Azares del incipiente sector privado en Cuba

Por Osmel Ramírez Álvarez

Venta del paquete semanal. Foto: oncubamagazine.com

HAVANA TIMES – Para Tony, un joven cuentapropista de Mayarí, es normal pasar trabajo con la burocracia. No entiende la razón, pero ya es lo normal. Lleva un mes entero armando su “negocito” de grabación del “paquete semanal” de materiales audiovisuales y aún no puede comenzar.

Para mejorar sus ingresos decidió dejar de trabajar en su casa y trasladarse a un portal alquilado en un área más transitada. Pero no ha sido sencillo que digamos: tuvo que cambiar su dirección para ese lugar, lo cual es un trámite engorroso.

Para empezar debe ir el propietario para el autorizo legal y hacer la cola todo el día. Acto seguido cambiar el Carné de identidad, que demora cuando menos 15 días. Luego, renovar todos los documentos de la patente para que tengan también la nueva dirección. Al menos, otra semana de espera.

Son meros enredos y normativas visiblemente innecesarias, que solo sirven para joder, pues no tienen lógica perceptible para los cerebros comunes.

Por otro lado, César es un emprendedor con vista larga. Llegó a La Habana desde Oriente sin nada de nada. Apartó su título de ingeniero, que lo ataba al Estado y al mísero salario, y viviendo agregado fue albañil y luego corredor de casas. Claro, cuando las nuevas leyes permitieron la compra-venta.

Reinvirtió ganancias una y otra vez hasta que compró su primer inmueble en la capital. Ahora, diez años después, “entre compras, ventas y mi última incursión en la renta a turistas, ya tengo cinco propiedades distribuidas entre Centro Habana y la Habana Vieja, en el negocio de renta”. -comentó.

Pero la ley no permite que pueda tenerlas todas a su nombre, solo una, lo cual implica riesgos.

“Debo confiar en la honradez de amigos y parientes, que me sirven de ‘propietarios legales’ tanto para las casas como para las patentes. Por supuesto, que los retribuyo por el favor y las molestias burocráticas que lleva implícito”. -agregó.

Son solo dos ejemplos de aberraciones, entre las miles de todo tipo inimaginables que ahora mismo existen en el sector no estatal cubano. Ambas son reales.

Crecer, para un cuentapropista, únicamente puede ser a base de inventos e ilegalidades impuestas por el Gobierno, pues el objetivo es que no lleguen muy lejos. Y para trabajar hasta en un negocio mínimo, por muy pequeño y simple que sea, lleva tantos trámites y requisitos que parece que lo que tienes es una gran transnacional.

Mucho se ha hablado en todos lados de la apertura raulista al sector privado.Incluso en sus inicios fue visto como ‘punta de lanza’ de los cambios más profundos que necesita el país para salir de la crisis general en que se encuentra.

Sin embargo, tras más de una década de gran pausa y poca prisa, el Gobierno, lejos de de fortalecer y estimular al sector privado, lo debilita. La parada indefinida del otorgamiento de nuevos permisos, la limitación feudal al alcance territorial de las cooperativas no agropecuarias y la anulación de algunas actividades, son síntomas de retroceso.

Nadie sabe cuál es el plan real estatal para revertir la crisis aguda del sistema, porque evidentemente lo que muestran y hacen no es un plan viable, es lo peor de lo mismo, lo peor del falso socialismo radical y lo peor del capitalismo salvaje.

Se pensó que estaban implementando, ya con demasiada cautela, un modelo similar al chino. Que aunque sigue rígido en lo político, se ha abierto a las libertades económicas. Pero lo poco que hacen por eliminar verdaderamente el bloqueo, la lentitud en aceptar negocios de inversión extranjera y eéste tratamiento despectivo hacia los emprendedores domésticos, dicen todo lo contrario.

Mientras se arma o se desarma el rompecabezas político y económico cubano, nuestro incipiente sector privado sobrevive burlando leyes antinaturales, soportando una burocracia gelatinosa y corrupta, e inventando de todo para mantenerse a flote y crecer, al menos, un poquito.

Celebremos a aquellos que a pesar de todo tienen relativo éxito. Y esperemos que pronto estos embriones de eficiencia puedan despegarse libremente, para que contribuyan con todo su potencial al bienestar futuro de nuestra diezmada Patria.

3 thoughts on “Azares del incipiente sector privado en Cuba

  • Espera sentado, en cuba habrán cambios reales en vente años mínimo

  • Tienes mucha razón OSMEL, muchas trabas y la ausencia de regulación e incentivos para que la actividad privada y cooperativa no sea otra economía del robo y la corrupción, como la estatal. El Cáncer es la economía estatal y lo que hace el estado es colocar a la empresa privada y la cooperativa en peores condiciones y sin garantías legales y reales para demostrar su eficiencia.

  • y mientras tanto los hombres de negocio del gran capital desayunan, almuerzan, meriendan, toman champaña en FIHAV 2017.

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