Asa el irlandés y las chicas del Nuevo Mundo

Historietas de turistas en Cuba

Vicente Morín Aguado*

Una calle de La Habana.

HAVANA TIMES — Asa Cusack es uno de esos auténticos trotamundos de estos tiempos. Si existe la “sana envidia”, sería uno de los sentimientos que guardo sobre aquel joven irlandés a quien conocí en el parque de La Fraternidad, mirando asombrado la inmensa mole del Capitolio habanero.

Es que aquí en Cuba, nos caracterizamos por ser los pobres-ricos, le dije; frase suficiente para iniciar una conversación aún en suspenso, a pesar de que no puedo saber exactamente dónde se encuentra ahora mi larguirucho amigo, a quien mi esposa llama mi hijo.

En Latinoamérica, por lo general, nos gastamos todo en muy poco tiempo, para impresionar o tal vez por disfrutar lo que nos viene dado solamente de vez en cuando.

Tal fue este edificio, considerado mayor que el original de Washington, repleto de bronces, mármoles, espejos y maderas preciosas, cuyo precio pagaron inicialmente los mismos americanos, como préstamo otorgado a nuestra pequeña y pobre nación.

Hoy el enorme edificio neoclásico es atracción para turistas, además de sede de la Academia de Ciencias de Cuba; sabia decisión del poder revolucionario, al abolir el sistema político-representativo anterior, que daba cabida en sus lujosos salones al Congreso de la República, copia en miniatura del sistema creado por los gringos.

Con estas y otras explicaciones, fuimos intimando Asa y yo, rumbo a un lugar cercano disponible para una bebida refrescante, cosa obligada en las tardes veraniegas, cuando el perro se echa a descansar y no responde al amo, según el decir popular.

La sorpresa adicional, para mi, resultó ser que el irlandés era profesor de inglés de Oaxaca, México, por lo cual hablamos claramente en español, sin necesitad de auxiliarme con mi limitado inglés.

Terminamos en mi casa, porque el caminante sin rumbo fijo que es Asa Cusack, prefirió lo humilde de mi morada a los lujos de una renta en el residencial barrio de “El Vedado”, donde además de pagar mucho por cada noche, le birlaron buena parte de sus abastecimientos personales, sirviéndole platos de mal gusto y poco volumen.

Todavía guardo fotos del irlandés comiendo a toda boca, la comida criolla que mi esposa le servía, como si fuera su propio hijo. Estaba a sus anchas y para nada quejoso por la estrechez del cuarto, el baño sin ducha de agua caliente o fría, o cualquiera de esas otras “comodidades”, tan propagandizadas cuando de turistas se trata.

Los conflictos, si realmente puede pensarse que los hubo, llegaron al paso de su andar desgarbado, sonrisa plena, junto a la innegable condición de extranjero, europeo por más ver, en Cuba.

Por aquellos días me invitaron a la actuación de una nueva orquesta en una de las populares discotecas de La Habana, y allí nos fuimos Asa y yo.

Confieso que no esperaba tal acogida, el irlandés mucho menos. La mesa era un hervidero de visitas, y no sólo de chicas, cosa natural cuando de un turista de trata.

Mi joven amigo pudo alcanzar cualquiera de las muchas propuestas que le ofrecieron, de mujeres o de negocios inclusive, pero fiel a los incesantes guiños de mis ojos, dejó a todos plantados, incluyendo para mi pesar a la gente de la agrupación musical debutante.

Con Asa las anécdotas fueron muchas, porque el buscaba una muchacha lista para acompañarlo en su próxima aventura por el mundo, verdadera quimera en nuestras tierras.

Creo que hablaba para sordos. Fue poco comprendido y se marchó de Cuba con los motes de “tonto”, “tacaño” e inclusive el peor: ¿será que acaso no le gustan las mujeres?… Pero no era cierto, tal como me consta, además de la vista infalible de mi esposa, quien lo recuerda igual que a un hijo propio.

Nos fuimos al aeropuerto mitad cogiendo “botellas”, mitad en un taxi, por el temor de llegar tarde. Después nos mantuvimos en contacto por el Correo electrónico. Asa siempre pidiéndome consejos difíciles de responder.

