Ciudades hermanas: La Habana y Nueva Orleáns

Por Aaron J. Jordan*

HAVANA TIMES — Como ciudadano de los Estados Unidos y residente del área metropolitana de Nueva Orleáns, Louisiana, estoy muy entusiasmado con el relajamiento de las restricciones y el deshielo de las relaciones entre mi país y Cuba, dos vecinos enemistados.

Nueva Orleáns tiene varios restaurantes cubanos y muchos bares con tabacos al estilo habanero, ya que ambas ciudades son hermanas, pues comparten puertos marítimos, cultivan caña de azúcar, tienen un clima húmedo, soportan los mosquitos, y regularmente están amenazadas por los huracanes del Caribe.

Viendo documentales y videos publicados y compartidos en la página web You Tube, el año pasado comencé a educarme sobre la vida en Cuba y la historia de la Revolución cubana de 1959. Averigüé sobre las contribuciones hechas por la Isla en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica y los médicos, enfermeras y maestros voluntarios cubanos enviados a los países del Caribe, América Latina y África.

Me topé con el sitio Havana Times y comencé a leer artículos escritos en inglés, por escritores cubanos y ciudadanos comunes y corrientes de ese país, sobre temas abiertamente discutidos. Algunos posts eran controversiales, otros no; algunos eran sobre temas públicos, otro sobre asuntos privados. Sin embargo, su expresión era real, abierta y honesta, no reprimida ni censurada.

Cafe cubano “El Libre”

También me di cuenta de que las fotos publicadas de la Habana Vieja mostraban una arquitectura que había visto antes, la arquitectura del barrio “French Quarter” (Barrio Francés), de Nueva Orleáns. Los barrios históricos de La Habana y Nueva Orleáns están llenos de colores brillantes, edificios de estuco español. Las edificaciones son de pocos pisos y están muy cercanas unas de otras, al parecer casi una encima de la otra. Estos inmuebles y estos barrios, después de superar la prueba del tiempo durante unos cientos de años, muestran una similitud entre dos metrópolis históricas, separadas por solo 670 millas de distancia, pero 53 años de política.

El nombre del Barrio Francés es de cierto modo engañoso. Aunque fueron exploradores franceses los que se establecieron en Nueva Orleáns y fundaron la ciudad en 1718, el territorio pasó de dueño francés a español en dos ocasiones antes de ser finalmente vendido en 1803 al joven gobierno de los Estados Unidos, a través de la Compra de Luisiana. Esta historia también es algo engañosa, porque cuando los franceses desembarcaron a principio de 1700, ya existía un pueblo indígena llamado el Chitimacha, una tribu de nativos americanos, que viven en el territorio que más tarde llegó a ser conocido como Nueva Orleáns.

En su historia, la arquitectura original era edificios de madera de estilo francés. Como consecuencia de dos grandes incendios ocurridos en 1788 y en 1794, la arquitectura francesa fue destruida y la zona conocida como el Barrio Francés, entonces bajo dominio español, comenzó a ser reconstruido con el uso del ladrillo y del estuco, en lugar de la madera. Estas estructuras españolas reconstruidas, pintadas con colores vibrantes, son los mismos edificios que conforman el Barrio Francés actual.

Desde su reconstrucción, el Barrio Francés ha resistido innumerables huracanes, la guerra y la peste, incluyendo una epidemia de fiebre amarilla en 1853. El río Mississippi, motor del ajetreado puerto marítimo de la capital, controla sus inundaciones a través de un elaborado sistema de diques y canales artificiales. A pesar de ser la porción de terreno de Nueva Orleáns con más altura, el Barrio Francés está situado geográficamente bajo el nivel del mar, mientras el río Mississippi serpentea como una serpiente por toda la urbe. El serpenteante río Mississippi crea una forma de media luna que caracteriza la tierra, lo que le ha dado a Nueva Orleans su apodo, “La Ciudad de la Media Luna”. Nueva Orleáns es también conocida como “The Big Easy” y “La ciudad que el cuidado olvidó,” debido a una actitud europea de descuido amistoso entre su gente.

En ningún momento esa actitud amistosa es más notable que durante la temporada del carnaval o durante el “Mardi Gras”, que acaba de comenzar y dura hasta el día de Mardi Grass o “Martes Gordo”, el 9 de febrero de 2016.

Nueva Orleáns es en su mayoría una ciudad católica, ya que cada año la temporada del carnaval coincide con el “Miércoles de Ceniza” o el inicio de la Cuaresma. En el centro se encuentra la Catedral de Saint Louis, que es la más antigua de América del Norte y uno de los monumentos más emblemáticos del lugar.

El Barrio Francés es el hogar de algunos aspectos de la cultura cubana como es la taberna La Habana de Hemingway, que se encuentra en la calle Toulouse, y la cafetería cubana El Libre que se encuentra en la calle Dumaine.

Incluso, en las afueras del Barrio Francés, en la calle Basin, se encuentra un gran monumento al gran libertador latinoamericano Simón Bolívar. Sin embargo, el objeto más interesante es un pequeño monumento situado en el centro de la ciudad, en el distrito de negocios, en la calle Poydras. Este pequeño monumento es un homenaje al general Narciso López, quien fuera diseñador y creador de la bandera cubana moderna. Las placas de metal grabada en la base de la piedra dice:

“La expedición libertadora a Cuba, bajo las órdenes del general Narciso López, con cientos de soldados de Kentucky, Louisiana y Mississippi, llevando la bandera cubana a Cuba por primera vez en la historia, partió de Nueva Orleáns, el 11 de Mayo de 1850; a bordo del vapor estadounidense “Criollo” el capitán Lewis izó triunfalmente la bandera en Cárdenas, Cuba, el 19 de mayo de 1850.”

“La bandera cubana se izó por primera vez en 1850 desde este sitio, la casa de El Delta Daily, 52 años antes de que Cuba se convirtiera en una república independiente. -El Club de Leones de Cuba”.

* Un lector de Havana Times de Nueva Orleáns, Louisiana.

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