Carne de cañón made in Cuba
Por Carlos Cabrera Pérez
HAVANA TIMES – El tardocastrismo ha quedado en ridículo mundial, debido a una operación de reclutamiento de mercenarios cubanos para pelear del lado ruso en la invasión a Ucrania, ejecutada delante de sus narices y de la que se enteraron por la vilipendiada prensa independiente.
¿Cómo reacionaría La Habana si Kiev -con quien mantiene relaciones diplomáticas- tolerara la captación de mercenarios para invadir a Cuba?
Como es habitual, la casta verde oliva y enguayaberada ha echado a andar el ventilador para tratar de escurrir el bulto. No es descartable que en los próximos días aparezcan la CIA y Miami, pero el desembarco de jóvenes cubanos en la guerra de Ucrania, a cambio de dos mil dólares estadounidenses mensuales, confirma que el FARINT (FAR + MININT) está acabado.
Los piratas del Caribe resultan patéticos cuando se ponen solemnes, fingen sentirse ofendidos y comienzan a rasgarse las vestiduras de inspiración soviética que tanto fascinan al anciano Raúl Castro.
La salida de mercenarios cubanos para el frente ruso-ucraniano confirmó que fallaron la Inteligencia, la Contrainteligencia y las secciones de Penetración y Actividad Enemiga, donde rodarán cabezas con el secretismo habitual de la dictadura más vieja de Occidente.
Los jefes de ambas direcciones deben pasar a la producción de globos porque no sirven para la defensa y -de ahí para arriba y para abajo- el FARINT debe ser desguazado; incluidos los ministros de las FAR y del MININT; máximos responsables de la salvaguarda de Cuba.
Los jefes y oficiales de los Centros de la Inteligencia en Moscú y Kiev deben ser devueltos a la patria, que no los contempla orgullosa, porque fueron incapaces de detectar el trasiego de carne de cañón made in Cuba, pese a que se hizo en sus narices.
Tantas mentiras sobre las relaciones con Rusia y la exaltación de Vladimir Putin -uno de los más anticastristas del Kremlin- distorsionaron la cruda realidad, que las relaciones internacionales son intereses puros y duros y no un compendio de ética; y la Seguridad del Estado se durmió en los laureles.
La destrozada economía comunista y el relativismo moral de muchos hombres nuevos hicieron el resto, aun cuando los departamentos Ideológicos de la Contrainteligencia y el partido comunista hayan hecho comparecer a un padre, villaclareño e hipertenso, ante la televisión única para agradecer a los «compañeros del MININT» por detener (como parte de la “desactivación de la red de reclutamiento”) a uno de sus hijos que pretendía seguir los pasos de su hermano, combatiendo ya contra Ucrania, contrato mediante.