Comités de Defensa de la Re ¿estructuración?
Rogelio Manuel Díaz Moreno
HAVANA TIMES — Al llegar el mes de septiembre, es normal que la prensa cubana oficialista dedique mayores espacios a los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). El aniversario de la fundación de este organismo se cumple, justamente, el 28 de este mes. En saludo a la fecha, las estructuras de los CDR organizan un número de actividades mayor que el resto del año, que suelen terminar con una fiesta nacional en la noche del 27 al 28.
Eso me recuerda que los CDR constituyen uno de los temas por los que más me han preguntado compañeros y amigos del extranjero. Al no ser un especialista del tema, respondo con lo poco que sé, más lo que me dice mi sentido común. Es evidente, eso sí, que su presencia constituyó uno de los elementos distintivos de la historia de la revolución cubana, tanto para sus defensores como para la oposición.
Yo les he recomendado a los interesados, contextualizar la fundación de los CDR en los momentos aquellos de 1960, donde la lucha de clases se hallaba en un punto álgido. Gran parte de la burguesía cubana anterior a 1959 se desmarcó a tiempo de la dictadura de Fulgencio Batista. Incluso había introducido algunos importantes representantes en las primeras versiones del nuevo gobierno, si bien estos fueron desplazados al poco tiempo.
El Estado que se formaba entonces se radicalizó, con medidas como la Reforma Agraria, las nacionalizaciones de los medios de producción, etcétera. Se planteó entonces una fuerte pugna, con bastante violencia incluida. Los que salían perdiendo tenían motivaciones –obviamente–, medios, e importantes aliados en el extranjero hasta para plantearse el derrocamiento forzado del sistema en formación. Por ejemplo, el presidente estadounidense Kennedy asumiría más adelante toda la responsabilidad por la invasión –fracasada– de Bahía de Cochinos y el secretario de Estado, Mallory, justificaría la implantación del acoso contra Cuba con el objetivo de crear miseria, desesperación y que el pueblo revirtiera sus sentimientos contra el gobierno.
Pasarán unos cuantos años hasta que este período se pueda abordar con ecuanimidad. Los bandos enfrentados se acusarán mutuamente de cualquier cantidad de barbaridades. Será difícil de negar, en última instancia, que las bombas, sabotajes, incendios provocados y otras formas de atentados, se sucedían con frecuencia, tanto en La Habana como en las demás ciudades y pueblos cubanos. Ante esta situación, el entonces Primer Ministro, Fidel Castro, tuvo la idea de formar una institución que llegara a todos los rincones del país, que agrupara y organizara a los partidarios del nuevo sistema en esta lucha de clases.
Los CDR se fundaron en este contexto belicoso y con el objetivo de aumentar la fuerza del gobierno en la contienda planteada. Fue un elemento original entre las revoluciones que clamaron el título de socialistas. De hecho, faltaban casi siete meses para que se declarara oficialmente el carácter socialista de la propia revolución cubana.
Las luchas de clase son crueles, tanto como cualquier otra guerra. Los partidarios de la revolución destacan que la vigilancia y combatividad de los CDR contribuyeron a detener las acciones violentas como bombas, atentados y otras que, en cualquier lugar del mundo, se calificarían como de terrorismo. Los opositores los atacan con saña, por el hostigamiento que representaban sobre la clase social enemiga del proceso.
A la larga, el gobierno revolucionario prevaleció en esta lucha; la clase burguesa emigró en masa y una paz tensa se estabilizó poco a poco. En un momento dado, la principal lucha de los CDR fue dirigida contra la delincuencia común; en el mismo saco, caían personas que el gobierno estimaba como delincuentes por razones ideológicas. Los CDR ampliaron su campo de acción también hacia cuestiones menos castrenses, como la recogida de materias primas, las campañas de sanidad y otras.
A pesar de la utilidad social indiscutible de estas medidas, y de la participación masiva en la mayoría de ellas, la estructura de los CDR no propició mucho la democratización o la horizontalidad. Las orientaciones bajaban por los mismos mecanismos verticales del resto del país. La D en las siglas se estancó en el concepto de Defensa, en vez de promover el Desarrollo, como vi reclamar en un cartel de unos compañeros del Observatorio Crítico en una manifestación independiente.
El agotamiento popular y las interminables dificultades económicas han minado la fuerza de convocatoria del gobierno, no digamos ya de los CDR. Creo compartir con la mayoría, la apreciación de que han quedado como la organización de los viejitos del barrio. De hecho, cuando se ve una actividad de esas por el televisión, se ven muchas más canas aún de lo que se esperaría, por el envejecimiento poblacional nuestro. No menos importante es el hecho de que las dificultades económicas hicieron que la mayoría de los cubanos, presidentes de CDR incluidos, tuvieran eventualmente comportamientos al margen de la legalidad.
