Cuba: luchar por ideales, por amor y también, una vida mejor

Por Pilar Montes

HAVANA TIMES — La primera razón de vida, por un ideal, mueve en Cuba a muchos de los que nacimos o éramos jóvenes al triunfo de la Revolución.

El ideal se materializó en la dignidad adquirida, la construcción del futuro florecía ante nuestros ojos. Pasada una década de aquel primero de enero, la vida empezó a cambiar: los dirigentes se asentaron en sus prerrogativas y no en prestar oído a la opinión del pueblo, aunque se creó un departamento con ese nombre.

En ese tiempo, las personas denunciaban lo mal hecho, porque eran escuchados, incluso se rebelaban ante las conductas impropias de funcionarios, choferes o conciudadanos, no mediante anónimos, sino con sus nombres y apellidos.

Se crearon instituciones por las que debía fluir la realidad y el sentir de la gente hacia la dirección del país: el Parlamento, los delegados de circunscripciones y los gobiernos locales, pero el bien del país, la defensa de la Patria y el solicitado respaldo unánime, sofocó al individuo y a sus problemas cotidianos.

La ineficiencia productiva y los bajos salarios, la escasez y el mal estado de las viviendas se sumaron a la burocracia para hacer cada vez más difícil la vida diaria. Cuando se creyó ver cercano el fin del bloqueo de Estados Unidos con el restablecimiento de la relaciones, tampoco sucedió, y creció la decepción.

La discusión que ahora se lleva a cabo en torno a los acuerdos del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (abril 2016) despertó en muchos el esfuerzo casi final de denunciar lo mal hecho y proponer lo que debe ser cambiado, porque el tiempo apremia.

Según Raúl Castro anunció en varias ocasiones, el 24 de febrero de 2018 dejará el cargo, aunque nada se dice si se mantendrá al frente del PCC, como primer secretario. En esa fecha, la Asamblea Nacional designará al Consejo de Estado que (guiado por la propuesta del Comité Central) elegirá un nuevo presidente.

Claro que los cubanos votarán en sus respectivas circunscripciones de residencia por los delegados que ellos mismos propongan, pero entre los propuestos también se introducirá al elegido.

En las reuniones de análisis de los documentos, incluidos los lineamientos a seguir en la economía, la cultura y la sociedad hasta el año 2030, muchos encuentros debatieron los asuntos más candentes de la realidad nacional, sacando chispas.

En el sector de la prensa, donde yo estuve presente, salió a relucir que “mientras el Partido y la prensa sigan mirando para un lado y no para donde están los problemas reales, no se van a resolver los problemas que llevamos años discutiendo”.

Karina Marrón, subdirectora del diario Granma, órgano oficial e integrante del Comité Nacional de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec), dijo en la reunión de esta entidad que “no se puede pretender que la Upec tiene que esforzarse para que los jóvenes se sientan atraídos por la organización, porque si la Upec no tiene ningún poder de decisión, si la Upec no tiene ninguna fuerza, si se desgasta hablando los mismos problemas de congreso en congreso, entonces para qué pertenecer a esa organización”.

No podemos ver el asunto como un problema puramente económico, subrayó, “hay un problema profesional de fondo, porque esos jóvenes que eligieron la carrera de Periodismo, no eligieron hacer propaganda, publicidad, no eligieron sencillamente quedarse callados y al margen porque si no, habrían escogido otra profesión”.

“Lo único que uno tiene en la vida es su tiempo”, afirmó Karina y precisó “lo que uno está poniendo en el frente de batalla es su vida, sus años, su dedicación y su sacrificio, y eso se hace por un ideal, se hace por amor”.

Reconoció que “hay quien sencillamente decide que no está dispuesto a hacerlo, porque no confía en ese futuro, porque no ve que haya posibilidades de cambiarlo” y lo triste es que “en ese bando hay jóvenes que apuestan por una vida mejor y nos duele que no la vean del lado nuestro”.

“Acaso lo hacen por las motivaciones económicas que ya hablamos, pero no es nunca un único motivo, y eso es lo que nosotros no podemos perder de vista, e insisto, si seguimos mirando para el lado no vamos a ver nunca la pedrada que nos va a dar en el justo lugar donde nos van a matar”, alertó Marrón, largamente aplaudida.

Y tener bien claro que Estados Unidos seguirá ahí, ni sus dirigentes perderán la esperanza de cambiar nuestro sistema, pero el mejor antídoto es ser más hábiles negociadores, eficientes y productivos, como lo hizo Vietnam en su momento.