Cuba en los 90, lo especial de la memoria

Por Amrit

Foto: Caridad

HAVANA TIMES, 26 julio — Hace unos días, hablando con un amigo, se le escapó una frase amarga al referirse al Período Especial, y recordé que he visto esa reacción otras veces.  ¿Cuál sería el resultado de juntar todos esos recuerdos amargos?

¿Qué país construiríamos? ¿El que nos vimos forzados a habitar o el que sobredimensionamos con nuestros deseos?

Quién puede saberlo, pero es innegable que esa década tan “especial” fue un impacto en nuestra ensoñación de “hombres nuevos.”

Mi primer recuerdo de los 90 es verme pidiendo botella en alguna calle.  Cualquier angustia que viviera ahí, alzando una y otra vez la mano a los autos fugaces, bajo el férreo sol, era preferible a la alternativa de esos monstruos rodantes que reemplazaron a los ómnibus urbanos.  La imaginación popular los bautizó como “camellos.” y hay mucho de ironía y silenciosa venganza en esta denominación.

Camellos de metal, repletos de gente y desesperación que hacían el acto de viajar por la ciudad carente de toda poesía.  Entonces, como por arte de magia, habían desaparecido aquellas guaguas de Alamar que pasaban a más tardar cada diez minutos y ostentaban escrito en un costado “Vanguardia Nacional.” Entonces Alamar tenía el mejor servicio de ómnibus de ciudad Habana, y uno sentía que no era el habitante de un pueblo olvidado y muerto, sino de un lugar donde es posible el sueño…

Foto: Caridad

Asfixiada de golpe por las carencias cada vez más tangibles y los larguísimos apagones, llegué a creer que la solución era salir de la casa, que el movimiento constante me libraría de aquella pesadilla.  Más de una vez, recuerdo que me daba lo mismo ir en una dirección o en la opuesta: mi problema era escapar.

Pero ¿de qué? La alucinación era omnipresente: oleadas de vendedores en las playas, consumidores voraces que dejaban la playa cubierta de basura.  Chiquillas cada vez más jóvenes saliéndoles al paso a los turistas.  Turistas que buscaban chicas cada vez más jóvenes, más desinhibidas, más baratas.

El estertor de Coppelia

Uno de mis lugares de escape era Coppelia.  Cómo no recordar las interminables colas que se hacían allí en ese “período.” las más largas y tupidas en toda la historia de la mítica heladería.  A pesar de que el sabor más disponible era sólo vainilla, grupos de estudiantes que salían hambrientos de sus clases, trabajadores y toda clase de gente que el azar hacía coincidir, engrosaban las filas que se desparramaban buscando espacios de sombra y agonizaban lentamente en la  horrible espera.

Muchos recurrían a todo tipo de ardides para evitar aquella tortura, como sobornar a los empleados que controlaban el acceso a las mesas.  Recuerdo que subir a la torre sólo era posible dando un dólar, (que entonces equivalía a 120 pesos cubanos), se podía recurrir también a los jóvenes policías que estaban ahí para reprimir cualquier posible desorden, o endulzar a algún miembro de la propia cola si estaba próximo a entrar.  Y hasta había quien venía con un extranjero para pasar triunfante al área reservada donde sólo se podía pagar en divisa y siempre ofertaban varios sabores, ¡incluso los deliciosos chocolate y almendra!

Una vez vi un hombre que había comprado su helado “por fuera.” pero al no tener recipiente a mano había pedido que se lo echaran en una bolsa de nailon, y estaba sentado en el piso, en un recodo de la heladería, usando su carnet de identidad como cuchara.

Foto: Caridad

Qué pena que nunca tuve una cámara para registrar las imágenes de aquel desenfreno.   Del Coppelia donde se reunían los jóvenes en los ochenta, encuentro de la vanguardia de la moda y donde se reunían a “especular” los motociclistas, el Coppelia de ensaladas deliciosas y un menú variadísimo de sabores, después del período Especial, quedó un intento de remodelación con el sinsabor de las cosas oficiales: canoas plásticas para reemplazar a las de metal, sabores escasos y un helado cada vez más hueco que ya no es coppelia y que no activa la fantasía.

Un éxodo no registrado

Una de las visiones más tristes para mí en ese inolvidable período fueron los “tiradores” que podían aparecer en cualquier parte.  Era una extraña epidemia: una vez mientras leía un libro sentada en la playa de Bacuranao, de pronto me di cuenta que había cuatro hombres sentados alrededor de mí, como si cubriesen los cuatro puntos cardinales.  No sé si se conocían, pero los cuatro se masturbaban con toda tranquilidad.

Si una se sentaba en el malecón y por un momento dejaba de mirar el mar y se fijaba en los arrecifes, siempre había alguno allá abajo, agitando la mano a la altura del pubis.  A veces también eran varios, alineados a prudente distancia.

