Cuba al Clásico de Béisbol: querer y no poder

Foto: cubadebate.cu

Por Ronal Quiñones

HAVANA TIMES – El debate es inherente a la pelota cubana, ya se trate del equipo del barrio o de la selección nacional. Siempre hay criterios divergentes con respecto a estrategias, jugadas o la propia conformación del elenco.

Recientemente se dio a conocer la preelección de Cuba al venidero Clásico Mundial de béisbol y no faltó la polémica. Se trata de un momento histórico, porque por primera vez integrarán la escuadra peloteros que no se desempeñan en la Liga doméstica, y tampoco están en contrato con la Federación Cubana de la disciplina.

Evidentemente, la inclusión de estos elementos fortalece la nómina, sobre todo desde el punto de vista ofensivo y de abridores, pero ¿es esto lo mejor que puede presentar Cuba en estos momentos?

Claro que no, de hecho, para muchas personas esto es apenas un ripio de lo que pudiera haber sido un verdadero equipo unificado, como alguna vez se pretendió llamar. Los que fueron incluidos fueron los que por voluntad propia quisieron representar a Cuba a pesar de todo lo que esto implica, y no nos referimos al aspecto deportivo, por supuesto.

La selección nacional de béisbol, y los deportistas en general, son tradicionales estandartes del gobierno cubano, pero en el caso de la pelota es mucho peor, porque se trata de orgullo.

La mayoría de las veces inocentemente, los atletas son utilizados con fines políticos y, aunque ellos mismos se cansen de decir que solamente les interesa jugar pelota, deben hacer cosas que van más allá de lo deportivo, como firmar “compromisos” con la Patria, cuidar con quién se reúnen y de qué hablan y hasta aceptar ser vigilados de manera a veces hasta indiscreta.

Dicho esto, vale la pena reconocer como cubano el valor de quienes deciden contra viento y marea ponerse el uniforme de las cuatro letras aún cuando reciben presiones de todas partes y saben también que no es para terminar como campeones, algo que deportivamente ni siquiera con la plantilla ideal se ve asequible.

Ahora bien, ¿por qué lo llamamos ripio?

Porque a pesar de elementos que estarían sí o sí independientemente de la vara con que se mida la calidad de los convocados, como Luis Robert Moirán y Yoan Moncada, hay otros que fueron incluidos más por su deseo y que no jugarían si estuviesen disponibles otros.

El caso de ausencia más llamativa fue la del inicialista José Abréu, quien dijo que le gustaría jugar el Clásico y personalmente creo que lo hubiese hecho de mantenerse en los Medias Blancas de Chicago, pero al firmar por Astros de Houston todo cambió y la afición cubana se llevó un chasco.

En la Ciudad de los Vientos compartía vestuario con Moirán y Moncada, y todo el mundo sabe que hablaron del tema y compartían propósitos, pero en Houston están Yuliesky Gourriel y Yordan Álvarez, dos que no podrían faltar en un equipo unificado, pero que manifestaron abiertamente su deseo de integrar un plantel independiente por completo de la Federación cubana.

Por tanto, para “Pito” sería demasiado incómodo tener en el día a día los reproches de dos compañeros que seguramente fueron también de los que motivaron su propia mudada a la novena texana. El presidente de la Federación, Juan Reinaldo Pérez, dijo que lo llamó y nunca le contestó el teléfono, ni él ni Yordan.

Pero aparte de estos tres nombres hay varios más, porque decíamos que la selección se fortaleció con abridores, pero todavía le falta mucho más. El cuerpo de relevistas cuenta con casi todo lo mejor de lo que podría disponer Cuba en la actualidad, con la inclusión de Raisel Iglesias, cerrador de los Bravos de Atlanta.

Sin embargo, para que pueda hacer su labor, hace falta que el abridor logre completar varias entradas y llegar con el juego cerrado a las postrimerías, algo para lo que se necesitan más brazos. Roennis Elías y Elián Leyva están en un buen momento actualmente, pero nunca han sido esos estelares serpentineros, y habría que ver si la excelente forma que tienen actualmente la pueden mantener hasta marzo.

En cualquier caso, considero que el staff necesitaba a Odrisamer Despaigne y Ariel Miranda, con muy buenos números en el béisbol asiático, aunque este último viene de una lesión reciente.

Con ellos dos se redondearía un grupo de abridores bastante confiable, porque recordemos que al Clásico los dueños de equipos le imponen bastantes restricciones a sus lanzadores, y muchos no pueden siquiera completar un tercio de labor.

En cuanto a jugadores de posición también se extraña la presencia de Yandy Díaz, Adolis García, Jorge Soler, Yasmani Grandal, Lourdes Gurriel Jr. y Randy Arozarena, con muy buenas temporadas en las Grandes Ligas.

Pero la tapa al pomo la puso la no convocatoria de Yasmany Tomás, quien dijo sí por todas las vías y fue dejado de lado. El patrullero capitalino, de 32 años, fue líder en jonrones e impulsadas en la ronda clasificatoria de la Liga Dominicana, que todavía se está jugando.

Esto sienta un precedente bastante feo, porque en el futuro otros interesados en jugar por Cuba podrían dar marcha atrás viendo que los dejan mal parados. Tomás dijo varias veces que jugar en su selección nacional sería un orgullo, pero eso no bastó a los directivos, que según sus alegaciones, lo vetaron porque no era mejor que Luis Robert. Acabáramos, si ahora para entrar en el plantel hay que superar al jardinero guantanamero vamos con uno solo al Clásico.

Del resto de los convocados por Cuba, ninguno es mejor que Tomás, quien recordemos tuvo una muy buena actuación en el tercer Clásico (junto a Pito y otros), aquel dirigido por Víctor Mesa, y que fue el último en el cual se vio un buen bateo de nuestra escuadra.

Solamente se le pudiera acercar en estos momentos Yoennis Céspedes, pero el granéense ya no está en su mejor forma y acabó lesionado en la Liga Dominicana.

Por eso, creo que al final esto es tener lo que se puede y no lo que se quiere.

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