Un día, estando mi “hijo irlandés” en Londres, recibí el siguiente cuestionamiento suyo:

“Querido amigo mayor, como sabes, traje a esta ciudad a una muchacha muy bonita de Oaxaca, con la idea de vivir juntos por el resto de nuestras vidas. Ella muy contenta con el Big Ben y todo lo que tú conoces. Ahora le digo para irnos a la India, con mochilas, sin plan, para un buen tiempo. Me fascina ese país.”

“María Guadalupe me ha mirado con ojos de odio como jamás nadie me miró antes. No hay paz y debo pagarle el regreso a México. No entiendo, antes de esa propuesta todo iba bien, incluso en lo íntimo que sólo a ti te cuento. ¿Tienes una respuesta?”

¡Vaya problema el de una respuesta! Le comenté a mí esposa y, un tanto adolorida, finalmente terminamos sonriendo, pero verdaderamente molestos por lo crudo de la realidad:

“¡Imagínate!, sacó a la mexicana de guajaca, la llevó a Londres. Esa muchacha encandilada con lo mejor de este mundo, para que Asa, de ingenuo, venga a ofrecerle irse a la India, que es como volver a México!

Andábamos más menos diez años antes del presente, al decir de los arqueólogos. Yo nervioso ante la pantalla del computador, cuyo reloj es una cuenta descendente en moneda convertible, algo igual a mis escasos dólares para responderé al larguirucho irlandés.

“La respuesta es que te vayas a la India, olvides a la guadalupana, pues nunca realmente te quiso, como bien me aconseja tu mamá cubana.”

“Hijo, haz tu voluntad por este andar, ya que esa es la oportunidad que tienes. Tal vez en Calcuta o Bombay aparezca la muchacha requerida. ¡Mira que las hindúes tienen fama de bonitas!”

—–

(*) Vicente Morin Aguado: “Mi intención es la verdad, aunque el camino sea difícil y sólo pueda obtener una certeza capaz de abrir nuevas interrogantes. Mi brújula es el sentido común, que conduce a la solidaridad y si lo acompaño del equilibrio, puedo alcanzar una buena cuota de justicia. Soy maestro, hijo de maestros, por eso mi vocación es preguntar y responder. Soy Cubano de Cuba y vivo en Cuba. Cualquier hora me agrada para el intercambio, venga de donde venga el mensaje.”

4 thoughts on “Asa el irlandés y las chicas del Nuevo Mundo

  • genial vicente , no se puede ir por la vida con tanta ingenuidad, lo que te den cogelo le dijo la madre de la mexicana antes de salir pa londres

  • Ese chico irlandés vive en el Primer Mundo, donde los jóvenes se pueden permitir el lujo de hacer lo que les gusta en lugar de lo que les conviene.

    Cuando llegan al Tercer Mundo no comprenden la realidad de unos jóvenes que no pueden hacer lo que les gusta porque no tienen mas remedio que hacer lo que mas les conviene, incluyendo casarse con un extranjero del Primer Mundo para resolver la vida.

  • muy bueno!!! gracias!!!

  • “guajaca”

    Jajajjajajajaa… das pena, mi paria, eso de donde lo sacaste; lo has de haber copiado exactamente de donde camawey, o de donde mismo sacas matansas… estas comiendo la puntica de la cola del cochino, rabillo pero de otro congener tuyo. Mae, los nombres propios no se traducen a tu calo. Vaya, que digo que te hace falta camino, y no es cuento para rehilar con las trabas pa’ salir y el veneno ese que todo mundo tira para descargarse. Que la cosa es seria, yo pase por ese monte hace rato y no podrias entender si alguien te dijera que es cuna de tremendos fotografos a nivel internacional, ni que tantos escultores, pintores y alfareros quedan apostados ahi mismo en OAXACA porque esa luz y ese aire de esos lares pega como solo en Bahia, en algunos puntos de New Jersey, en Cartagena y en Matanzas… vaya, te digo que le pongas respeto al asunto, que provocas que quien lea esta vaina piense que el grueso de la gente de aca de la Isla somos igual que tu. Awita con eso, broder!

Comentarios cerrados.