Aparecían, por supuesto en los cines, donde se abrían todas las puertas pues no era posible poner el aire acondicionado, y en medio de aquel bochorno en que los hombres se quitaban las camisas  y las mujeres se abanicaban con lo que tuvieran a mano, siempre había alguno que asechaba las chicas solas para sentarse a su lado.

Pero lo más increíble fue cuando una tarde, mientras hablaba desde un teléfono público, en pleno corazón de la Habana, un hombre se paró junto a mí y empezó a masturbarse con toda naturalidad.

Foto: Caridad

¿Cuál era la causa de aquella triste plaga? No sólo la miseria y los apagones, sino el éxodo de la atención de las muchachas cubanas, atención que se iba tras los extranjeros, la única posibilidad objetiva de escapar.

Más de una vez escuché a alguna jovencita decir que estar con un cubano era “pasar trabajo.” y hacer comparaciones entre “los cubanos” (como una raza de pronto en desventaja) y los extranjeros.  Y por supuesto que en esos tiradores que pululaban por la ciudad estaba la reacción de la omisión y la impotencia.

También hubo hombres (todavía los hay) que negociaron con el infortunio prestándole su mujer a algún turista a cambio de dinero, consolándose con aquello de: “ella lo hace por necesidad, en realidad yo soy el que le gusta.”

Y hasta me contaron una anécdota que realmente me impactó: un joven compañero de clase de un amigo, enamorado de una chica que lo ignoraba, aceptó tener sexo con un turista gay por cincuenta dólares, y con ese dinero invitó a salir a la muchacha.

Era sólo un rostro más de la locura, del derrumbe del idealismo y la confianza.  Y aquellos que no querían violentar su heterosexualidad y no tenían dinero, tenían la alternativa de las chicas lejanas, imposibles, las que jamás podrían tocar, así que los “tiradores” salían como el vaho que destilan las calles al mediodía, en una emanación de dolor, de rabia y de desesperanza.

4 thoughts on “Cuba en los 90, lo especial de la memoria

  • Mis recuerdos del periodo especial eran los apagones, el picadillo de soya, el vaso de agua con azucar prieta por las mananas p’q no existia la leche y los vecinos que de vez en cuando mataban un gato pero tambien fue el periodo de las paladares, de las casas alquiladas y los carros usados como taxis a los extranjeros, gracias a ese periodo los cubanos descubrimos el consumo en divisas y las cosas materiales, gracias a ese periodo la mentalidad del cubano cambio de socialista a consumidor capitalista y gracias a ese periodo nos dijimos a nosotros mismos que para atras no se regresaba, a mi tambien en el cine Yara se me sento al lado un tirador lo que su masturbacion duro poco p’q el garnaton que le di se escucho en todo el cine y meto el cuno y la firma que todavia no se le ha olvidado

  • Yo de verdad,sali,de Cuba,por El periodo Especial,los Apagones que yo no eran “apagones” sino “alumbrones” era media hora de Luz electrica,el resto a “oscura”,los mosquitos,el calor..y nada que comer…era “terrible”..tenia un Criadero de peces…se me murieron por falta de Oxigeno,no habia electricidad…para oxigenar el agua de los tanques…el agua con azucar,y el pedacito de pan que daban,
    Por la Libreta,a veces tenia dinero,y no aparecia nada que comer,dijeron que venia un camion de Contramestre(santiago de Cuba) al mercado donde vivia,,.la gente esperando el camion,en si no llego a ser “descargado”..la gente se subio…incluyendome a mi a coger naranjas…era algo increible…

    Pero en si,siempre se “prioriza” a La Capital…es logico?…empezo a circular el dollar,entonces me dije,
    Que me iba para la Base Naval …viajaba casi todos los dias a Baconao,en Bicicleta ,creo que 50 Km, desde Santiago de Cuba,construyeron un Punto Guardafronteras,te regitraban,y si llevabas “patas de ranas” te la descomisaban….pero tenia un amigo compañero de trabajo..que me dijo…nos vamos..era 1990,le dije que no…pues el salio a pie hacia la Base,dos Km antes de llegar se tiro al mar,antes de llegar,
    Existe una base Guardafronteras…cubana…siguio el “periodo especial”..y ya en 1994…si me decidi a “salir”,
    Habia “cambiado todo”….Hoy vivo en Berlin…saludos

    Hoy me pregunto,porque ese “periodo Especial”que hizo “sufrir” a muchos,y que “dejaron” a la familia,quizas hijos,..padres!..siempre he pensado,de que los lideres tienen que “prever”..tener una “vision”
    Hacia el futuro,y “pensar” de que el mundo “cambia”..adaptarse a esos “cambios”!!…evitando !hacer “sufrir” a los demas…a veces se habla de “inteligencia”…pero viene que “no se “previo” el “cambio”….se “derrumbo todo”…te hicieron “sufrir” “Empezo el periodo Especial en Tiempo de paz”…en un congreso de mujeres,en La Habana,creo que fue el ultimo que vi,alguien dijo..”Cuiden esas ropas”vienen “tiempos dificiles”,!!!
    Creo que si Fue “dificil”…pero hoy no estoy en Mi barriio,no “miro” los Huecos de la calle,ya no monto bicicleta,se me olvidaron los amigos,olvide a una mujer!!

