“Crónicas del deshielo”, una gráfica visión de la realidad cubana

Por Osmel Ramírez Álvarez

HAVANA TIMES – Encontrar literatura sobre Cuba, que sea equilibrada y objetiva, es muy difícil. La mayoría de los autores son nacionales, inevitablemente movidos por la pasión, y terminan describiendo nuestra realidad, exacerbando lo bueno y lo malo, según su ideología o locación. La panorámica acuarela que nos regala Isaac Risco, intitulada Crónicas del deshielo, no tiene ese problema, por fortuna.

En ella nos narra sus vivencias e impresiones sobre la realidad cubana, a la que pudo tomar el pulso mientras duró su corresponsalía como periodista de la Agencia de Noticias DPA en La Habana. Cubre la interesante etapa desde 2011 al 2016, cuando sucedieron acontecimientos trascendentales. Algunos auguraban un futuro prometedor de distención internacional y cambios internos, lamentablemente evaporado por la realidad política posterior.

Con magistral agudeza nos dibuja ‘la Cuba real’ mientras narra sus indagaciones periodísticas y su propia vida en Cuba, con un atrayente estilo del periodismo narrativo. Así cuenta y describe nuestra realidad a través de su interacción personal con disímiles personajes, abarcando cada problemática distintiva del país, cada suceso y cada transformación sociológica que llamó su atención, indiscutibles hechos que marcan nuestra contemporaneidad, al menos, las más representativas del momento que cubre su historia.

Así nos da su visión crítica, que procura permanentemente la imparcialidad, aunque sin conseguirlo del todo; de los negocios del capitalismo incipiente o cuentapropismo, representados por los “paladares”, (en lo que deja clara su afición gastronómica), o la inserción social de grupos otrora discriminados por la sociedad y el Estado, mediante el caso del transexual elegido delegado de Circunscripción en Caibarién.

Pudo ser testigo privilegiado de una etapa singular de tardía generalización en Cuba de la telefonía móvil o la Internet. Sobre esa temática aborda el singular caso de un bloguero cubano que se hizo llamar Yusnaby y que después de ganarse un espacio meritorio mediante la crítica social en Cuba, saltó a ser parte del equipo periodístico de un canal de la talla de Telemundo en los Estados Unidos.

También describe, desde la vivencia, los problemas de infraestructura vial y la disfuncionalidad de los servicios en el país, a la vez que nos adentra en los matices interiores, no publicados como reportero, de su cobertura de la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba, de la celebración por el 60 aniversario del asalto al cuartel Moncada y de la posterior visita del nuevo Papa Francisco; no deja de mencionar los incidentes de represión a opositores durante la misa del primero en Santiago de Cuba.

En otro episodio nos adentra en el todavía sensible tema de la destrucción de la industria azucarera y el declive de los pueblos que dependían del azúcar, al igual que el azaroso transporte ferroviario, esta vez en su visita al otrora pueblo modelo de Hershey. Tuvo por demás la suerte de cubrir el paradójico concierto de “Los Rolling Stones”, banda musical que en el pasado más radical fuera prohibida para los cubanos por “desviación ideológica”, algo que solo los que hemos vivido el totalitarismo podemos entender.

Risco tuvo el privilegio, como periodista, de estar en Cuba “con acreditación” durante el célebre “deshielo” de las relaciones entre Cuba y los EUA, de ahí el título de su libro singularizando toda una etapa. Nos narra el regreso de los espías canjeados por Alan Gross, los tres que seguían presos, parte del caso de los “cinco héroes” prisioneros en los EUA, como parte del desmantelamiento por el FBI de la “Operación Avispa”; el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, y la visita de Obama.

Finalmente, por una feliz coincidencia, (como periodista), ya estando fuera de servicio en Cuba y, de paso, tras varios meses de ausencia, durante su estancia en La Habana ocurre la muerte de Fidel. Volvió a ser testigo de otro evento trascendental que incluyó todo el ceremonial luctuoso y de traslado de las cenizas de Fidel por todo el país hasta el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba. De esa forma pudo concluir su libro con información y detalles de primera mano, que como le es característico, captó magistralmente desde ángulos muy gráficos y elocuentes.

En esencia, un libro que recomiendo, pues sirve lo mismo a cubanos que extranjeros para tener un bagaje de nuestra realidad nacional y de la historia reciente, esa que escribimos día a día los cubanos pero que a veces no meditamos ni reparamos en ella. El autor, sin duda, nos ayuda con su visión peculiar a comprender mejor este complejo país, que amamos y sufrimos, y nos cuesta trabajo descifrar a veces.

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