¡Adiós… Nicaragüita!

Llegada de la 1ª Brigada de Trabajo Alemana a Managua, con Ernesto Cardenal (izquierda). (21/12/1983)

Esa sentida y escueta exclamación de solo dos palabras, es el título del testimonio de Matthias Schindler, un ciudadano alemán solidario con Nicaragua

Por Onofre Guevara López (Confidencial)         

HAVANA TIMES – Esa amorosa exclamación podría ser el piropo de un joven de cualquier otro país, dirigido a una exiliada nicaragüense. Igual podría ser la dolorosa despedida de alguien que se marcha de su país hacia el exilio voluntario o por la fuerza autoritaria de quien lo persigue para deshacerse de sus actividades y sus críticas políticas, tal como les sucede a centenares de miles de mujeres y hombres que son obligados a dejar su tierra para no ser encarcelados.

Muchos otros motivos podrían existir para que una o un nicaragüense hiciera tan sentida exclamación de despedida en el momento de abandonar a su patria. Sin embargo, esa sentida y escueta exclamación de solo dos palabras, es el título del testimonio de Matthias Schindler, un ciudadano alemán, cuya ciudad de residencia, Hamburgo, le había quedado pequeña para su amor solidario con el pueblo nicaragüense durante su lucha contra la dictadura somocista, y la victoria del 19 de julio de 1979 se vino a demostrarlo en la realidad de esta tierra en revolución.

Pero este: ¡Adiós… Nicaragüita! es la despedida definitiva de Matthias, pues… “Mientras el régimen Ortega-Murillo siga en el poder, no volveré a Nicaragua.” Él recuerda que fue un 21 de septiembre de 1983, cuando… “pisé suelo nicaragüense por primera vez en mi vida”.

En efecto, él llegó con la primera brigada internacional de trabajo alemana que se radicó en la ciudad de León, a la cual hermanaron con Hamburgo, y bajo ese hermanamiento organizaron y construyeron obras para beneficio de su población durante muchos años. Y recuerda, con satisfacción, que fueron recibidos por el poeta Ernesto Cardenal, muy conocido y querido en Alemania.

Matthias Schindler, permaneció en nuestro país 38 años de forma alterna, pues tuvo que decir adiós de viajero a sus amigos varias veces, porque iba y volvía con la misma voluntaria solidaridad de sus compañeros alemanes occidentales con los nicaragüenses. Pero el ¡Adiós… Nicaragüita! definitivo, por las razones ya dichas, se lo dio el 21 de noviembre de 2021… ¡después de más 43 años de trabajo solidario con nuestro país!

Durante ese tiempo conoció y cooperó con los esfuerzos del pueblo nicaragüense por darle un curso democrático a su vida dentro de la revolución desde antes de su triunfo, con la cual él se había identificado de corazón y de compromiso. Pero Matthias confirma con tristeza que… “los internacionalistas que una vez llegaron al país, para ayudar a construir una sociedad autodeterminada, son ahora acosados y boicoteados por el Gobierno”.  Esto lo dice en referencia a una de las cuatro leyes fascistas que condena como “agentes extranjeros” a quienes reciben solidaridad internacional para palear algunas necesidades de carácter social.

Matthias también conoció muy bien el proceso de descomposición que encabezó el orteguismo hasta degenerar en la actual dictadura, porque: “Durante ese tiempo, especialmente en León, pude sumergirme profundamente en la sociedad nicaragüense y conocer la Revolución Sandinista desde adentro. Sin embargo, a pesar de toda la simpatía del pueblo y todo el apoyo a su Revolución, en muchas situaciones quedó claro que el sandinismo carecía de una democracia interna…”

De eso, y mucho más, Matthias ya había dejado constancia en su libro editado en alemán y castellano Del triunfo sandinista a la insurrección democrática: Nicaragua 1979-2019, cuyo prólogo me cupo el honor de escribir. El libro lo publicó apenas un año después de los sucesos de abril de 2018, y en el que recoge detalles de las represiones y las masacres con la información de primera mano que en esos días recorrió todo el planeta.

En su escrito de despedida definitiva de nuestro país, Matthias es prolijo en la información sobre la nueva realidad nicaragüense, que para él comenzó con el compromiso reaccionario de Daniel Ortega con las iglesias católica y protestante, más todos los partidos políticos de derechas, para la prohibición absoluta del aborto (2006).