En pro de la supervivencia, casi todos aprendieron a hacerse los de la vista gorda. Hoy en día, una especie de presidente de CDR muy apreciada en muchas cuadras, es aquel que no se mete en nada de la vida de los vecinos, y maniobra diplomáticamente con las autoridades de los niveles superiores, para ofrecerles las apariencias que aquellas desean, sin comprometer a los conocidos del barrio.
Si algo puede asestar el golpe de gracia a los CDR, será el proceso actual de normalización de las divisiones de clase en el pueblo cubano. Sí, porque después de muchos años con la creencia de que teníamos la dicha de la igualdad, hoy hasta los periódicos defienden lo bueno de que algunos sean más iguales que otros.
Con la propiedad privada en pleno amanecer, volveremos a tener clases sociales “clásicas”, con proletarios bien definidos y dueños declarados. Dueños que ya no van a tener que aparentar que “este carro es de los trabajadores” porque… es de ellos y punto, como lo será el restaurante, el taller y mucho más. Clases sociales que profundizarán la endogamia, la polarización entre los barrios de pudientes y de desposeídos, etcétera.
En los barrios de los primeros, la seguridad privada –que ya existe solapadamente– se hará común y a nadie le interesará oír de esa estructura obsoleta de los CDR, que les recordará los tiempos donde ser burgués era mal visto. En los barrios de los segundos, la rememorarán con rencor, como una herramienta al servicio de una casta que primero los usó, luego los controló y, al final, los traicionó.
«las acciones violentas como bombas, atentados y otras que, en cualquier lugar del mundo, se calificarían como de terrorismo»… ¿No era precisamente eso mismo lo que hacían los grupos de «Acción y Sabotaje» del Movimiento 26 de Julio?; ¿hasta Diciembre de 1958 eso NO era terrorismo, pero a partir del 1ro de Enero de 1959 si?, ¿o volvemos a lo de «terrorismo bueno y terrorismo malo»?… Tenga un poquito de coherencia, por favor…
» la rememorarán con rencor, como una herramienta al servicio de una casta que primero los usó, luego los controló y, al final, los traicionó.»
Allá el que se dejó usar y se metió a chivato. Siempre al final la vida pasa la cuenta. A todos esos, me alegro infinitamente de que les tiren la trompetilla en la cara: Se lo merecen.
¿Fulgencio Machado? Uhmmmmmm…..
Amigo, hay un error tipográfico-histórico en su articulo, Ud. escribió Fulgencio Machado en lugar de Fulgencio Batista, es tan solo una aclaración. Por lo demás, los CDR ha sido la herramienta de control interno del gobierno cubano para vigilarse los unos a los otros, es una estrategia que se utilizó en todos los expaíses comunistas, imponiendo un clima de inseguridad y a la vez de compromiso de las personas con el sistema. En fin, una forma más de limitar la libertad del individuo. Pero la verdad histórica los ha relegado a un segundo plano, ya practicamente son agua pasada.
Fulgencio Machado?
Eso me recuerda cuando un cubanologo advenedizo francés escribió en su libro. Los dictadores Fulgencio Batista y Zaldivar, El erudito se llama Salin Salarín. O algo parecido.
Ya esta corregido el texto.
Muchas (y muchos) Tetés Comité se dedicaron a chivatear y joderle la vida a sus vecinos, soplones despreciables que ahora que están viejos se han visto abandonados a su suerte. Qué pasará por sus cabezas cuando regresan con el panecito que les toca por la libreta y ven al vecino «nuevo rico» bajarse del carro cargado con comida de la Shopping?, qué pensarán cuando se tienen que sentar en la esquina, no ya a vigilar, sino a vender la bolsa de leche que les toca o los paquetes de café? Qué opinarán cuando se han visto desechados (como un culero después de usado) en su vejez?
Niiiiiiiiiccccccccceeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Muuucho que chivatearon al infeliz que se iba, y que tenía que sacar a escondidas las cosas que había ganado con su sudor para dejárselas a su familia. A más de uno, un chivatazo de estos miserables estuvo a punto de costarle la salida. Muchísima gente que perjudicaron sin razón en las verificaciones; muchos de ellos se desprestigiaron aún más tirándoles huevos, insultando y hasta golpeando al vecino que, quizás días antes les había matado el hambre, como un caso que conozco.
A esa gentuza me alegro en el alma de verla hundida y pidiendo el agua por señas. No se merece menos quien deja de ser persona para convertirse en perro de presa de su propia gente.
bueno, en honor a la verdad no es falta de coherencia…es que antes del 60 no había CDR…:-)
De los CDR, solo se puede decir: EPD, o en ingles RIP…