    Por ultimo Amrit…hay muchas cosas que no te gustan,a mi tampoco..pero si hay 2 cosas,que son “peores”
    El trabajo Infantil,y la Protistucion…”turismo sexual”..pero a veces son las “agencias de viajes”…como he escrito en este sitio…en el Periodico BILD,salio una vez un articulo,sobre las Jineteras en Cuba,a mi de verdad me dio “colera”..el aleman..hablaba que por 20 dolares,habia estado con una chica ,una semana
    Turismo Sexual “barato”…tipo Tailandia..pero ..Donde va a parar las Ganancias???Tiendas Panamericanas,
    Grupo Gaviota ,quizas??..saludos..a todos!!…

    A la Giraldilla…me hicistes reir,porque habia un gato,que siempre “chillaba” en el techo donde vivia,y empezaron los “paladares!…ofertaban “conejo” con congri,creo que tambien tomate,..pero el gato se “desaparecio”…me “molestaba”a la franca…ya sabes…….no se si me comi “un conejo” o un Gato!…”Periodo especial”?….y no se olvide! “En tiempo de paz”

  • Para mí el período especial se vivió en dos etapas. La primera, la más cruda duró desde finales del año 90 hasta agosto de 1994. Yo pondría una fecha, hasta el 5 de agosto de 1994. Ese fue el momento en que el pueblo dijo que ya no íba a aguantar más. No sólo por lo que pasó en el malecón ese día, sino por todo el malestar social que se venía creando desde julio, cuando se llevaron la lanchita de regla, la de casablanca, el asalto en el mariel, la gente apostada en el malecón esperando algo, la segunda fue posterior a esta fecha y terminó cuando la gente adoptó esa vida como la rutina del día a día..
    En esa primera etapa no sólo se acabaron los gatos, sino que por mi barrio hasta los arboles ornamentales se fueron quedando sin hojas. Yo recuerdo irme cada día por la mañana para la facultad donde estudiaba y ver bien tempranito a los viejitos arrancando estas hojas para hacerse un cocimiento para el desayuno… En el verano del 93 me fui a un pueblo llamado El Santo, en la costa norte de las villas, con una maleta cargada de jabones de baño, un reloj de pila de esos de esfera redonda, bien lumínico y con unas botas cañeras. Paré en casa de una famila amiga, y rapidamente cambié mis mercancias por decenas de ristras de ajo y cebolla, tres puerquitos al destete, una chivita y una Carnera inmensa que cambié por el reloj, confiando en que pronto entraría algún camión al pueblo que fuera a hacer algún viaje a La Habana… pero no conté con que ese fue el verano de la opción cero… cero petroleo, las emperesas y las fabricas cerraron y mandaron a la gente para las casas, los centrales pararon, el transporte paró, los apagones aumentaron… cada día en aquel pueblo la luz llegaba a las 12 de la noche y se iba a las 6 de la mañana. Los vecinos vivían con las puertas de los refrigeradores abiertas, y poco a poco se empezaron a sacar los catres y las camas al camino para aprovechar por la noche la brisa que corría hacia el mar y espantaba a los mosquitos… me quedé por obligación allí. Lo que iba a ser una semana se convirtó en dos meses. Comenzamos a vivir y a comer de lo que pescabamos y recolectabamos a diario las cuadrillas que salíamos a explorar el campo buscando cualquier cosa que echarle a las caldozas que improvisabamos a la orilla del río. Con la miel de pulga preparamos un alcohol casero con que matizabamos las noches calurosas. Comenzamos a vivir en una comunidad de supervivencia de la que me iba sientiendo ya parte cuando una mañana sentí por…

  • Tuve una amiga cubana que conoci por internet, ella estudiaba medicina, la invite a visitar mi pais el Perú, soy ingeniero y trabajo en una universidad tengo casa, automovil, tarjetas de banco, en mi país siempre los negocios están repletos de comida, ropa, artefactos, y demás bienes y dispongo de una situación económica buena. A mi amiga cubana ello no le llamo la más mínima atención, investigue y llegue a la conclusión de que en Cuba solo una parte de la población esta pasando dificultades, la inmensa mayoría vive bien. El régimen especial jamas existió.

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