Y, en su última visita a Nicaragua (2021), Matthias dice que le bastó llegar para observar el miedo reinante: “miedo en las calles, en el restaurante, en el autobús, en el taxi, miedo a los vecinos, a los superiores, a los controles policiales en las carreteras”.

Recuerda también la frustrada relación que hubo entre la revolución y la religión después de la complicidad derechista en contra el aborto terapéutico, ahora es una relación convertida en persecución, pues sabe que… “Obispos y sacerdotes han sido agredidos físicamente y sometidos a una campaña de odio e insultos que ha obligado a algunos de ellos a abandonar el país”.

Igual denuncia y condena le merece a Matthias la situación de los “Intelectuales que dieron a la Revolución Sandinista un toque de frescura y alegría, ahora son perseguidos y acusados de traición a la patria”. En particular, se refiere a Sergio Ramírez y a Gioconda Belli.

El nuevo texto que comentamos y conocimos vía correo electrónico, podría ser un próximo libro de Mathías sobre la situación de Nicaragua por la abundante y actualizada información que ofrece sobre la nueva realidad, en total contraste con la realidad que él comenzó a conocer hace tantos años atrás.

Tampoco falta el testimonio sobre personas que para él fueron importantes en sus años de vida en nuestro país, como el entonces alcalde de León Luis Felipe Pérez; y el último alcalde sandinista de León antes de la irrupción del orteguismo destructor, el difunto Rigoberto Sampson. Expresa con respeto y admiración sobre la doctora Vilma Núñez de Escorcia, por su incansable y valiente defensa de los derechos humanos frente a todo poder arbitrario.

Pero, pese a las diferencias que ahora lo distancian políticamente con algunos personajes que con él trabajaron en la solidaridad con León, los recuerda con respeto, tanto, que no los menciona por su nombre cuando critica su posición política actual, lo cual habla mucho de la sincera amistad de Matthias. Él mantuvo una polémica amigable con ellos respecto a la dictadura Ortega Murillo, la que defienden ciegamente por “sus obras de progreso”. Matthias recuerda sus respuestas al respecto con los siguientes ejemplos que les fueron cercanos en su vida:

“Las autopistas bajo Hitler (en Alemania) o el progreso industrial de la Unión Soviética bajo Stalin no son justificaciones aceptables para su reinado de terror. Y les hizo preguntas como esta, muy cercana a nuestra realidad actual: ¿De qué les sirven los hospitales, las carreteras o las calles adoquinadas a los miles de nicaragüenses que se ven obligados a salir huyendo del país?

“Pero, sobre todo –y esto es lo crucial— escribe Matthias: las carreteras asfaltadas, o los nuevos hospitales, no son argumento alguno cuando se trata de libertad y democracia”.

Más de la experiencia de Matthias Schindler…

Al margen de estas cuartillas

*”Me despedí de un país por cuya liberación y cuyo desarrollo había dedicado más de cuarenta años de mi vida política…”

*Para hacer ese último viaje, Matthias pensó en que el libro que había escrito le podía causar problemas, y no se equivocó…

*”¡Ahora me tratan como un traficante o un espía imperialista!”, exclamó en su ensayo…

*”Es cierto que, a diferencia de muchos más, al final logré entrar a Nicaragua…

*Pero difícilmente puede acostumbrarse uno a la idea de tener que soportar un trato humillante una vez más…

*Y por eso, tomó la decisión ya vista: “Mientras el régimen Ortega-Murillo siga en el poder, no volveré a Nicaragua…”

*Veamos otro ejemplo de la puerilidad del criterio de los orteguistas fanatizados, cuando platicó con uno de ellos en su último viaje…

*Cuando Matthias le habló sobre el injusto encarcelamiento de Dora María Téllez, Hugo Torres y Víctor Hugo Tinoco…

*Le contestó: es que… ¡”ellos fueron los responsables militares del intento de golpe de Estado del 2018!”…

*Con esa respuesta, su interlocutor orteguista, fingió desconocer el hecho histórico de que los jóvenes se insurreccionaron espontánea y cívicamente contra la dictadura, al margen de todos los partidos políticos…

*Pero cuando le recordó al orteguista leonés el secuestro de la novela de Sergio Ramírez y su persecución, la puerilidad se revolvió con la estupidez:

*De eso no me doy cuenta, respondió el orteguista…¡”porque no he ido a Managua”!

Hasta la próxima, Matthias, cuando la Nicaragüita esté libre de esta sentina dictatorial en la que se obliga a vivir a la mayoría de los nicaragüenses.

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