Cuba, apagones y protestas
Por Francisco Acevedo
HAVANA TIMES – La crítica situación energética en Cuba provocó que en las últimas semanas se intensificaran los apagones, y el resultado fueron protestas en varios puntos de la geografía.
La salida de circulación de la termoeléctrica Antonio Guiteras de Matanzas, la mayor del país, causó cortes de electricidad incluso en la capital, donde el Partido Comunista de Cuba (PCC) trata por todos los medios que no ocurran por el peligro potencial de una auténtica revuelta popular.
Fueron un par de semanas tensas en las cuales La Habana sufrió afectaciones ligeras, nada comparables a las de la mayoría de la población cubana, que sigue extrañando el fluido eléctrico por más de 12 horas cada día, mientras en la urbe lo máximo fueron seis, durante esos 15 días, y nunca seguidos.
Conjuntamente con las protestas amanecían las calles con carteles pidiendo Libertad, pero para borrarlos inmediatamente sí había combustible, pintura, y se movilizaban todos los efectivos necesarios del Ministerio del Interior (MININT), las Fuerzas Armadas (FAR) o la Seguridad del Estado.
Esa pared escrita es más grave que resolver el problema de la producción de pan, inexistente fuera de La Habana durante todo este mes, o el basurero eterno que está al frente de esa misma pared. Son capaces de llegar hasta allí, pero no les interesa el foco de enfermedades, es más peligroso el mensaje.
El colmo fue que la Empresa Eléctrica de Mayabeque informó en sus redes oficiales que no se podía restablecer el servicio eléctrico en el municipio de Santa Cruz del Norte “por problemas de transportación”. Lo surrealista de la explicación en sí ya fuera suficiente para guardarlo de recuerdo, pero es otra muestra de que la prioridad no es mejorar el nivel de vida en Cuba, sino sostener a toda costa la cúpula del poder.
Recordemos que en el marco de la sesión del Parlamento de diciembre pasado Alejandro Gil, exministro de Economía y Planificación, reconoció que en 2023 no iba a ser posible alcanzar el crecimiento proyectado, pero sí será en el 2024. ¿De verdad?
Tras la caída del Campo Socialista el bloqueo de Estados Unidos ganó mucha más importancia y es la justificación más al uso, responsable de que el Producto Interno Bruto (PIB) siga disminuyendo con respecto al año anterior.
No reconocen que son los dueños de todo en Cuba y como tal son responsables de todo lo que pasa, porque si no eres capaz de garantizar algo no puedes asumir esa responsabilidad. Nadie les dijo que fueran los amos y señores de las termoeléctricas, de los expendios de gasolina, del transporte o los alimentos. Deben responder por los servicios que se abrogaron unilateralmente.
Con todo lo que trajo aparejado el aumento del costo del diésel se llenaron varias calles de manifestantes, en especial en Santiago de Cuba, en el Distrito 3, lo cual desató la visita de las máximas autoridades del territorio con sus evasivas de siempre, y el resultado fue que comenzaran a distribuirles leche en polvo que les debían y otros productos de la canasta básica.
Es la muestra, otra más, de que Cuba no es una excepción en este planeta, y cuando la gente se une pone a temblar los gobiernos, incluso a una dictadura.
La historia es la de siempre, tensar la cuerda hasta el último momento, porque el ciudadano cubano está tan deshabituado a protestar que aguanta mil veces más que cualquier otro en este mundo.
No importa que los gritos fueran de ¡Libertad! (por ahí circulan en redes sociales los videos), se trata de ganar tiempo ofreciendo migajas, que en el fondo no son más que las que ellos mismos han establecido que les tocan a cada cubano, con un desprecio total a la vida de una familia.
“Ahora es que disponemos de esos recursos”, dijo la primera secretaria del PCC en Santiago, Beatriz Jhonson. ¿Qué casualidad que a dos horas de estallar las protestas aparecieron los productos? ¿Había o no había? Lo peor es que no es la primera ocasión, y lamentablemente quizás tampoco la última.
La dirigente dijo a la televisión nacional que hubo respeto en ese intercambio, pero no se refirió a la presencia intimidatoria de los cuerpos represivos (boinas rojas) que le pasaron por delante mientras ella estaba en una azotea intentando explicar lo inexplicable. En su cara la gente empezó a gritar ¡Asesinos!, realmente no me parece una conversación normal, no sé qué pensará quien lee estas líneas.
Con tres libras de arroz y cuatro de azúcar (prieta) resolvieron el problema, y nuestro entrañable Miguel Díaz-Canel seguirá diciéndole al mundo que no lo dejan gobernar tranquilo y que la población lo apoya.
No es suficiente con 65 años para darse cuenta de que la fórmula aplicada no es la idónea, el tratamiento para la enfermedad sigue siendo el mismo, aunque los síntomas sean peores y los dolores aumenten, el doctor no va a cambiar el método y el paciente sigue agonizando.
Ver la paja en el ojo ajeno siempre es más fácil que reconocer las faltas propias y, mientras, se sigue ganando tiempo, por eso reapareció el canciller Bruno Rodríguez (opacado hace meses) echándole la culpa al gobierno estadounidense de las protestas, que, por ciento, fueron pacíficas, y censurando un mensaje de la Embajada en La Habana que no podía ser más suave.
Así variaron de rumbo los países comunistas de Europa, no fue ninguna invasión ni guerra, fue el propio pueblo el que reventó sus cadenas y se negó a seguir siendo dominado.
Como desde el Parlamento no se le puede negar a nadie que utilice su celular para grabar una protesta para luego subirla, cuando tenga conexión, no es posible negar más la realidad como se hacía en décadas anteriores.
En cuanto salieron a la luz las primeras manifestaciones se replicaron en Miami, donde muchos cubanos mostraron su apoyo a sus compatriotas desde la distancia, un gesto que tampoco es para soslayar, aunque existan cientos de kilómetros de separación.
El poder del pueblo, el verdadero, es el que no ha probado todavía el actual Gobierno, apenas ha visto atisbos. Cuando de verdad se manifieste otro gallo cantará.