Cuba intenta dar jaque final a la pandemia pero…

Por Ronal Quiñones

HAVANA TIMES – “No sé si estamos tan cerca de dar el “golpe definitivo” al SARS CoV-2, como dicen las autoridades, más si existen fenómenos como el de Bauta, que extiendo a todos los de la antigua provincia de La Habana que circundan la capital. No me consta que en otros se hayan reactivado los viajes. Pero tampoco que todas las vías de acceso estén controladas. Así las cosas, respiraremos tranquilos, al menos los capitalinos, solamente cuando aparezca la dichosa vacuna”.

Bien protegido. Foto: Juan Suárez

Así terminaba hace un mes un comentario anterior, y desgraciadamente el tiempo me ha dado la razón. A pesar de los esfuerzos de las autoridades de Salud, muchas indisciplinas, y falta de control, han dado al traste con lo que presagiaba como el final de la pandemia en Cuba. 

Las indisciplinas son casi incontrolables. Ya comentábamos que por su temperamento, al cubano y al latino en general le cuesta mucho eso del distanciamiento social, el no tocarse y juntarse de cuando en cuando con los amigos.

La mayor responsibilidad

Ahora bien, la mayor responsabilidad en esto es de los encargados de mantener a raya ese tipo de conductas.

En primer lugar, La Habana no estaba lista para entrar en la primera fase recuperativa cuando eso se decretó. Mientras el resto de las provincias llevaban semanas sin reportar casos, solamente un día la capital del país tuvo esa cifra en 0, y mientras sigan saliendo casos, es muy peligroso relajar las medidas restrictivas.

Además de eso, lo que estaba establecido tampoco se cumplía. Personalmente viajé en guaguas repletas, como en sus peores tiempos, cuando, según lo establecido, no se podía pasar de 15 personas de pie. Lo mismo con los transportes particulares: viajaba todo el que quería.

Peor aún era el control en las fronteras territoriales, porque ahí estaba el mayor peligro: que pasara el virus a territorios donde no estaba. El caso de Bauta fue un ejemplo perfecto para eso, pero tengo más.

Lo que me contó un amigo taxista

Me contó un amigo taxista que viajó desde La Habana hasta Granma, y solamente cuando llegó a Bayamo le pidieron el papel donde se atestiguaba que pasó un PCR y dio negativo.

Otro día, me contó que fue con la familia a visitar a unos parientes en el interior y en la ida apenas saludó a los policías que estaban en el punto de control; en la vuelta se limitaron a tomarles la temperatura.

Esto último es algo, pero sabiendo que la mayoría de los casos positivos están la mayor parte del tiempo asintomáticos, es cuando menos insuficiente.

Por cosas como esas es que no solamente La Habana está peor, sino que han aparecido casos en otros territorios.

A partir de hoy se comienzan a implementar una serie de medidas más restrictivas en la capital, entre ellas, un “toque de queda” de siete de la noche a cinco de la mañana. Las autoridades se resisten a darle ese nombre, pero es el que tiene, y realmente de haberse aplicado antes, quizás estuviéramos en mejor situación.

Toque de queda en La Habana

Como está la cosa, no hay necesidad ninguna de estar en la calle a esas horas, y me consta que sucedía con demasiada frecuencia. Sin ir muy lejos, en medio del paso de la tormenta tropical Laura por el sur de la región occidental, y con apagón generalizado en La Habana, desde el balcón de mi casa vi personas circulando por la vía pública. Ni los fuertes vientos (el único indicador de que estaba pasando una tormenta cerca) fue capaz de persuadir a alguna gente personas de salir a la calle.

Entonces, basta ya de apelar a la conciencia de popular. El sueño aquel del Hombre de nuevo tipo no puede seguir siendo lo que marque la política interna del país. Demasiados individuos no tienen conciencia y ponen en riesgo la salud del resto, por lo tanto, son las autoridades las encargadas de ponerlas en su sitio.

Las medidas son buenas en teoría, pero si no se hacen cumplir, es por gusto. Las fuerzas del orden tienen que velar por su correcta aplicación, y sancionar a los infractores. Evidentemente, lo que vemos en los noticieros de televisión en cuanto a esto es apenas la punta del iceberg, hay que multiplicar bastante para llegar a la cifra real de violaciones de lo regulado.

De todas maneras, me parece que se quedan cortos con el plazo de 15 días que se habló para este momento. Con una enfermedad que demora ese tiempo en sanar, si no te lleva por delante, hay que permanecer con el “toque de queda” por lo menos un mes, para poder frenar en seco este peligroso rebrote.

El reto de la comida

Un reto importante es el de los suministros a la población. Sé que en muchos lugares del interior del país se ha regulado por la libreta la venta de productos de primera necesidad, incluido el pollo. No es que no se pueda comprar por la libre, sino que cada núcleo tiene designado regularmente un lugar donde accederá a estos productos, y evitará las enormes colas que se siguen viendo por doquier.

Las compras virtuales han sufrido un notable retroceso, y son muy escasos ya los módulos a los cuales se puede acceder por esta vía. Como es de esperar, cuando sale alguno, se esfuma en unos minutos.

Ese es un gran desafío para nuestros dirigentes, pero reitero, para que surtan verdadero efecto las normativas divulgadas en las últimas horas, son los representantes del orden los que tienen que jugar su papel de forma efectiva.

La culpa se echa bastante desde arriba hacia abajo, pero hay que mirarse por dentro para ver si de verdad cada cual está cumpliendo con lo que le toca, porque lo de la conciencia es muy bonito, pero la realidad ha demostrado que no existe en muchas personas, y puede más el deseo de llevar la vida lo más normal posible.

Vamos a darle un tiempo a esta nueva normativa, a ver si de verdad logra su objetivo. Desde casa seguiremos su aplicación y les contaremos.

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One thought on “Cuba intenta dar jaque final a la pandemia pero…

  • Se sigue culpando al pueblo de la propagación de un virus que es inevitable. El virus está en el país, algunos se enferman asociados a eventos específicos, pero va en aumento los casos no asociados a evento alguno así como el número de asintomáticos. El pueblo no tiene la culpa de que tenga que salir todos los días a buscar que comer o con que bañarse, no tiene la culpa que la escasez los obligue a hacer interminables colas ni meterse en una guagua repleta de gente. El pueblo es una victima del virus y como tal hay que verlo. Aparentemente el virus en Cuba se comporta diferente al resto del mundo: no se propaga en las colas ni ómnibus, no se propaga de día y solo, como Cenicienta, después de las siete pm, solo se propaga en gente irresponsable en fiestas y reuniones para ver la tele.
    Educar y no poner multas, aumentar el número de pruebas, facilitarle la vida diaria al pueblo, concientizar y no reprimir y mientras se espera por la vacuna producir porque sino el que no muera de Covid morira de hambre.

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