Cuba: Cuando la política puede más que los sueños
Dream Team de peloteros Cubanos, el pecado original de la legitimidad del exilio
Por Vicente Morín Aguado
HAVANA TIMES – Este 17 de enero los cubanos recibimos una mala noticia: se cancelaba la Serie Intercontinental de Béisbol programada para Barranquilla, Colombia, a inaugurarse seis días después. La entidad privada organizadora, Team Rentería, alegaba que la fatal decisión obedecía a razones fuera de su voluntad, vinculadas al Ministerio de deportes y el Comité olímpico colombiano.
El motivo de la discordia era la inédita participación de un equipo de Cuba, conformado por atletas profesionales que compiten en diversas ligas de los países donde se asienta la extensa diáspora nacional. Los peloteros, escapados del férreo control que sobre el deporte ejerce el gobierno de La Habana, han creado una entidad deportiva propia, llamada Federación Cubana de Béisbol Profesional (FEPCUBE).
La sola existencia de una organización que pretenda representar a Cuba, fuera de los tentáculos del leviatán castrista, es un desafío inaceptable para la Plaza de la Revolución.
La ciudad caribeña de Barranquilla, donde se ubica el estadio que lleva el nombre de Edgar Rentería, ídolo nacional, era una excelente opción para el beisbol colombiano y continental, sin embargo, Mindeportes, la entidad rectora del país sede de la Copa, gobernado ahora por el ex guerrillero M-19 Gustavo Petro, había advertido el 9 de enero:
“El Ministerio del Deporte rechaza las acciones y manifestaciones de la Federación Profesional Cubana de Beisbol -FEPCUBE-, que pretende utilizar el nombre, la representación y los símbolos patrios de la república de Cuba, sin la respectiva autorización del órgano competente del país de origen y sin tener el reconocimiento del gobierno colombiano o de las autoridades deportivas de nuestro país”.
No hay dudas de que, en primer lugar, el asunto político está escudado en una situación legal. En efecto, existe la Federación Cubana de Beisbol y Softbol (FCBS), oficialmente reconocida en el ámbito internacional, inclusive por la MLB, rectora del Beisbol profesional en los Estados Unidos y organizadora de su evento cumbre, el titulado Clásico Mundial.
Aunque sea evidente que las organizaciones llamadas no gubernamentales están en Cuba bajo el control del binomio partido comunista-estado, siendo de hecho empresas estatales, tal situación no cambia que fuera del país funcionan cual sus similares de otras naciones democráticas. Es una contradictoria dualidad aprovechada por el régimen de La Habana para imponer sus objetivos políticos, pero su existencia lamentablemente no puede ser ignorada.
FEPCUBE comprendió a última hora el asunto, cuando conoció la declaración de Mindeportes, respondiendo con medidas conciliatorias: El equipo se comprometía a no usar el nombre Cuba, tampoco enarbolar los símbolos oficiales del país, ni siquiera cantarían el himno nacional.
Aunque evidentemente indignados porque los símbolos patrios pertenecen a todos los nacidos en un país sin importar dónde vivan o cuál sea su ideología, los peloteros aceptaron además evitar las consignas políticas, entre ellas Patria y Vida, título y estribillo de una canción premio Grammy latino que, desde las multitudinarias manifestaciones antigubernamentales del 11 de julio de 2021, identifican a los opositores, de los cuales un millar permanecen encarcelados.
De entre muchas declaraciones coincidentes, Henry Urrutia, contratado en República Dominicana, escribió en X: «Cuba se lleva en el corazón y hay mucha pasión detrás de nuestra participación en Colombia».
Por su parte el Director técnico y ex pelotero de la MLB, Bryan Peña, aclaró: “La frase ‘Patria y Vida’ está con nosotros en el corazón. Hay cosas que no podemos controlar, pero lo que sí podemos controlar es representar a esos cubanos libres que tanto desean que salgamos al terreno”.
Debe apuntarse que FEPCUBE no estaba usurpándole el lugar a la FCBS. El directivo de esta última organización hizo las siguientes declaraciones, reproducidas en el semanario habanero JIT:
“El federativo Juan Reynaldo Pérez Pardo había reconocido que Cuba recibió la convocatoria al torneo y tras «estudios pertinentes (…) entendimos que no era un evento oficial y decidimos no participar”.
Sigue diciéndonos la página digital de JIT, expresión criolla del vocablo inglés HIT, asociado al Baseball:
“La FCBS nunca rechazó la realización de la Serie Intercontinental, sino la presencia de la usurpadora FEPCUBE y su propósito de aprovechar el escenario para realizar un vulgar espectáculo político y no una fiesta deportiva como merecen los aficionados”.
No existe indicio alguno de que los peloteros cubanos pretendían un comportamiento vulgar, menos aún antideportivo. Muchos de los convocados en Miami, como la superestrella de los Marlins de la Florida, Yulieski Gourriel, fueron antes los soportes de las actuaciones que llevaron al equipo nacional a los primeros planos en el mundo durante los años de triunfalismo olímpico de Fidel Castro, quien solía exhibirse junto a estos atletas, cual trofeos de guerra.
Los lacayos del castrismo saben muy bien que la sola presencia de estas auténticas estrellas deportivas, más aún bajo la humillación de impedirles vestir los atributos nacionales, provocaría un tsunami de simpatías hacia la libertad secuestrada de Cuba.
En La Habana no es un secreto, se han visto obligados a reconocerlo hasta en la prensa amordazada, que “más de 635 peloteros de cualquier edad y por disímiles vías han salido de Cuba en los últimos seis años”, publicó el periódico Trabajadores, órgano de los sindicatos.
Los atletas, al igual que los médicos y otros profesionales, son víctimas de la explotación estatal, exportados como fuerza de trabajo bajo contratos cuya representación asume el Estado, utilizando a las federaciones deportivas.
La dictadura más larga del hemisferio occidental ha conseguido monopolizar la representatividad de la palabra Cuba en el mundo. La más mínima falta a este precepto es vista en la Plaza de la Revolución como la cruz que se le muestra al Diablo.
Este diciembre se completó una década desde que el presidente Obama le otorgara al dictador Raúl Castro la legitimidad de la democracia líder del planeta, al restablecer la plenitud de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Los exiliados han peleado duro por recobrar la libertad, sin embargo, hasta hoy no se ha logrado un consenso capaz de mostrar una representatividad única en el exterior, aceptable ante gobiernos e instituciones internacionales.
El pecado original de la legitimidad en falta sigue aguardando por su exorcismo.
Por su parte los peloteros cubanos, fieles a la garra que siempre les ha acompañado, no se han rendido. Team Rentería afirma que:
“Las ligas, equipos y entes involucrados han manifestado toda su disposición para que la Serie se llevara a cabo. El Team Rentería USA, como organizador del torneo, trabajará de la mano con las ligas afiliadas para la realización de la Serie en otro país”.