Cuba, ¿Por qué no se cae el nuevo gobierno?

Por Frank Simón

Calle de la capital.  Foto: Juan Suarez

HAVANA TIMES – En medio del proceso de transición dentro del mismo sistema imperante en el Archipiélago cubano, se hace evidente el carácter inamovible. Aparte de discutir sobre el matrimonio igualitario, la nueva Constitución y el estrenado gabinete de gobierno no reseñan otros aspectos de la vida. La pobreza de las multitudes y la riqueza de unos pocos, el caciquismo, la mentira, el unipartidismo, son algunos males que incluso se quieren hacer pasar por virtudes en los medios de prensa oficialistas.

Todo ese desmadre debiera servirle al pueblo de acicate para levantarse de una vez contra el desorden imperante, pero, ¿qué ocurre que nada pasa y las masas se limitan a usar como envolventes de pescado los ejemplares de la nueva Constitución? Pareciera que el Reich instaurado por los Castro fuera a durar los mil años que quiso el nazismo.

Hay varios aspectos a tener en cuenta. La dictadura del Partido Único cubano nunca fue de izquierda, de hecho su moral (o inmoral) se basó en los imperativos más duros del stalinismo, sobre todo, la intolerancia. Simplificando la ideología del régimen, podemos llamarlo totalitario a secas. De hecho, la nueva Constitución abolió al comunismo como una meta alcanzable por los miembros de ese partido.

La primera causa de la perdurabilidad hay que verla en el poder militar, el régimen construyó un ejército que rebasara en fuerzas al pueblo. Se sabe de la debilidad ya de dicho cuerpo por su obsolescencia, pero, a los efectos, sigue rigiendo la economía y, por tanto, de la vida en su totalidad. Hoteles, playas, restaurantes, cadenas de negocios, firmas especializadas, corporaciones, etc., todo conforma un entramado que chupa divisas, mientras que a la oposición y al pueblo solo les queda el camino de la ayuda externa o la sobrevida en la miseria.

Otro factor es el poder político, sin legitimidad democrática, pero reconocido de facto por la mayoría de las instancias de la comunidad internacional. Mientras existe una larga data que demuestra el carácter criminal e ineficiente de este diseño de gobierno a través de la historia en diferentes países, algunas agencias de las Naciones Unidas toman nota de los datos que les pasa el régimen y obvian la realidad interna de la disidencia. A su vez, la arena nacional sufre una uniformidad de ideas, que coarta en la mente del ser humano la opción ideológica por otro partidismo no oficialista.

Por lo menos hay ron. Foto: Juan Suárez

En el orden judicial ni siquiera hay un Tribunal de Garantías Constitucionales, por lo que se puede asumir de facto que estas no existen o son letra muerta. Ello convierte los beneficios de tener una carta magna en una quimera, y al documento mismo en un bluf hecho como espectáculo ante el mundo, mas no como una piedra angular de derechos ciudadanos.

Los delitos políticos siguen estando vigentes como una figura punible, a la vez que en la práctica el régimen se niega a reconocer la existencia de presos por causas de pensamiento. Esa realidad, heredada del derecho soviético, viene a amordazar los juzgados ya que paraliza la ley y la transforma en arma a favor del grupo gobernante y contra los gobernados.

Como un añadido, el nuevo documento legislativo recoge las experiencias de los regímenes de Nicolás Maduro y Daniel Ortega, al establecer como un “derecho” del pueblo el uso de medios armados para defender el orden establecido. Abren las puertas al establecimiento de grupos paramilitares y a un escenario futuro de guerra civil. Eso evidencia que el régimen sabe del descontento acumulado en las masas y que no dudará en usar a civiles armados (o soldados disfrazados de civiles).

El orden económico sigue garantizando la sumisión del pueblo mediante la dependencia en el suministro de alimentos. El principal empleador y beneficiario, el Estado, está como máxima instancia, tanto para trabajadores del sector privado como para quienes siguen percibiendo los magros salarios estatales. Los productos de las tiendas en divisas persisten en sus altas tasas de impuestos. El escenario ya asfixiante de la doble moneda no tiene para cuando acabar y de eso no se habla ni una palabra en la nueva letra legal, sólo de hacer la economía “sostenible”.

Ayudame. Foto: Juan Suárez

Nuevos conceptos como el de propiedad privada se introducen, dejándole ver al pueblo llano que deberá acostumbrarse a las desigualdades económicas impuestas por la cúpula gobernante y su sistema de privilegios. El túnel, que se ve sin luces, ofrece un final más opresivo, con masas más desposeídas, quizás desempleadas o subempleadas, en una nación que ya no podrá alimentarlas y que las tratará como escoria. El estado de bienestar se derrumba en medio de leyes que, a plazo mediano, justifican y legitiman ese futuro que le pertenecerá a unos pocos, poquísimos.

En materia de comunicación, se prevé la inexistencia del débil cuarto poder, toda vez que no se tocó el tema de la libertad de expresión, dejándose todo el cuerpo legal al respecto casi intacto. Los medios de la alternatividad, aquellos con sede en La Habana al menos, están abocados a desaparecer al más viejo estilo. Quizás tengamos que ver, como en el pasado con el Diario de la Marina y otros medios, un entierro de Oncuba por todo el malecón habanero.

Desde plataformas como blogs oficialistas y medios recalcitrantes, se ha hecho una campaña contra toda voz que disienta, ello vino acompañado de una tensión institucional para frenar a los colaboradores de Oncuba. Muchos perdieron sus empleos, otros debieron afrontar juicios laborales. El miedo en el cuerpo social inhibe a los nuevos actores de la comunicación, ya que el clima se hace más violento. En el último congreso nacional de los periodistas de la oficialidad, el director de la radio villaclareña, Alexánder Jiménez, pidió medidas penales contra los reporteros independientes.

Con los cuatro poderes en manos del régimen, el estrenado gabinete aspira a la perpetuidad del estado de cosas al coste que sea necesario. Eso les deja, a los gestores del cambio, un marco de independencia y empoderamiento muy débil. A pesar del carácter inviable de un sistema que ya ni siquiera aspira al comunismo, sino a lo mismo, su caída muestra de cara al futuro el alto costo que tendrá para la nación toda.

One thought on “Cuba, ¿Por qué no se cae el nuevo gobierno?

  • muy buen artículo

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