en Cuba no son fruto de una decisión tomada de hoy para mañana, se llevan realizando análisis y elaborando planes hace mucho más de 10 años, según sus propias palabras. Tampoco se han implementado teniendo en cuenta la economía del ciudadano o de la familia de a pie, más bien son cambios impulsados por el más puro instinto de supervivencia del régimen en el poder.
Luego del tan cacareado ¨Ordenamiento Monetario¨, implementado según arguyeron para eliminar la dualidad monetaria y con ella la diferencia entre quienes tenían acceso a divisas y quienes no, el país se ha visto sumido en la más profunda crisis que ha conocido durante su historia revolucionaria, amén de que en vez de eliminarse la dualidad monetaria ahora circulan múltiples monedas como son el Euro, los Dólares, el MLC, el CUP y cuanta divisa el Banco Nacional de Cuba se le ocurra aceptar, comercializando el estado productos de primera necesidad en esas monedas casi exclusivamente.
Ignorante o ignorando el funcionamiento de la economía de mercado en la que intentan iniciarse, dando palos de ciego, va el régimen de traspié en traspié y cada uno de los errores que comete intenta enmendarlo con nuevas medidas más catastróficas que las anteriores, si se puede. Tan grave ha llegado a ser el caos que ya se ha escuchado al presidente de la República sugerir ´reordenar el ordenamiento´, refiriéndose al ordenamiento Monetario y Económico.
Tantas pifias económicas y la pobre producción de la industria estatal, que es casi toda la industria del país, han llevado a una inflación jamás vista en estas tierras, ni aún en el tristemente conocido Periodo Especial. Hoy mismo el dólar se comercializa en el mercado ilícito o subterráneo a más de 225 pesos cubanos (CUP), la moneda en que ganan los trabajadores un sueldo promedio de unos 4 000 pesos al mes.
La ausencia de bienes y servicios de primera necesidad en moneda nacional ha traído como consecuencia que el dinero que sale de las arcas del banco en concepto de sueldo jamás regresa al mismo pues se queda en manos de particulares que son quienes ofrecen alimentos y otros productos a altos precios. Luego ese dinero es reinvertido en la compra de divisas fuertes como modo de defensa frente a los vaivenes de la moneda o para ser gastado en el extranjero en nueva mercancía que, una vez más, será comercializada a altos precios. También una buena parte de esas divisas fuertes es empleada por cubanos que emigran definitivamente y tienen que pagar todos sus gastos en dólares o euros.
La situación enunciada trae como consecuencia una hiperinflación donde la demanda de bienes supera con creces la oferta y por tanto, como en cualquier mercado libre, la tendencia es al alza de precios. La anómala circulación monetaria trae aparejado la falta de liquidez en los bancos y con lo mismo está lista la receta para una debacle económica aún mayor.
Hoy ya es común encontrar empresas con atrasos considerables en el pago de los sueldos y utilidades de los trabajadores. Comunes también se han vuelto los cajeros automáticos sin efectivo durante días, las largas colas en los que tienen algo de efectivo y hasta las filas de madrugada para ver si en la mañana surten el cajero. Incluso en las cajas de los bancos no hay efectivo y se hace punto menos que imposible extraer efectivo para cualquier necesidad perentoria.

Ante la disyuntiva de imprimir más billetes que solo harían aumentar el dinero circulante y con lo mismo la inflación, ahora el Estado limita la cantidad de dinero a poder extraer de tarjetas o cuentas bancarias, coartando así la propiedad sobre el efectivo que pueda tener el ciudadano y trayendo más descontento a la población en general que se ve limitada en el acceso a sus recursos económicos.

