Cuba, donde el totalitarismo ahoga la libertad religiosa

Por Frank Simón

Foto: lahabana.com

HAVANA TIMES – “En los años sesenta llovían las piedras para los católicos y hasta una soga pusieron en tiempo de misa para que nadie entrara a la iglesia, porque decían que éramos contrarrevolucionarios. La única verdad de todo aquello era que el sacerdote criticaba el ateísmo del nuevo gobierno, pero nunca puso bombas ni tiró tiros”, aun así me cuenta Pedro cómo muchos de esos religiosos fueron marginados al punto del destierro, mientras que los laicos cubanos comenzaron un duro bregar a contracorriente.

A Anita, ya una señora mayor, le prohibieron la entrada a la universidad a pesar de su alto estándar como estudiante, en el expediente llevaba el rótulo “infamante” de BAUTISTA. “Al parecer ya la Revolución a aquellas alturas se le había olvidado que su primer gran mártir, Frank País, era bautista”.

Miles de creyentes jóvenes fueron deportados hacia la provincia de Camagüey, condenados por sus respectivas religiones, las edades oscilaban entre los 15 y los 25 años de edad. “Eran campamentos con regímenes de trabajo forzoso, había que reeducarnos en los modales del hombre nuevo y eso significaba un sistema de explotación donde no se respetaba ni el más mínimo derecho humano, muchos se suicidaron” , narra Jesús que en medio de aquella debacle, donde había homosexuales, adolescentes sin vínculo laboral, oponentes políticos y personas de toda laya, una mañana oyó que el guardia, por accidente, sintonizó una emisora evangélica y salió uno de los himnos más bellos “torre alta y roca mía”, entonces, me dice él, “sentí que iba a salir vivo de aquel abuso”.

Las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP) fueron un invento maquiavélico que intentaba emular el experimento soviético de lavado de cerebro a las generaciones “prerrevolucionarias”, educadas en una “moral burguesa”, un anticipo de los prejuicios ideológicos que caracterizarían al recién estrenado gobierno castrista. Alarmado, el mundo presionó contra el régimen por los campos de concentración, los cuales fueron desmantelados, esa vez la dictadura no se pudo escudar ni enmascarar. Las UMAP son un tema prohibido en todas las redacciones de medios cubanos, así como en las investigaciones universitarias, pues para el discurso oficial eso “nunca pasó”.

Pero más en el presente, existen casos donde la libertad religiosa sigue siendo nula, para Berta Núñez, practicante testigo de Jehová, la vida en Cuba se le hace difícil, ella me da su nombre completo, pues “estoy acostumbrada a las represalias, como de costumbre fui abucheada por no usar pañoleta cuando niña, no se me permitió entrada a la universidad y ahora a mis hijos, que decidieron abrazar este camino, les pasa lo mismo. Las relaciones con el Estado son pésimas, puesto que nos tratan como una secta malévola”. La prohibición de hacer templos pesa sobre los Testigos de Jehová, grupo que casualmente ha sido igual de perseguido por otros regímenes totalitarios como la Alemania Nazi o la Rusia de Stalin.

Pedro jamás ha puesto un pie en las instituciones del Estado para trabajar, aun así se niega a darme todos sus datos, pues su hijo trabaja y es joven, “ya ser católico no es un problema, tras tantas visitas de los Papas, pero a Fidel se le olvidó que cuando él estaba preso en la cárcel de Boniato, fue el Arzobispo de Santiago de Cuba quien intervino por la vida del futuro jefe de la isla”.

Cuenta Pedro que en su congregación pululan los falsos religiosos, en verdad militantes de la seguridad del Estado, que escalan en las estructuras de la Iglesia. “Además, sólo tienes que analizar que esta gente, el gobierno, no deja que haya procesiones como Dios manda, hay que pedir miles de permisos y casi nunca los otorgan, a no ser que se trate del más alto nivel Vaticano-Estado-Cubano”.

Caridad Diego

Ana dice que no quiere que sus hijos se integren del todo a la congregación protestante, pues sabe que hay carreras universitarias vedadas de manera secreta para los religiosos, “sé que periodismo, por ejemplo, o derecho, les están prohibidas a los creyentes, también relaciones internacionales o cualquier forma de estudio que conduzca a cargos con influencia social”. Su iglesia, fundada por norteamericanos, recibe a personas de ese país muy a menudo, “por eso nos están vigilando siempre” acota Ana y dice que ni su nombre real, ni dato alguno debe divulgarse, a tenor de las represalias.

En el Comité Central del Partido Comunista existe una oficina de asuntos religiosos, regida por una  mujer atea, forma esta de tratar a las diferentes creencias que dice mucho si se analizan varias aristas. La primera que se trata de una instancia de un partido más, no elegida por el pueblo, la segunda que todos conocemos de la omnipotencia de dicha organización política sobre todos los asuntos de la sociedad cubana, de ahí el mote de totalitarismo. Con un detalle como este, sobran los comentarios.

 

3 thoughts on “Cuba, donde el totalitarismo ahoga la libertad religiosa

  • Increible la represión en un país que podría ser un estado moderno. La población parece que está conforme, sin apenas oposición, y esto que la bonanza económica no existe, motivo este que podría empañar la falta de inconformismo.

  • Supina ignorancia si no se conducen en sociedad bajo las normas estatales, las echan por tierra “temerosos del castigo divino”. Faltar a los deberes cívicos, verdaderamente cívicos, no tiene relación alguna con la creencia religiosa, no debería tenerla. Difícilmente entiende aquello de que “al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.”

  • Muy buen artículo, excelente investigación.

    La intolerancia es consustancial al Castrismo, cuando son tolerantes es solo porque les conviene, en cuanto deje de convenirles, o el foco de atención cambia vuelven a sus prácticas excluyentes.

    Mientras la libertad depende de los caprichos de un gobierno todopoderoso no es libetad en lo absoluto.

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