Cuba: Orden de combate

Por Ronal Quiñones

Se supone que la máxima figura política de la nación no debe promover la violencia, y ese fue el llamado del presidente Miguel Díaz Canel, para que sus seguidores salieran a las calles a enfrentar a quienes simplemente reclaman libertad.

HAVANA TIMES – Supongo que toda Cuba quedó tan estupefacta como yo cuando escuchó estas palabras en boca del presidente Miguel Díaz-Canel. Hasta los que se enteraran en ese mismo momento de lo que estaba sucediendo en varios puntos del país y estaban enajenados viendo la final de la Eurocopa de fútbol deben haber saltado de sus asientos, y no por un gol anotado.

Díaz-Canel estaba nervioso, la periodista que lo presentó estaba nerviosa, hasta el camarógrafo que los estaba filmando estaba nervioso.

Es que se supone que la máxima figura política de la nación no debe promover la violencia, y ese fue el llamado, para que sus seguidores salieran a las calles a enfrentar a quienes simplemente reclaman libertad.

Si les hubiera pedido que se apostaran en las afueras de las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC) para que las protegieran de saqueos se hubiera entendido, pero no, el llamado era a sacar de las calles a los manifestantes, porque según él las calles le pertenecen.

Pues no, la calle es un espacio público, no es de demócratas o republicanos como tampoco es de comunistas o capitalistas, es de todos, y todos tienen derecho a transitar por ella mientras no cometan ninguna ilegalidad.

Por delante de mi casa pasaron en la tarde de este domingo cientos de personas que alzaban su voz para pedir libertad y la renuncia de Díaz-Canel, hartados de las penurias por las que están pasando por falta de alimentos y medicinas.

En el resto del país, se sumaban a la copa los apagones de varias horas al día, incluyendo madrugadas, que se venían sucediendo desde hace varias semanas. Si eso pasaba aquí en La Habana quizás el estallido hubiera sido antes, y de mayor magnitud.

Con mis propios ojos vi desfilar a cientos de personas, y me llamó la atención no solo que iban desarmadas, como era de esperar, sino que predominaban los jóvenes, y la mayoría iban tomados de la mano con sus novias.

Esto fue a escasos 30 metros de una estación de policía de la que no se movió un solo efectivo, y apenas una docena se encontraban fuera apreciando el desfile, que esta vez no era el del 1 de mayo.

Precisamente como paralelismo, algunos dijeron ¡A la Plaza!, y hacia el emblemático enclave en el que tantas veces el gobierno proclamó sus victorias se dirigieron, esta vez para hacerse escuchar varios que seguramente en otras ocasiones fueron allí convocados de manera “voluntaria” para conmemorar el Día Internacional de los Trabajadores.

Con un intervalo de 20 minutos volví a escuchar una algarabía, y esta vez eran los afectos al Partido Comunista de Cuba. Los más jóvenes que había sobrepasaban ya los 30 años y eran a todas luces militantes de la Juventud comunista, salvo otros vestidos con pantalón verde olivo, que evidentemente son miembros del Ejército Juvenil del Trabajo o movilizados en el Servicio Militar General Obligatorio que rige en Cuba.

Además de que no había prácticamente ninguna mujer, mucho menos menor de 30 años, al contrario del convite anterior, la mayoría de los hombres portaba palos de aproximadamente metro y medio de altura, y no para utilizarlos como bastón precisamente.

Siguieron rumbo a la Plaza, detrás de los que marcharon previamente, y regresaron poco después por donde vinieron. Junto a ellos pasaron varios camiones cargados de “boinas negras”, el cuerpo de militares mejor entrenado de Cuba para situaciones de combate, pero que prácticamente nunca han enfrentado una bala. Esos sí iban con bastones, pero tampoco para usarlos como apoyo para caminar.

A los primeros en pasar no los volví a ver. Cuando regresaron estos últimos venían coreando consignas “revolucionarias”, escoltados por los “boinas negras” y los otros muchachos vestidos de verde olivo.

