¿Cómo van los MiPymes en Cuba?

Un pequeño negocio privado.

Por Francisco Acevedo

HAVANA TIMES – La noble idea de empoderar a los empresarios cubanos mediante Medianas y Pequeñas Empresas (MiPymes) no acaba de fructificar como debiera.

El engorroso papeleo que se exige para crear una es apenas el menor de los problemas para quienes pretenden asociarse con amigos y familiares para producir algo, pues luego llegan las vicisitudes para conseguir los materiales necesarios para producir lo que se quiere.

Eso en el caso que la MiPyme sea productora de algo, porque en realidad la gran mayoría es de servicios, ya sea constructivos, informáticos, de transporte, etc. Las productoras de verdad no existen, porque aquellas que venden productos en su gran mayoría en realidad lo que hacen es revender en Cuba lo que adquieren a precios asequibles en el extranjero.

Cuando visitas alguno de estos sitios salen a relucir el aceite, el café, los rones y los embutidos que no venden en moneda nacional las tiendas estatales, pero sí lo hacen ahí. Como en definitiva el Estado en este caso se lava las manos porque en teoría no es él quien está vendiendo a sobreprecio, todos felices, menos el pobre cubano de a pie, que ni se molesta en asomarse a las neveras exhibidoras para evitar morir de un infarto de miocardio.

No existe sector privado en Cuba, porque así lo dictan las leyes, y la creación de estas MiPyMes es otra manera de entretener a los cuentapropistas con el sueño de tener un negocio propio, una especie de solución desesperada, otra más.

Es un negocio en el que claramente está el Estado detrás, pero a la sombra, como valedor de esos intermediarios, que les compran precisamente a las empresas que comercian con el Gobierno, no al productor de Kentucky. La Ley Helms-Burton establece bien claro que no se puede entablar ningún tipo de transacción económica con el Estado, pero sí con el sector privado, que en este caso es el propio Estado creando empresas para burlar el bloqueo. Claro que hay muchísimos cubanos que no se ven como instrumentos estatales a través de sus MiPyMes, pero es así, porque todas necesitan la bendición del Estado.

Como ningún consorcio estadounidense puede venderle un ladrillo o un cristal a la empresa estatal Cubacons, por ejemplo, se lo venden a una asociación familiar y al final la dictadura logra burlar el bloqueo, resuelve un problema (que puede ser reparar el Capitolio), complace a un cubano con la ilusión de que es empresario exitoso y además se beneficia con impuestos. Negocio redondo.

Por eso resultó llamativo que la propia Oficina de Intereses de Estados Unidos publicara recientemente un tweet en el que alaba la gestión “independiente” de esas entidades, cuando se sabe que aquí nada es independiente.

Solamente un ingenuo, para decirlo de la manera más dulce porque no creo que haya mala intención en los funcionarios de esa entidad, pensaría que aquí algo es verdaderamente independiente.

Si lo duda, solo debe buscar las declaraciones del influencer Kristoff recién llegado a Miami, donde habla de toda la represión que vivió en Cuba mientras intentaba crear contenidos. Contó que estando en la Universidad la decana de su Facultad lo citó porque era una “figura audiovisual” y cuando llegó estaba acompañada por dos miembros de la Seguridad del Estado que le cuestionaron un video en el que criticaba a su paladín Humberto López (el de Hacemos Cuba y otras atrocidades). Le hicieron firmar un documento en el que se comprometía a no hacer más videos en referencia al gobierno o sus dirigentes.

Esa es la realidad de quien hace algo “incómodo” para Humbertico, el vicepresidente Manuel Marrero o cualquier otro; recibe esto y más, porque siempre intentarán también captarlo para sus filas y manipularlo.

Otro tema que resonó en la semana fue la apelación de Cuba al caso del dinero en conflicto con un fondo de inversión británico. Aquí se dio por todos los medios de comunicación que el gobierno cubano había ganado el caso, pero resulta que apelaron y esta semana la sala Comercial del Tribunal Superior de Londres, les negó la apelación. No soy muy ducho en leyes, pero si usted apela no es porque ganó el caso, quien apela es quien no está de acuerdo con el veredicto que se tomó en su momento.

En esta ocasión no hubo repercusión en los medios estatales. Lógico, porque la contradicción es evidente. No olvidemos que se trata de determinar si el fondo de inversión CRF I es acreedor legítimo del Estado cubano y del Banco Nacional deCuba (BNC) por una cifra ascendente a 72 millones de euros.

Inicialmente se dictaminó que existían fundamentos legales para que el mencionado fondo pudiera demandar al BNC por el impago de esa deuda, pero no para considerar al grupo de inversores como acreedor del Estado cubano por los préstamos otorgados en 1984 por los bancos europeos Crédit Lyonnais Bank Nederland e Istituto Bancario Italiano, a través del BNC.

Además, en un comunicado el grupo inversor también destacó que ya el Gobierno de la isla “reembolsó a CRF por los costos legales ordenados por el tribunal luego de la victoria inicial de CRF en el Tribunal Superior del Reino Unido”. Entonces, ¿quién ganó la primera audiencia?

A raíz de esto salió también un reclamo de un banco chino por otros millones de dólares de impago. Sí, leyó bien, chino. Se trata del Banco Industrial y Comercial de China, a través de su filial británica ICBC Standard Bank, que inició un proceso judicial contra instituciones cubanas por aproximadamente 1100 millones de euros.

Por eso desconfiamos desde el principio de eso de que Rusia va a ser la salvadora económica de Cuba, porque al igual que los chinos, los banqueros y empresarios rusos se mueven por sus propios intereses, no por los de nuestro presidente Miguel Díaz-Canel.

En cuanto dejen de pagar un envío saltarán por los aires todos los contratos y volveremos a estar como antes, porque sencillamente no tienen de dónde sacar dinero para pagar todo lo que necesita un país donde ahora mismo barrios enteros sufren por la falta de agua (que ha provocado incluso altercados con armas blancas), por poner el ejemplo más reciente y de un derecho humano básico que aparentemente debe estar garantizado.

Ni vendiendo la isla poco a poco, como parece que está ocurriendo con los propios rusos o la base militar china.

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