Cuba sin alimentos, pero con espías
Por Francisco Acevedo
HAVANA TIMES – Tras la caída del Campo Socialista, y con la crisis económica indetenible, la batalla por conseguir alimentos en Cuba es la máxima prioridad del cubano de a pie, y a veces esta cruenta batalla deja cosas interesantes por el camino.
Un personaje de las redes sociales, “Pedro el comunista” (Pedro Miyares Vega), famoso porque se tatuó nada menos que a nuestro entrañable Miguel Díaz-Canel en su pecho y el logotipo del Partido Comunista de Cuba (PCC), en un alarde de fidelidad a la Revolución dejó una de estas perlas recientemente.
Pues parece que ya el señor no aguanta más y, en medio de una cantidad nada despreciable de palabras obscenas, le pidió al mandatario y su camarilla que no inventen más porque tienen al pueblo pasando hambre.
Tras mostrar su congelador vacío, agregó que no le dan trabajo (no sé por qué, porque al menos por retribuirle nada más el haberse hecho el tatuaje era para que no le faltara de nada a este hombre) y que sus hijos estaban enfermos. Así paga Roma a los traidores, diría el viejo refrán, aunque este a quien traiciona es a la propia Roma.
El famoso tatuaje, del cual presumió el pasado 6 de junio, día del Aniversario 62 del Ministerio del Interior (MININT), evidentemente no le ha servido de mucho, y ahora no solo habló de la comida, sino también de la represión, la falta de democracia y el bloqueo interno. ¿Qué hará ahora con esa marca indeleble en su pecho?, que por ciento, no se la hizo con 15 años, pues se trata ya de un padre de familia.
Unos días después dijo que quitaría a Canel (pero no ahora porque no tiene dinero para eso, según sus palabras), pero se confesó Fidelista, entonces parece otro más al estilo Amaury Pérez y Edmundo García, que se sienten traicionados por el actual títere, pero en el fondo quieren que siga todo igual.
Con padre y hermano internacionalistas, y parte de su familia en el exterior, pero evidentemente no colaboradora (quizás por el mismo tatuaje), Miyares contó cuando irrumpió en las redes sociales que durante su juventud sufrió una enfermedad nerviosa y por eso se sentía en deuda con el Gobierno de Cuba, pero ahora el estómago le juega una mala pasada.
Recordemos que “Pedro el comunista” también ganó notoriedad cuando lo visitó la periodista y documentalista española Ana Hurtado, admirada por su acto de fidelidad, pero no sé qué dirá ahora, ni cuándo saldrá el documental que supuestamente vino a realizar aquí.
Mientras, aquí en Cuba en la televisión nacional se trata de meter miedo a la gente y en medio de fechas que se supone sean festivas nos quieren convencer de que habrá atentados terroristas en este país basados en una persona que entró a la isla con cuatro pistolas para tumbar el Gobierno. No importa, el objetivo era empezar a implicar a las personas incluidas en la lista de terroristas publicada recientemente en la Gaceta Oficial, y para eso no importa que se tratara de una investigación en curso, cuando eso jamás se divulga en un medio de comunicación cubano hasta que no esté mucho más avanzado. Bueno, al menos siempre fue así, quizás cambiaron las estrategias.
Quizás se trata de opacar la investigación a la que es sometido actualmente un exembajador de Estados Unidos acusado de ser espía a favor de la dictadura por cuatro décadas. Como parte de sus declaraciones, el exdiplomático estadounidenseVíctor Manuel Rocha reconoció explícitamente que desde La Habana se orquestan muchas veces este tipo de pantomimas. Rocha puso un ejemplo claro de cuando adquirió una embarcación por 12 mil dólares para enviar a un grupo de cubanos con deseos de cambiar las cosas pero ingenuos al final, a quienes la Seguridad del Estado esperaba con los brazos abiertos para exponerlos al mundo como prueba de que están bajo ataque y con esa patente de corso seguir adquiriendo material militar en vez de ambulancias, por ejemplo.
Es un plan recurrente que activan de vez en cuando para desviar la atención, sobre todo cuando hay peligro inminente de estallido social o de escándalo internacional. Aunque no lo parezca por su ridiculez, la estrategia sirve para amedrentar a algunos que pretendan protestar o revelarse, sembrando algo de duda.
En esta misma semana, también por televisión nacional, se divulgaron imágenes de juicios a tres ciudadanos cubanos (un hombre y dos mujeres) por “atentar contra la tranquilidad ciudadana”, al lanzar dos cocteles molotov en la sala del Tribunal Popular de Centro Habana y colocar carteles en la sede provincial de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y otras entidades estatales, cuyas penas oscilan entre 20 y 30 años de privación de libertad.
Pero qué se puede esperar en un país donde el Día Internacional de los Derechos Humanos quienes desfilan son precisamente los principales violadores de los derechos humanos (la policía).
Regresando a Rocha, fue pospuesta su audiencia hasta el 12 de enero del próximo año, acusado de quince cargos por seis delitos, que en conjunto llevarían a una pena máxima de cárcel de 60 años si es hallado culpable durante el juicio, que está previsto para el 29 de enero próximo.
Rocha es un colombiano de 73 años que se hizo ciudadano estadounidense en 1978, entre 1981 y 2002 fue empleado del Departamento de Estado y ocupó varios puestos en las embajadas de Estados Unidos en República Dominicana, Honduras, México y Argentina.
Fue arrestado en Miami el pasado 1 de diciembre después de confesar sus actividades a un agente del Buró Federal de Investigaciones (FBI) que se hizo pasar por otro espía cubano.
Esta es otra investigación en curso, y la postergación de la audiencia pudiera servir para arreglar algún tipo de acuerdo de confidencialidad a cambio de información, pero de momento huele bastante mal para la dictadura. Ah, por si alguien pregunta, este caso no ha salido en el Noticiero Nacional de Televisión.