Con un altavoz, uno guiaba el séquito gritando Vivas a Fidel, a Raúl y a Díaz-Canel. Desde las casas de los vecinos, nadie les seguía el coro. Alzaban la vista y nadie en los balcones aplaudía con ellos ni repetía sus consignas.

Eran unas 200 personas y estuvieron cerca de mi casa por más de dos horas, aparentemente esperando instrucciones. Sobre las nueve de la noche, ignorando toda medida de restricción por la pandemia, fue que comenzaron a retirarse.

Yo comí sin deseos, y con el sobresalto de que en cualquier momento me tocarían a la puerta para decomisarme el celular por haberlos grabado.

Las palabras “Orden de combate” seguían dándome vueltas y me acordé de Evo Morales, que decidió dar un paso al costado en Bolivia cuando le exigieron abandonar el poder. Quizás hoy el líder indígena se lamenta por haber soltado su presa tan rápido, pero puede dormir bastante tranquilo porque la sangre que se derramó en las calles de Bolivia por esos días de noviembre de 2019 no la incitó él. Díaz-Canel dirá que su amigo Evo no fue lo suficientemente adoctrinado.

Tras algunas intermitencias, Internet se fue completamente a las 4:03 de la tarde, cuando se interrumpieron las trasmisiones de todos los canales para dar la información. Regresó a las 5:41 y volvió a caerse a las 6:16, hasta alrededor de las siete de la noche, que ya funcionó con bastante normalidad.

No obstante, las plataformas de las redes sociales Twitter, Whats App, Telegram y el Messenger de Facebook no funcionaron en ningún momento. Hoy lunes, todas esas plataformas siguen caídas.

El resto de la noche, los autos policiales se mantuvieron patrullando las calles de La Habana, y también fue así en todo el país, según me han contado.

Han trascendido varios reportes de represión policial, de periodistas agredidos y que se les confiscaron sus medios de trabajo, y de centenares o miles de encarcelados.

Mi gran preocupación ahora es que el paso enorme dado por los cubanos, de los cuales debe sentirse orgulloso cualquier nacido en esta tierra, viva donde viva, quede en saco roto.

Al gobierno de Estados Unidos se le ha pedido una intervención humanitaria, porque se sabe que el combate es desigual. Hasta el momento, apenas ha trascendido la condena de algunos funcionarios, pero rápidamente Rusia dijo que nada de injerencia, y todo el mundo quieto en base, como se dice en buen cubano.

Los exiliados de Miami solicitaron formalmente la derogación de una ley que les prohíbe zarpar rumbo a Cuba a donde quieren llegar sin armas, pero con alimentos y medicinas para la población. Tampoco han recibido respuesta.

Hoy La Habana amaneció mucho más tranquila, y como es un día laboral, la asistencia se tomará muy seriamente en cada centro de trabajo, por eso temo que el clamor se desvanezca.

Si el mundo mira hacia otro lado, como sucedió en Checoslovaquia en 1968, en China en 1989 y hasta ahora mismo en Myanmar, seguirá todo como antes.

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2 thoughts on “Cuba: Orden de combate

  • se perdio la oportunidad y el pueblo a pasar hambre otra vez. Todavia hay que escuchar al cinico este que actua de presidente puesto a dedo, decir que por que le tienen tanto odio al sistema, descarado que nunca ha hecho una cola para comprar pollo. hijo de su madre.

  • Por vez primera el pueblo cubano se moviliza de manera espontánea para reclamar sus derechos a la libertad, la democracia y a una vida mejor, después de tantos años de escaseces y privaciones, ahora agudizadas por la crisis económica provocada por la pandemia del Covid-19 y los desajustes entre salarios y pensiones con los precios de los alimentos y otros insumos generados por el “Reordenamiento Económico”, y el agravamiento de la escasez de medicamentos y el aumento del número de contagios del Covid-19 con la cepa Delta que ha incrementado además el número de muertes diarias que ya ha superado las 40 en varios días. A todo esto, se suman los apagones programados debido a la disminución de la capacidad generadora de electricidad por la salida del sistema de varias plantas por roturas, en pleno verano con temperaturas por encima de los 30 ºC en las noches. Motivos más que suficientes para manifestarse.

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