Carta Pública de un trabajador sin su salario

Juan Carlos Cremata

Edificio del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos.  Foto: encaribe.org
Edificio del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos. Foto: encaribe.org

HAVANA TIMES — Confieso que soy de los trabajadores que se preocupan más por el trabajo que por la hora y la fecha del cobro. Así nos sucede a muchos artistas. Y a todo aquel que ama lo que acomete. Pues como he escuchado muchas veces: la felicidad no consiste en hacer lo que uno quiere, sino en querer lo que uno hace.

Siempre hemos confesado ser, lo que los ingleses llaman,“work-alcoholic”– que puede traducirse al español, como una marcada adicción al trabajo. Y en más de una ocasión, se nos ha reintegrado el salario al Banco al habérsenos pasado el tiempo para recibirlo. Por lo que hemos tenido que esperar un largo y sofocante mes, más tarde; luego de hacer la reclamación correspondiente, para que se nos pague de nuevo con carácter retroactivo.

Por eso mismo, en el caso del ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos) y para evitar las largas colas (esas filas de gente desesperada, uno detrás de otro – especie de engendro, casi molotera – que parece producirse con frecuencia cuando se mezclan subdesarrollo y socialismo, o lo que es decir con pocas palabras: cuando predomina la escasez) hemos calculado sobre la amplitud en el horario del pago, para poder cobrar en momentos en que merme la nutrida avalancha que siempre se produce a inicios de cada mensualidad.

Así se nos advirtió, la última vez que fuimos a recibir nuestro jornal que, a más tardar los días 13 (número fatal o de suerte para algunos) se reintegraría todo el dinero a la Entidad Mutualista. En este mes de junio del 2015, como coincidía con que el habitual día pago 8, caía lunes, y el dinero ya estaba depositado en el organismo, se decidió, sin hacerlo público, ni comunicarlo a cada instancia, adelantar la entrega para el viernes 5.

Según las explicaciones luego recibidas, la Ley estipula que el dinero se devuelva al Banco cinco días HÁBILES una vez efectuado el primer día del cobro. Pero el pasado miércoles 11, cuando llegamos para recibir la compensación a nuestra labor realizada, se nos informó en la entrada del centro de trabajo que, ante un prolongado corte de electricidad, como resultado del desmoche despiadado de los árboles en toda esa zona, se había decidido dar el día libre a los trabajadores.

¿Se cuenta como día hábil el día franco por falta de corriente y despetronque de las áreas verdes?

Posteriormente supimos que, también, sin haber lo notificado públicamente, se decidió que la cajera permaneciera, ese mismo día y de todas maneras, en su sitio para pagar, a pesar de las afectaciones con la luz. Nótese también que la oficina del cobro está situada en el octavo y penúltimo piso del edificio. Y que con la larga y penosa interrupción del fluido eléctrico, habríamos tenido que subir por la escalera hasta esa altura, sólo para enterarnos de que la persona custodio y garantía que nos haría entrega de nuestro salario, permanecía estoicamente en su puesto. A oscuras.

Sépase asimismo que, más allá de las quejas emitidas por muchísimos trabajadores sobre el continuo y reiterado maltrato de la cajera, ésta permanece en su plaza como si a nadie molestara. Y adviértase igualmente que haciendo caso omiso a las sugerencias declaradas durante años, el pago del servicio de correo electrónico se continúa realizando en pesos convertibles, a riesgo de que este nos sea cortado y a contrapelo con lo que ya bastante tiempo viene realizando CUBARTE y hasta las cadenas TRD (tiendas de recaudación en divisas) que aceptan el equivalente en moneda nacional, o lo que es lo mismo la calderilla mínima con la que se nos retribuye.

Aun así, nos dispusimos a acudir temprano, la mañana siguiente, pero ah, triste infortunio, al llegar a la oficina, se nos notificó tan pronto desembarcamos del bendito ascensor, que ya ese dinero había salido de allí para ser devuelto al Banco. Que teníamos que hacer una carta de reclamación en otro piso y bueno… (con cara de resignada impotencia) en el otro piso nos sentenciaron que teníamos que esperar hasta el mes entrante. Como si la vida cotidiana también pudiese esperar. Y esperaran las deudas. Y esperara el mercado. Y esperaran las necesidades diarias. Y esperara el pago del agua, el teléfono, la comida y hasta la misma luz, que de tanto en tanto nos cortan para cortar los pocos árboles que nos protegen del candente sol.

Hay que conformarse y simplemente… esperar. Esperar es la palabra de orden. Y lo más triste, es la frecuente indolencia con la que uno recibe la noticia, que es lo mismo a la acostumbrada impotencia de seguir trabajando como un animal de carga, casi reventándose diariamente, tratando de levantar proyectos en teatro y cine, prácticamente sin condiciones y a veces, hasta rayando con el irrespeto, la negligencia y la incomprensión para además, no recibir la retribución debida, durante este mes.