Ahora como última medida se le ha ocurrido a los organizadores de la economía cubana que los negocios particulares que no implementen los medios de pago electrónico, en el plazo de seis meses, les serán retiradas sus licencias de operación y así lo hace público mediante la Gaceta Oficial, con carácter extraordinario, con la resolución 111/2023
Esta medida podría parecer inocua en cualquier lugar del mundo, pero en Cuba es una clara señal de alarma. Primero deberíamos tener en cuenta que la red informática en Cuba es de un pésimo funcionamiento y aún en los mayores mercados estatales, con ventas en divisas, es relativamente común que no te puedan vender porque “No hay conexión”. A los inconvenientes tecnológicos le podemos sumar que el Estado cubano tiene un largo historial de intromisión en los asuntos privados del ciudadano, incluyendo su economía, sin necesidad de la presunción de delito u otra causa legal para intervenir en las finanzas personales.
Este intento de implementar un corralito bancario solo genera más desconfianza hacia la banca cubana y las instituciones estatales. La desconfianza genera a su vez más descontento y desesperanza, lo que de seguro reforzará el imparable éxodo que sufre la isla desde hace varios años, en el que más de un tercio de millón de habitantes en edad laboral han abandonado el territorio nacional.
Lo peor de la situación es la comprobada obstinación del régimen de no reconocer sus fracasos y ser capaces de dar marcha atrás a todos los disparates que se le ocurren; simplemente se solaza en culpar al gobierno de Estados Unidos y su embargo económico de toda la debacle. Mientras, quien sufre desamparo, carencias, malnutrición y la falta de productos básicos como medicinas y alimentos es el cubano de a pie.
Es hora de que el régimen entienda que la crisis que sufre Cuba no es económica o coyuntural, es sistémica. La crisis cubana es inherente al modelo económico escogido y este viene atado al régimen político impuesto. Desde los primeros años de la revolución se evidenció su incapacidad para crear bienes y servicios y solo logró solventar económicamente los primeros 30 años de gobierno gracias a las ayudas, no desinteresadas, del campo socialista existente en la época y en especial de la Unión Soviética.
Luego de la caída del campo socialista las distorsiones económicas se hicieron patentes y desde ese momento la crisis no hace más que agravarse. Un día fue el periodo especial, luego una falta de combustible “coyuntural”, después las 240 medidas dictadas por Trump, después la Covid, luego la administración de Biden… lo cierto es que siempre se culpa a un agente externo y no se mira con seriedad las deficiencias reales del modelo económico escogido e impuesto por la cúpula gobernante.
No es con corralitos bancarios, ni con resoluciones sacadas de abajo de la manga, ni con restricciones financieras que se va a solucionar la crisis económica, y ya política, que sufre el pueblo cubano. No es inmiscuyéndose en las finanzas privadas ni de individuos ni de empresas, que el estado cubano va a lograr disminuir la inflación y recuperar liquidez.
Es hora de que despierten los dirigentes y tomen medidas realmente efectivas para paliar la crisis del pueblo cubano… no creo que les sea de mucho agrado si quien despierta es el pueblo.
La economia cubana, esta colapsada desde hace mucho tiempo, y estos son sus ultimos estertores.
En Cuba la crisis sistémica es crónica y está motivada por el modo de producción que es el Capitalismo Monopolista de Estado, totalmente opuesto al modo Socialista de producción donde los medios de producción son administrados por los propios trabajadores en forma de trabajo libre asociado, principalmente en forma cooperativa o como autogestión obrera. La dirección y control centralizado de los Monopolios estatales los hace históricamente muy ineficientes, anualmente unas 250 empresas reportan pérdidas millonarias y los déficits presupuestarios anuales pasan del 10 % del PIB. La introducción del Capitalismo privado según el modelo chino-vietnamita fue retardada por más de 40 años, a pesar de las propuestas de esos dos socios. La libertad de las Mipymes era muy temida por el Tirano en Jefe porque veía en ellas a quienes le disputarían a la larga una parte de su poder económico totalitario.
La grave crisis sistémica que estamos viviendo es consecuencia de este modelo económico unido a la falta de libertades económica políticas y sociales que padece nuestro pueblo por más de 64 años. La destrucción de la base económica ha afectado a toda la superestructura de nuestra Patria. Sólo un cambio total de sistema podrá resolver esta crítica situación con el apoyo de la emigración y de los países históricamente amigos naturales.