¿Adónde iremos a parar?– canta la empleada de limpieza, imitando a Marco Antonio Solís en un pasillo del cuarto piso. ¿En qué desembocará tanta inhumanidad, tanta ineficiencia, tanta desidia y tanta displicencia? ¿No hay forma de avisarle a un trabajador y de alguna manera protegerlo? Si le debiéramos algo a la empresa, ¿no se nos localizaría de cualquier manera para saldar nuestras deudas?

Haría falta un poco más de personas diligentes (con L) y mucho menos dirigentes (con R) que más que acatar y/o seguir al pie de la letra con las normas dictadas, contribuyeran al bienestar de todos y no de sólo unos cuantos. Un poco de menos lineamientos y algo más de redondeces. Menos “cuadros” para un paisaje más colorido, cívico y posible para muchas más personas, ¿no?

¿Cómo llegaremos al mes que viene? Bueno… pues tendremos que recurrir a lo que siempre nos enseñaron desde la escuela y que acudían los artistas ante la falta de dinero; es decir: la caridad pública. Asumiremos el apelar a la misericordia popular, colocándonos a la entrada de la empresa, con un pequeño cartel en el que pueda leerse esa frase que identificó por mucho tiempo, durante la llamada pseudo-república, a los creadores sin recursos y desamparados en el medio de la calle: COOPERE CON EL ARTISTA CUBANO.

Pediremos limosna, sin mendigar. Espero que los que pasen por nuestro lado, a las puertas de la institución, nos puedan socorrer a terminar este amargo y mísero intervalo. Y a sobrevivir este penoso y prolongado lapso.

Eso sí, sólo podremos dedicarnos a ese deplorable recaudo en el horario comprendido entre las 8 y las 10 de la mañana. Para no dejar de trabajar el resto de la jornada. Y así poder ganarnos también, con nuestro sudor frecuente, el pan, la galleta o el pollo por pescado del período entrante. ¡Ojalá y no se nos confunda con un “performance” de la Bienal de Artes Plásticas!
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NOTICIA DE ÚLTIMA HORA: La Nueva Dirección Económica del Instituto ha prometido acometer una gestión urgente con el Banco, que incluye además de una carta firmada expresamente por el Presidente, en la que se autorice nuestro pago extraordinario esta semana. Pero ya estamos casi en mitad del ciclo y aún el dinero no aparece por ninguna parte. Debe ser que para solucionar los problemas se tardan mucho más que para desarreglarlos. Amén de que todo esto, si es que se resuelve, conllevará además el consabido gasto de combustible – para el lleva y trae de las cartas o el dinero – las gestiones, etc, etc, etc. Y es entonces que uno se pregunta: ¿no pudo evitarse todo con una simple llamada telefónica que dijera: oye, chico, ven a cobrar que te van a dejar sin sueldo este mes? ¿Quién piensa en quién? ¿Qué tipo de sociedad es la que estamos construyendo? ¿Qué ser humano andamos generando? ¿La mujer de quién? Así las cosas. Y “que cosa la costurera”. El mes que viene, si llegamos vivos, seguiremos “avanzando”.

4 thoughts on “Carta Pública de un trabajador sin su salario

  • Contabilidad de siglo XXI. Acaso aun no es posible el deposito directo a las cuentas bancarias de los trabajadores?

  • Juan Carlos, gracias por tu testimonio alucinante para los extranjeros, pan de cada día para los cubanos.
    No creo que se esté construyendo nada en Cuba, sólo se mantiene la ineficiencia y la represión. Lo demás es propaganda del gobierno, y tan mala, que ni siquiera se permite acercarse en algo a la realidad.
    Eso es vivir en un país sin derechos.

  • “La carta” es un guion perfecto (como ocurre siempre que se describe con exactitud “La Realidad” partiendo de una “premisa” interesante -¡”trabajador sin salario” lo es!-). Pero me pregunto por qué “los artistas” escogen, las más de las veces, el camino de “lo simbólico” para contar sus historias. Quizá ello sea porque “lo imaginario es más sencillo y económico” en ese arduo y duro trabajo que es “el crear”. O porque es “simple y ramplón realismo” casi siempre tropieza con “la censura” de alguien o algo. Bueno, también pudiera ser que mi comentario sea una tontería más de las incontables que se escriben a diario en La Red -¡por el asunto que sea!-. Pero pienso que no debo decir más, pues al fin y al cabo, ya soy un trabajador retirado que recibo una magra pensión que, tal vez no lo crean, me alcanza para sobrevivir dignamente. Resido en Gijón, Asturias. ¡Suerte, Cremata, espero que algún día no muy lejano se resuelva el problema!

  • Workaholic

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